Capítulo 35

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35

Rebecka

—Pensándolo bien, si es buena idea que te líes con él..—murmuro Cami.

—Shhh, baja la voz.

—¡Relájate!, estamos lejos de él, no va a oírnos.

Regrese mi vista hacia el objetivo, estábamos dentro de la camioneta de Cami, mientras Will Ackerman estaba riendo junto a unos chicos.

Estos días lo habíamos estado espiando, descubrimos que es muy sociable pues ya había hecho amigos en tan poco tiempo. Ahora mismo estaba conversando con un par de ellos afuera del lujoso club que también era propiedad de su familia.

—¿A dónde va?—murmuro Cami.

Will se estaba dirigiendo al interior del club.

—¿Ahora qué haremos?

—Entrar..—murmure convencida.

—¿Cómo haremos eso?, sabemos que necesitamos una tarjeta.

—Nos las arreglaremos—desabroche mi cinturón y baje del auto.

—¡Becka!—grito Cami a mis espaldas.

Camine rápido y subí las escaleras que daban la bienvenida a la gran e imponente entrada del club Ackerman. Cami pisaba mis talones pero yo seguía caminando con la misma rapidez, me escabullí detrás de una gran planta mientras veía como el guardia dejaba entrar a unas señoras muy refinadas.

—No lo lograremos...—murmuro Cami.

—Solo déjame hablar a mi.

Salí de mi escondite y camine con seguridad hacia la entrada, pero el guardia me detuvo.

—Disculpe señorita, necesito su tarjeta.

—¿Disculpe?

—La tarjeta que la hace socia del club.

—Mi tío jamás mencionó una tarjeta.

Suavizó su semblante—Pues lo lamento, no tiene acceso al club sin tarjeta.

—De acuerdo, lo llamaré—saque mi teléfono.

No marque nada, solo lo coloqué en mi oído y fingí una conversación.

—Hola, ¿podrías comunicarme con mi tío?, le habla su sobrina, Lisa Ackerman.

El guardia cambió por completo su rostro.

—No, no moleste a su tío.

Baje el teléfono—¿Disculpe?

—No moleste al señor Ackerman.

—Pero acaba de decir que sin tarjeta no puedo entrar.

—Es una Ackerman, eso la hace dueña de esto.

Sonreí.

—Pueden entrar usted y su amiga.

—Gracias—sonreí de nuevo.

Tome a Cami de la mano y la empuje, seguía impresionada por lo que acababa de pasar.

—No creí que lo lograrás—confesó. 

—Nunca dudes de mi.

Entramos al lujoso restaurante y salimos hacia los enormes jardines, estaba encantada con este lugar, jamás había estado porque costearlo era algo muy caro.

—Ahí está—apunta Cami hacia la cancha de tenis.

Sonrió y comienzo a caminar. Y me siento en una mesa algo cercana a la cancha. Y los observamos jugar.
Esta Will y Alexis, después se une un tipo con gafas que es imposible no reconocer como Alessandro, juega como todo un experto y gana algunas veces, más bien la mayoría de ellas.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora