Entrenando Con Vikran Parte 41

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Mi primer entrenamiento sería con Vikran

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Mi primer entrenamiento sería con Vikran. Estaba nerviosa, se veía realmente fuerte y recordé la pelea contra la bestia. Sentía que si se enojaba podía hacerme añicos.

Y llegué temblando hasta donde me citó él para mi lección. Era un descampado muy hermoso.

—Puedo oler tu miedo a kilómetros Emily, jamás debes dejarte dominar por el miedo frente al enemigo. —me miró muy serio.

Comenzó a enseñarme las formas de golpear con los puños, los pies, como tomar a una bestia para tirarla al suelo. Y las técnicas que me favorecían más debido a mi menor fuerza y tamaño.

Solo estábamos entrenando, pero sentía el dolor de su fuerza. Y cada vez que me derribaba al suelo no era precisamente con delicadeza. Me arrojaba como un costal.

En un momento estaba tan agotada y adolorida que no me podía levantar del suelo. Mis músculos no me respondían.

—¡Arriba Emily! — gritó Vikran— Las bestias no esperarán a que te repongas solo aprovecharán eso para despedazarte. ¡Arriba dije!

Me levanté con un tremendo esfuerzo y seguimos sin descansar.

Para mi suerte los vampiros sanan rápido, Vikran solo esperaba lo suficiente para que pasara un poco el color del moretón o cerrara la herida y volvíamos a la lucha.

Al transcurrir las horas de apoco me iba acostumbrando a esta forma brusca de moverme. Incluso alcancé un par de veces a esquivar los puñetazos, que cuando me alcanzaban me hacían volar varios metros.

Fue un día terriblemente doloroso y agotador a pesar de que era un vampiro.

Cuando terminamos el día Vikran me dio una palmada en la cabeza y dijo

—Bien pequeña, estuvo bien tu primer día.

Yo pensé, ¿qué terrible cuantos días más se supone que debo soportar esto? Y creo que en mis ojos se dejaba ver mi sentir, casi se me salieron las cuencas de la impresión.

Al llegar a la casa Kilian se me queda mirando de arriba abajo y le dice a Vikran.

—¿Estuvieron entrenando o paseando?

—La chica sana rápido Kilian, ha soportado bien su primer día —dijo Vikran

—No quiero tratos especiales Vikran, cuando entrenen has de cuenta que lo haces conmigo porque al momento de defender al clan, deberá responder como hombre no como princesita. —dijo Kilian molesto

—Te aseguro que no la trato como a una princesa Kilian, estoy formando una guerrera. Y ya sabes que tomo mi trabajo en serio. —dijo Vikran con el ceño fruncido

Yo no podía creer que le estuviera pidiendo a Vikran prácticamente que se ensañara conmigo. Y dentro de mi pensé, que bueno que no me veo en la obligación de consagrarme con este sádico. Tenía toda la razón al compararlo con mi padre. Pobre de Daila, ella pensando que encontró a un príncipe.

—¡Escuché lo que acabas de pensar Emily! —dijo Kilian enojado

—¡Qué bueno!, —le contesté sarcástica. — me ahorras saliva.

Y Vikran rio a carcajadas. Y dijo.

—Eres una pequeña fierecilla Emily, me caes bien.

Al otro día le pregunté a Vikran.

—Pero si mi cuerpo no cambiará nunca, no desarrollaré más musculatura que la que tengo ahora. ¿De qué sirve todo este entrenamiento Vikran?

—A diferencia de los humanos, la musculatura y la fuerza que ganas estará dentro de tu cuerpo. Y eso te dará ventajas ante el enemigo que en primer lugar te subestimará por tu apariencia frágil. Es ahí donde debes estar lo suficientemente fuerte y hábil para destruirlos de forma efectiva y rápida. —explicó Vikran

—Claro, recuerdo que cuando la bestia estaba sobre mí, solo te vi en principio como una sombra, tan rápido que no te pude distinguir — y lo miré con asombro

—Exacto. En la batalla todo sucede muy rápido. Instinto, fuerza, inteligencia, agilidad, lo son todo. Y para ser fuerte solo bastan los movimientos indicados y precisos.

Ahora entendía y conforme pasaban los días me esforzaba más.

Al punto que me sentí cada vez más cómoda y en control de mi cuerpo y mis nuevas habilidades, aunque no por ello el entrenamiento dejaba de ser doloroso.

Estábamos descansando un rato y me quede en silencio.

—¿En qué piensas Emily? — dijo Vikran

—En que me hubiese encantado tener un maestro como tu cuando era humana. Hubiese podido defender a mi madre.

—No te tortures más por el pasado, ahora tu madre descansa y tú tienes una nueva familia a quien cuidar.

Familia, pensé. Después de todo no era tan mala mi realidad. Ahora tenía al más fuerte de los maestros que me enseñaría a no ser más débil y consideraba a Neferet como mi hermana pequeña.

En mi mente se grabó cada palabra, cada movimiento. Las lecciones de Vikran eran las que esperé toda mi vida sin saberlo y absorbía todo como si en ello me fuera la vida. Anhelaba ser tan fuerte como él y me esforcé hasta que la sangre salía de mi cuerpo. Por muchos días no existía nada más que Vikran y el conocimiento que me transmitía.

El último día de mi entrenamiento Vikran me advirtió que sería una pelea casi real. Solo evitaría matarme. Pero me golpearía como si de la bestia se tratase. Horas antes me concentré en meditar como él me había enseñado y dejé de lado todo miedo.

Frente a él antes de pelear me dijo.

—Imagina que soy lo que te ha causado más miedo y dolor, lo que más has temido enfrentar.

No pude evitar verme a mí de pequeña y el rostro malévolo de mi padre.

—¿Ya lo tienes en mente? —me preguntó

—Si le contesté

Y en fracción de segundos comenzó a atacarme sin piedad y de la misma forma respondía. Ahora los dos éramos como animales salvajes, despojados de toda piedad el uno contra el otro.

Resistí varios minutos, a pesar de mi cuerpo herido y con sangre. También pude dañar a Vikran. Y en un momento recordé que la fuerza no es solo músculo sino agilidad e inteligencia. Y enrollé mis brazos y piernas tras él de tal manera, que comencé a estrangularlo apretando con todas mis fuerzas y no me detuve.

De pronto apareció Kilian.

—¡Suficiente! —ordenó

Y ambos con Vikran quedamos exhaustos en el suelo.

Vikran me abrazó contento.

—¡Así se hace mi fierecilla! —dijo riéndose y tomando aliento

(E)

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now