Ackerman I: El clan Ackerman (+21)

Capítulo 57

57

Rebecka

—Entonces... ¿tuve un accidente?—pregunté nuevamente.

Cami asintió por milésima vez. Llevaba horas aquí, intentando contarme todo lo sucedido, el porque desperté en una cama de hospital si mi último recuerdo era estar en una fiesta con ella.

—¿Yo estaba conduciendo y mi madre iba a mi lado?.

Ella asintió—Tu mamá está bien, solo tuvo una herida en la cabeza, pero ahora está mejor.

—¿Y respecto a cierto hombre que estaba aquí cuando desperté...?

—Si, respecto a eso...—carraspeó—Tómalo con calma.

—Me asustas Cami...

—Es que...

—¡No me digas! ¿Lastime a alguno de ellos y ahora me odian?—pregunté alarmada.

—¡No! ¡No!, nada de eso—aseguró.

—¿Entonces...?

—Estoy saliendo con su hermano Alexis—confesó con seriedad.

Vaya...

Eso si que no me lo esperaba.

—¿Cuándo ocurrió?—pregunte.

—Hace unos meses... verás, ellos se cambiaron a nuestra escuela y fue así como comenzamos a hablar.

—¿Se cambiaron a nuestra escuela?

Cami asintió.

—Entonces comencé a juntarme más con él y me di cuenta que me gustaba mucho.

—¿Qué opinan Lion y Luna de esto?—cuestione algo preocupada.

No es un secreto que esa familia no es la favorita de los Garber.

—Si... respecto a eso, ¿ves este moretón?—apunto hacia una mancha lila que adornaba su mejilla.

Asentí.

—Eso es lo que opina mi madre.

—¿Te golpeo?—me sentía asombrada.

—Si, pero papá solo hablo conmigo, sabes que él es una persona muy pacífica.

—¿Te dio un sermón?

—Sabes que si, pero al final de cuentas, entendió que uno no elige de quien enamorarse.

—¿El amor fue correspondido?, es decir, Alexis siente lo mismo.

—Si, siente lo mismo.

—Entiendo, me alegro por ti Cami, jamás imagine esto, pero mereces ser amada, aunque no respondiste mi pregunta—insistí.

Suspiro—Allá voy... puede que tú también tuvieras algo que ver en mi situación con Alexis.

—¿Fui tu cupido?

—No exactamente pero mientras yo coqueteaba con Alexis... probablemente tú hicieras lo mismo con Alessandro...

Después de eso lance la carcajada más larga de mi vida. Me reí tanto que sentí que mis pulmones rogaba por oxígeno, algunas lágrimas viajaron por mis mejillas y agradecía que Cami estuviera aquí, haciéndome reír.

—¡Ay amiga!, tú sí que eres cómica—finalmente respondí después de reír tanto.

Limpie mis pequeñas lágrimas de risa y vi su cara de seriedad.