Capítulo 37

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37

Rebecka

Sus labios devoraron los míos y comenzaron a bajar por mi mandíbula. Sus manos dejaban huella en cada centímetro de mi cuerpo, no podía controlar mi corazón, sentía que se iba a salir de mi pecho por la intensidad del momento.
Después sus labios regresaron a mi boca y fueron correspondidos, mis manos alrededor de su cuello, sus dedos jugando con el elástico de mi bañador, torturándome lentamente. Su lengua pidiendo permiso para adentrarse y jugar con la mía, fue un permiso concedido.

Todo se sentía como un verdadero sueño hasta que alguien intentó abrir bruscamente la puerta en la cual descansaba mi espalda. Eso me hizo empujar de inmediato a Alessandro, tome mi toalla la cual estaba abandonada en el suelo y me cubrí rápidamente.

Alessandro parecía tranquilo, solo se reía de lo nerviosa que estaba.

—¿De qué te ríes?—susurre algo enfadada.

—De lo intranquila que estas.

—Alguien está afuera...

La puerta volvió a sonar y eso me puso de nuevo los pelos de punta.

—Nos van a atrapar..—murmure preocupada.

—¿Y eso te preocupa?

—Si es Will, claro que me preocupa.

—No entiendo qué haces con él, ni siquiera te interesa realmente.

—No finjas que sabes lo que me interesa, no es tu asunto.

—Si lo es, porque es mi primo, es parte de mi familia.

Rodé los ojos y me crucé de brazos.

—¿Estas ahí Alessandro?—grito Will a través de la puerta.

Inmediatamente voltee a ver a Alessandro.

—Contesta—ordene con un murmuro.

—No pienso abrirle—demando.

—¿Por qué? ¿Acaso estás loco?

—¡Porque tengo una maldita erección Rebecka!—murmuró entre dientes.

Me fue imposible no bajar la mirada y comprobarlo por mi misma.

Ladee la cabeza y me mordí el labio sin dejar de ver hacia su evidente problemita.

—¿Quieres dejar de verlo como si fuera un extraterrestre?—quejó en tono molesto.

—Buscó la manera de ayudarte.

En sus labios se formó una sonrisa maliciosa.

—¿Piensas devolverme el favor?—murmuro en un tono muy seductor.

—Está vez si estás en apuros.

—Entonces ayúdame...

Sonreí—Solo si tu me guías.

—Sería un placer...

Mis dedos jugaron con su elástico hasta que finalmente me atreví a meter la mano dentro de ellos, roce mis dedos contra su polla evidentemente necesitada de contacto. Lo vi respirar hondo y justo en ese momento supe que yo tenía el control. Alessandro siempre lo tenia pero ahora y solo en este momento yo podía controlarlo a él y lo hacía a mi antojo.
Mi mano se deslizó alrededor de su largo miembro y Alessandro puso su mano justo arriba de la mía, y comenzó a guiar mis inexpertos movimientos.

Arriba y abajo, lento y rápido, su respiración comenzó a ser agitada y pesada, lo único que salía de sus labios eran pequeños y suaves gemidos mientras yo seguía acariciando su polla justo como él lo deseaba. Alessandro tomo fuerte mi mano y comenzó a moverla la suya mas rápido, comencé a obedecer y hacer justo lo que el deseaba. Su abdomen se contrajo y algo viscoso y desagradable cayo en mi mano. Al sentir el liquido en ella inmediatamente la saque de sus shorts vi algo blanco.

Mi rostro de confusión era evidente, eso lo hizo sonreír.

—¿Qué? ¿Nunca habías visto semen?—pregunto en tono burlón.

Lo dijo tan tranquilo que incluso creí que había escuchado mal.

—Había oído sobre el...—seguía observándolo cuidadosamente en mi mano.

—¿Dónde? ¿En la clase de educación sexual?

Hice una mueca de desagrado—Tal vez...

—Pareciera que eres nueva en esto—murmuro.

Pues porque si lo soy...pero al parecer él cree que no.

Eso quise responderle, solo negué con la cabeza y lavé mis manos en silencio. Al parecer Will ya se había ido, pero regresó e insistió de nuevo en entrar. Fue ahí cuando me encerré en un cubículo y obligué a Alessandro a que abriera.

Me senté en el inodoro cuidando que no se vieran mis pies.

La puerta se abrió y unos fuertes pasos retumbaron en el piso.

—¿Estás bien?—pregunto Will.

Alessandro suspiro—Si, creo que la comida me hizo daño.

—De acuerdo, iremos a casa, solo ayúdame a buscar a Rebecka.

Algo se movió dentro de mi al escuchar mi nombre.

—¿A buscarla?—pregunto Alessandro.

—Si, no la encuentro, dijo que iba al baño pero su amiga dijo que no estaba ahí.

¡Maldita Cami!, no pudo cubrirme.

—Pues entonces vamos a buscarla—insistió Alessandro.

Se escuchó como se abrió la puerta y después se cerró.
Fue cuando finalmente pude respirar hondo y bajar los pies.

Espere algunos minutos para finalmente poder salir del baño y regresar con los chicos como si nada hubiera pasado, se que iba a ser complicado, lo sucedido en aquel baño acaba de darle un giro a mi vida.
Estaba dispuesta a ponerle un alto a Alessandro y a comenzar mi propio camino, quería saber que era lo que él tanto ocultaba, pero no pensé en que se podrían poner difíciles
las cosas.

Regrese como si nada y me senté.

—¡Hey! ¿Dónde estabas?—pregunto Will.

—Creo que le perdí buscando los baños.

—Pues que bueno que ya no estás perdida—intervino Alessandro.

Puso una sonrisa maliciosa y se la regrese.

—¡Becka!—grito Cami.

Me levante de mi silla y me acerque a la orilla de la alberca.

—¿Dónde estabas?

Suspire—Después te cuento todo.

—¡Al agua patos!—gritaron en mi espalda.

Segundos después sentí unas manos en mi cintura que me cargaban y me lanzaban con suficiente fuerza hacia la alberca. El agua se metió por mi boca y mi nariz, luché por salir a la superficie lo más rápido que pude e intente respirar.

—¡Alessandro!, eso no estuvo bien—reprendió Will.

Yo solo lo miraba con odio mientras intentaba sacar el agua de mis oídos.

—Eres un idiota—murmuré.

Sonrió.

—Este idiota te encanta—respondió.

Rodee los ojos y me aleje lo más posible.

Tenía que controlarlo.

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Nos vemos pronto, besos🫶🏽

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