Capítulo 50

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50

Rebecka

La tensión se sentía en el aire mientras mi madre seguía retando a los Ackerman.

—¿Cuantos hijos tienes Ariel? ¿2? ¿3 y medio?, o 4...

Todo el mundo se quedó perplejo.

—¡Oh si!, él es el rey de las mentiras, tiene una doble vida, nada de lo que ven es como parece, no se sorprenda, es malévolo y vengativo, no quiere a nadie, solo ve por el mismo.

La vergüenza inundó mi cuerpo, mi madre estaba parada ahí, humillando a una persona, mi sangre se puso helada, mi único pensamiento fue caminar entre la multitud y arrancarle el micrófono de más manos. Eso la sorprendió y abrió los ojos como platos al verme ahí.

—¡Rebecka! ¿Qué haces aquí?, tú no puedes estar aquí—alzo la voz con desespero.

—¿Que carajo estás haciendo mamá?

—Hija... ¿qué haces aquí? ¿qué haces con esta familia?

—Es la familia de mi novio mamá.

—¡No!, tú no puedes mezclarte con un Ackerman.

—¿De qué hablas mamá?

—No puedes estar con él—su respiración se corto.

—¿Por qué?, déjame ser feliz por una vez en mi vida, deja de arruinar todo lo que quiero.

—¡Tu eres una Ackerman!—alzo la voz tan fuerte que mis oídos dolieron.

No se si fue el impacto de la noticia o que llevaba horas sin comer, pero sentía como mi cuerpo se desvanecía en cuestión de segundos, no podía controlarlo, mis piernas fallaron y mis manos no reaccionaron a tiempo y cuando reaccione ya estaba tirada en el césped con todos alrededor de mi.

Alessandro

Ver a Rebecka desvanecerse frente a todos, hizo que mi corazón se detuviera por un segundo. Y todo por la culpa de las imprudencias de su madre, no era el momento ni el lugar para confesarle algo así.
Corrí hacia ella y de inmediato aleje a Regina.

—Es mi hija—grito desesperada.

—Ya has hecho mucho por hoy—dicte.

Mi padre ordenó que se llevaran a Regina y yo cargue entre mis brazos a Rebecka y nos metimos a la cabaña, en cuestión de minutos apareció un doctor conocido de la familia y comentó que solo fue un simple desmayo. Pero tardo en despertar, aproximadamente una hora después volvió a abrir poco a poco los ojos.

—¿Qué ocurrió?—murmuró en voz baja mientras veía a todas partes.

—Te desmayaste—respondí.

Solo estaba yo ahí, Camilla se acababa de ir, aunque no se quería despegar.

—¿Es cierto?—pregunto.

—¿Qué?

—¿Qué soy una Ackerman?

—Becka...

—Responde—ordenó con seriedad.

—No me corresponde a mi decirlo.

—¿No te corresponde?, se supone que eres mi novio.

Sonreí un poco, eso se escuchó bonito.

—Lo soy, pero me refiero a que eso debe decírtelo tú madre.

Suspiro—Bien, ¿dónde está?—intento levantarse de la cama pero la regrese de inmediato.

—No te vas a levantar.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora