De Vuelta al Horror Parte 13

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En la tarde encendimos una fogata en el patio, y nos cubrimos con una manta esperando ver las estrellas

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En la tarde encendimos una fogata en el patio, y nos cubrimos con una manta esperando ver las estrellas.

Yo me recosté en su hombro, por mí y el fin de semana no terminara nunca. Estaba demasiado a gusto con él.

Se nos acabó el idilio cuando de pronto comienza a sonar el teléfono de Robert.

— Hola Rachel, ¿qué pasa?

Se queda unos minutos esperando tratando de entender lo que decía.

— Tienes que calmarte Rachel, habla más despacio por favor, no entiendo lo que me quieres decir.

A los minutos al parecer se calmó un poco y la cara de Robert se torna en una mueca de pánico y horror.

Colgó el teléfono completamente choqueado.

Me contó extremadamente nervioso de que su ex esposa había salido a comprar con el niño.

Cuando volvieron a la casa, ella fue la primera en entrar y se percató que había sangre en la alfombra. Y algunas cosas tiradas por el suelo como si hubiese tenido lugar una pelea.

De inmediato sospechó que algo andaba mal, le pidió al niño que saliese de la casa. Y comenzó a seguir el rastro de sangre.

Cuando llegó a la habitación, su nueva pareja estaba sobre la cama. Había sangre por todos lados, su cuerpo estaba destrozado y hasta parecía que le faltaban partes, especialmente en la zona del cuello.

Cómo era de esperarse estaba histérica del horror y corrió a llamar a la policía.

El pánico también me invadió a mí. Por la forma del asesinato, presentía que podía ser aquel monstruo del que tanto huía.

Y sentí que no solo yo estaba en peligro. Debía advertirles que escaparan de ese lugar.

— Robert, quién hizo esto es un verdadero monstruo, debes alejar a tu familia de esa casa lo más lejos posible. Saquen solo lo necesario. Es posible que si la policía no lo encuentra todavía este acechando. Cuando salgan de esa casa procura ver que no te siga nadie.

Robert me queda mirando espantado. Y entendió que tenía razón.

Salimos a toda prisa de la cabaña, cuando llegamos a la ciudad le dije que me dejara en el centro y que fuera por su familia a la estación de policía.

Él estaba tan asustado que obedecía todas mis indicaciones. Y se alejó a toda prisa en su auto.

Y nuevamente me quedé sola con mis miedos. Otra vez estaba perdida en mi soledad, sin que tuviera en quien ampararme; mientras Robert corría a salvar a su familia. No pude evitar sentirme miserable.

Caminé hacia el albergue con pesadumbre, por primera vez en mi vida me estaba sintiendo tan bien. Y ahora pasaba esto.

No me di cuenta en qué momento se oscureció tanto y una neblina comenzó a invadir el lugar. Y por ser domingo las calles estaban vacías.

Me faltaban muchas cuadras todavía por llegar al albergue. Entonces comencé a apresurar el paso.

De pronto siento un escalofrío cuando escucho unos pasos que se acercaban detrás de mí. Los sentía cada vez más cerca.

Me di la vuelta rápido y para mí horror, ese monstruo estaba parado justo enfrente de mí. Quedé paralizada y se me fue hasta el aliento. De la impresión solté la pequeña maleta en que llevaba mis cosas.

Ahí estaba ese ser del que creí que había escapado, mirándome con sus intensos ojos, y su apariencia tan inquietante.

— Emily, ¿no sabes que es de mala educación marcharse de una casa sin despedirse? Ni siquiera te molestaste en preguntarme cómo me llamaba. Me siento ofendido. — su voz me ponía tan tensa y de la forma que me miraba, solo me daban ganas de correr. Pero mis piernas no me respondían por el pavor.

Solo atiné a recurrir a la razón, no tuve tiempo ni para urdir un plan.

— ¡Ya déjame en paz, yo no te pedí que me sacaras del agua! — le dije con la voz entrecortada y no pude impedir comenzar a temblar

— ¿Qué pasó con nuestro trato?, ni siquiera te dignaste en responderme. Sabes Emily mi paciencia tiene un límite. — me amenazó mientras acomodaba su cuello como alguien que está haciendo un esfuerzo por contenerse.

— No quiero saber nada de tu mundo. — tomé coraje para rechazarlo.

Y en fracción de segundos, me tomó por el cuello y me empujó contra un paredón.

Sus ojos otra vez mostraban ese azul terrorífico, y de sus labios rojos volvieron a salir los dos colmillos.

— ¿Entonces estás dispuesta a morir en este momento? ¿No sientes curiosidad por saber más de este mundo antes de irte? — preguntó el vampiro con voz tan profunda, que un escalofrió recorrió mi espina dorsal. Sumado al frío de sus manos sobre mi piel, que hacían presión.

— No creo que tengas nada lindo que mostrar. —hablé con dificultad

— ¡claro!, lo dices porque estás encaprichada con tu nuevo juguete, Robert, ¿no? —se notaba molesto, vi como apretaba sus labios rojos conteniéndose de decir quien sabe que improperios.

Y mi corazón latía aún más fuerte por el miedo de saber, que este monstruo conocía de la existencia de Robert.

—Los vi juguetear en tu trabajo y en esa cabaña. Debo admitir que tuve que contenerme mucho para no arrancarle la cabeza y comenzar a ocupar su lugar en esa cama. —apretó más mi cuello y sus ojos se entrecerraban por la rabia.

Yo ni siquiera podía hablar del miedo. Al darme cuenta que supo dónde estaba todo el tiempo.

—Te vez más hermosa aun cuando estas excitada. Y si te preocupa Robert, eso solo depende de ti. — me dijo mientras con la otra mano paseaba sus dedos por mi pelo.

—¿Qué quieres decir? — pregunté preocupada y casi sin aire.


(E)

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now