Capítulo 53

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53

Rebecka

La fuerte lluvia golpeaba las ventanas, mientras yo intentaba conciliar el sueño, no dejaba de observar a Alessandro y su forma extraordinariamente peculiar de dormir. Jamás me había gustado la forma de descansar de alguna persona, pero él era como un ángel, sus labios entre abiertos y su cabello desparramado por todas partes.

Sus facciones se veían más claras y se veía tan vulnerable.

Aunque algo en mi interior gritaba que me quedara ahí, que me arropara junto a él y olvidara todo, mi otro lado me pedía a gritos salir de ahí, tomar mis maletas y huir con mi familia, comenzar de nuevo, olvidar todo el pasado y alejarnos.

Mi corazón lo impedía, no podía solo irme y ya, él no lo merecía, pero Ray no me reciba esto tampoco, no merecía estar con una familia así, tener un padre así. Y en ese momento solo pude pensar en lo mucho que amo a mi hermano y decidí escuchar a mi mente.

Me encerré en el baño y comencé a empacar todo con los ojos llenos de lagrimas y con la vista nublada.
Tome mi celular y solo pude mandar un rápido texto.

"Me iré con mamá y vendrás conmigo, no preguntes nada, solo trata de entenderme, te llevaremos a casa"

Termine rápidamente de empacar, lentamente y con las manos temblorosas abrí la puerta y lo observe completamente dormido.
Tome mi abrigo, mi mochila y comencé a caminar intentando no hacer tanto ruido, me detuve a un lado de Alessandro, no sabía si dejarle una nota, pero no sabría como lo tomaría.

Así que solo salí de ahí sin vuelta atrás.

La cabaña estaba silenciosa, mi madre ya estaba esperándome afuera ya le había avisado. Cami estaba al pie de la escalera cuando baje.

—No cuestionaré tu decisión—fue lo único que dijo.

Salimos por la puerta trasera para evitar encontrarnos algún personal de los Ackerman, estábamos escabulléndonos.

—¿Qué le dirás a Alessandro?—pregunto Cami mientras caminábamos hacia la camioneta de mamá.

—Mañana le explicaré todo.

—Becka, por favor piénsalo bien.

—Cami...

—No lo hago por Regina, lo hago por Ray, no merece estar en una familia así.

—¿Cuando va a ser el día que te pongas tú como prioridad?, toda la vida has pensado en tu hermano, en cuidarlo cuando a ti no te correspondía hacerlo.

—No empieces...

—No quieres escucharme, sabes que tengo razón, tú mamá es una egoísta de mierda.

Voltee a verla furiosa.

—Si no quieres ir esta bien, pero ya para.

—Me quedare, si, pero por que alguien tiene que dar la cara.

—Si tus padres te escucharán defender así a sus enemigos.

—Por que estoy enamorada Rebecka, amo a un Ackerman, si, y al menos yo no tengo miedo de admitirlo, por que me pongo como prioridad, no es mi culpa los problemas que tengan mis padres con Ariel, yo amo a Alexis, y no me interesa nada más... él no es como su padre y tú sabes qué Alessandro tampoco—respiro agitadamente.

—Yo...

—Tu eres una cobarde—murmuro.

—¿Lo soy Cami?, púdrete.

Una lagrima resbaló por su mejilla mientras me daba la espalda y se alejaba de mi. Intente no llorar pero me fue imposible, el llanto fluyó que tuve que quedarme un segundo en el suelo intentando controlarme.

Me dolía porque tenía tanta razón, todo lo que dijo era verdad, yo también amaba a Alessandro, siempre fue así, pero debía seguir, no podía volver.

Tome de nuevo mi maleta y me reuní con mi madre afuera de la cabaña.

—¿Y Cami?—preguntó al verme sola.

—No vendrá, vámonos ya que va a empezar a llover.

Los relámpagos anunciaban que la tormenta iba a regresar y más fuerte y si algo temía era conducir con lluvia pero mi madre lo sabía, no me dejaría conducir así.

—Ten—me lanza las llaves de la camioneta blindada.

—No puedo conducir—murmure con miedo.

—Yo tampoco puedo hija, lo harás tú, eres joven.

—Mamá...

—Apúrate Rebecka.

Tomo mi maleta y la subió a la parte trasera, después ella se subió en el asiento del copiloto.

Carajo.

No tuve otra opción que ponerme en el volante y comenzar a conducir. La carretera era estrecha, iríamos a casa por Ray y después no se, ni siquiera había pensado en que pasaría después, tal vez nos iríamos o tal vez no.

—¿Qué haremos después de ir por Ray?—pregunte.

Mamá me volteo a ver.

—Mudarnos tal vez, no puedo dejar que Ariel intente alcanzarnos.

El trayecto continuó en silencio, sentí mi teléfono vibrar un par de veces pero lo ignoré, la carretera comenzó a llenarse de lluvia, cada vez era más intensa, solo apretaba los dedos contra el volante. En cada curva sentía que la camioneta se derrapaba pero tomaba firmemente el control de inmediato.

Conforme nos alejábamos, la lluvia se intensificaba, intenté poner música para ignorar el horrible sonido de la lluvia golpeando la ventana, pero era inútil, mi madre iba dormida tan tranquilamente que quería abrir la puerta y lanzarla por algún barranco.

Las curvas comenzaron a ser más peligrosas, el vidrio se empañaba y era imposible ubicar la carretera tan oscura.
De un momento a otro ya no tenía control del volante y justo en la última curva los frenos ya no funcionaban.

Lo último que salió de mi garganta fue un desgarrador grito.

—¡Mamá!

Un golpe, mi celular volando por el aire, pedazos de vidrios atravesando mi piel, mi cabeza palpitando y pura oscuridad.

Nos habíamos volcando.

La lluvia no dejó de golpear y ese fue el último sonido que recuerdo.

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Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora