Capítulo 71

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Rebecka

Me había puesto mi mejor vestido, incluso hasta me había alisado el cabello, coloqué corrector en mis grandes ojeras, y colorete en mis secas mejillas.

No había querido desayunar nada por miedo a vomitar, y había decidió no llorar, pero cada que no pensaba una traicionera lagrima escapaba.

Todos estábamos listos, era la audiencia final, la más dura, aquí se definiría todo. Volteaba a ver esa casa que había sido mi hogar los últimos meses y me preguntaba que regresaría aquí con mi hermano o sin él.

Esta sería su casa ahora.

Sería tan difícil, a Ray casi no le gustaba adaptarse. Odiaba mudarse, detestaba tener que acomodar su ropa, o despedirse, ya no jugaría en el patio, ya no compraríamos pizza y la comeríamos frente al televisor, ya no haríamos maratones de caricaturas, ni hornearíamos galletas con mucho chocolate.

—Rebecka, es hora...

Mis pensamientos se esfumaron y asentí.

Me subí al auto como pude, y en el camino no dije absolutamente nada, agradecí que Alessandro no insistiera en hacerme hablar y que decidiera que nos fuéramos aparte, no soportaría escuchar tantas voces alrededor de mi.

Cuando llegamos seguía temblando, tanto así que Alessandro tuvo que darme su chaqueta. No deje de temblar hasta que vi a mi hermano llegar a la corte, al verme me regaló la sonrisa más dulce, y justo en ese momento supe que todo estaría bien.

La mayor parte del juicio pasó tan rápido, fue como un parpadeo, aunque en realidad no quería escuchar mucho, eran mentiras tras mentiras. Solo justificaciones de mi madre, quería gritar, estaba harta. Cada que hablaba era una falsedad.

"Todo lo que hice fue por mis hijos"

"Ray es mi vida"

"Soy la madre del año"

El abogado de los Ackerman estaba muy filoso, y la contradecía cada dos segundos, lo que provocaba que se pusiera nerviosa y diera otra versión.
Mi corazón se hizo pequeño cuando Ray pasó a declarar.

—Ray... ¿quién te hace de cenar cada noche?—pregunto el abogado de los Ackerman.

—¡No es relevante!—atacó el de mi madre.

—Déjelo continuar—intervino el juez.

Ray comenzó a ponerse nervioso.

—Adelante, puedes decirme—insistió.

—Becka...

—¿Tu hermana?

Asintió con mucha seguridad.

—Cuando tienes tarea, ¿a quien le pides ayuda?

—A Becka, ella es buena en geometría.

Sonreí.

—¿Y quién va a los festivales de tu escuela?

—Rebecka, algunas veces Cami, pero Becka siempre está ahí.

Puso una sonrisa de orgullo.

—¿Alguna vez tu madre fue a alguno de tus festivales?

Negó—Siempre va mi hermana—aseguró.

—Es entonces cuando me pregunto, ¿a ningún festival señora Cavanaugh?

Se quedó callada.

El receso llegó, y el abogado solo nos daba buenas noticias, y fue aún mejor cuando la respuesta final salió del juez.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora