Capítulo 17

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17

Rebecka


Toda la noche pensé.
En todo lo qué pasó este día, y lo que hablé con Alessandro.

La Becka del pasado hubiera estado feliz de saber que Alessandro supo de su existencia y que está tan cerca. Pero la Becka de hoy, no está contenta con eso. Y aunque siempre he tenido sentimientos por él desde el fondo de mi corazón, se que estar a su alrededor no es lo mejor para mi.

Muy apenas puedo controlar mi vida, mi familia y mi alrededor, mucho menos podría hacerlo teniendo a alguien como Alessandro Ackerman cerca de mi.

Por eso debería enterrar los profundos sentimientos y olvidarme de todo, alejarme y dejar que él siga con su vida, metiéndose con cualquier chica y embriagándose.

Eso sería lo mejor.

Anoche llegué y me encerré en mi habitación, hoy por la mañana me desperté más temprano.
De verdad estaba evitando a toda costa encontrarme con mi madre, y lo logré, pues no la había visto desde la discusión de ayer.

—¿A donde fuiste anoche?—pregunta mi mejor amiga.

Suspiro—A tomar aire, está abrumada.

Juego con la comida fría que reposa en mi plato.

—La manera en la que reaccionaste es totalmente entendible.

—Estoy muy molesta con ella, ni siquiera quiero verla, tanto así que hoy me tuve que venir caminando con tal de no entrar a su habitación y tener que tomar las llaves del auto.

—Eres muy orgullosa...

—Bastante.

Termina nuestro día, los padres de Cami pasan por ella y se ofrecen a llevarme, me niego, quiero ir caminando a casa, necesito pensar en que le diré a mi mamá.
Camino por la acera, hasta que el claxon de un auto me hace sobresaltar.

Volteo con el corazón latiéndome y me encuentro a mi madre, conduciendo mi auto.

—Sube hija.

—No—continuó caminando.

—No lo volveré a repetir Becka...—insiste.

—Ya te dije que no, acepta la respuesta y márchate.

—Algún día tenemos que hablar Rebecka, deja de ser tan inmadura.

—Y tu deja de ser tan irresponsable.

—Rebecka—sisea.

Comienzo a caminar más rápido, pero ella me sigue con el auto, enfoco un auto aparcado frente a mi, cruzo corriendo la calle, abro la puerta del coche negro y me meto en él sin importar nada. Respiro hondo y volteo para ver al conductor de ojos verdes.

—Fresita...—susurra.

Y yo trago duro.

Solo tenía que hacer una maldita cosa, subirme en un auto ajeno, pero me subí al del menos indicado.

—¡Carajo!—maldigo en voz alta.

—Esa boquita...—regaña—Cuidado, no querrás que un día de estos te reprendan y no de una buena forma.

Esas palabras causan fuertes estragos en mi sistema.

Volteo hacia la ventana y veo que mi madre está aparcada a nuestro lado.

—Arranca—ordenó.

—¿Qué?

—Por favor... arranca.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora