Capítulo 58

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58

Camille

Caminaba por los largos e interminables pasillos del hospital, me daba escalofríos estar aquí, más aún recordando que los Ackerman exigieron que todo el piso se cerrara por seguridad. Caminaba sola y eso me aterraba, más aún cuando sentí una mano en mi hombro, me sobresalte al sentir un tacto.

—Tranquila, soy yo..—murmuraron.

Voltee y vi a Regina.

—Me asustaste.

—Lo siento.

—Voy con Rebecka—me voltee y continué mi camino.

—Está con Ray, aproveché porque tengo que decirte algo.

Volví a voltear.

—¿Tenemos algo de que hablar?—pregunte sarcástica.

Forzó una sonrisa—Aún que no lo creas.

Apunto hacia unas sillas que se encontraban en medio del pasillo y accedí a sentarme, ella repitió mi acción.

—Escucha, no quiero que ese chico se le acerque a Rebecka.

—¿Te refieres a Alessandro? ¿Su novio?

Hizo mala cara—Ella no lo recuerda así.

—Pero sabes que así es, y ella estaba muy enamorada antes del accidente.

—Necesito tu apoyo Cami...

—No entiendo cual es tu afán de mantenerlos alejados, al fin y al cabo ellos son familia, o algo así.

—No estoy del todo segura de que Rebecka sea hija de Alec—murmuro.

—Pero es una sospecha, mientras no se desmienta, es así, más aparte Ray es su hermano—carraspeo—Hermano de ambos.

—Odio decir esto, pero el accidente vino como anillo al dedo, tú me ayudas a alejar a Alessandro y yo me llevo lejos a mis hijos, así jamás pasó nada.

—No puedo creer que intentes aprovecharte de esta situación, ¿todo siempre se tiene que tratar de ti Regina?

—Solo quiero protegerlos.

—No importa a donde te vayas, ellos siempre serán unos Ackerman, y esa decisión la tomaste tu.

—¿No me ayudaras?

—Jamás, ellos se aman.

—¿Amor?, eso no es amor.

—No se ni porque te hablo de ello, tú no conociste el amor Regina, ni siquiera pudiste darle algo de cariño a tus hijos—me levante—No apoyaré tu plan y si Rebecka quiere tener cerca a Alessandro, así será.

—Mientras yo se lo permita.

—Ni te atrevas a meterle ideas, deja de aprovecharte de su accidente, das lastima, Becka tenía razón, eres una mamá de la mierda.

—¿Y tú mami si es buena? ¿Pegándote bofetadas frente a tu chico?

—Toleraría mil bofetadas si esas me ayudan a aprender, pero no tienes derecho a manipular y meterte en la cabeza de tu hija con amnesia, eso es perverso.

Me di la media vuelta y comencé a caminar hacia la habitación de mi amiga. Me alegro ver a Ray con Becka, ella estaba sonriendo y él parecía contarle una historia.

—¿Se divierten?—pregunte.

—Mucho, Ray me contaba del día que horneamos galletas y quedaron tan duras que las usamos como rocas y se las lanzábamos a los jugadores pijos del colegio de los Ackerman.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Where stories live. Discover now