La Consagración Parte 58

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Nos fuimos a un cuarto con Mitsu y me sumergí en una tina con esencias.

Me secó y me ayudó a ponerme el vestido que había elegido para el ritual.

Era de color rojo sangre, más atrevido incluso que la invitada acosadora de Kilian. Tenía broches especiales para que me fuera fácil quitarlo por mí misma. Y su corte acentuaba toda mi figura, exaltando a un más mis curvas.

—Ahora vamos a relajarte y a meditar Emily, practicarás los movimientos que incitarán a tu compañero con plena conciencia de todo tu ser.

Los pasos involucraban el movimiento sensual de cada músculo de mi cuerpo, y Mitsu quería que los bailara con plena conciencia de la belleza y todas las características que me hacían única. Eso ayudaría a dejar en libertad mi esencia.

No se trataba solo de incitar a Kilian, tenía que mostrar con mis movimientos quien era yo.

—Y tú eres muchas cosas Emily, baila para el amor de tu vida y muéstrale que no existe para él mujer más valiosa que tú. Que cada movimiento quede grabado en su memoria y en su corazón.

Y respiré profundamente recordando lo que aprendí de las lecciones de los sensuales bailes de oriente. Donde las mujeres dominaban el arte de con un simple baile robar un corazón.

Y me moví comprendiendo que cada paso tenía un significado, que podía expresar con el movimiento de mi vientre y mis caderas lo que sentía mi corazón.

—¿Has comprendido Emily lo que transmite esta danza?

—Si Mitsu, es una hermosa manera de hablar. Nunca me había atrevido a bailar así de forma tan sensual.

—Deja libres tus sentimientos, ya no los reprimas Emily, no eres una mujer hecha para sufrir, si no para disfrutar del amor y la admiración de ese hombre que esta hace siglos esperando por ti — dijo Mitsu y por primera vez vi una sonrisa en su rostro siempre serio.

Me cubrió con una capa negra y nos dirigimos a la sala de consagración.

En la habitación había un escenario, sobre el cual había una cama de sábanas rojas. Y todos los miembros del clan se encontraban rodeando la cama desnudos con capas negras igual que la mía.

Todos esperaban ansiosos recibir esa fuerza vital para su existencia. Y en ese momento sentí en mi ser la presión que significaba liderar a un grupo de seres, que dependían de ti, de tus actos para prolongar su propia vida. La tremenda responsabilidad que eso significa.

Mitsu fue a cambiarse y me dejó con Vikran. Que me miraba emocionado como un padre que entrega a su hija en una boda.

Me di cuenta que alguien había puesto una cinta roja que mantenía alejados a los invitados a una distancia de varios metros. Yannick mentalmente me dijo que eso era para que no interrumpieran los invitados indeseados. Nos daría nuestro espacio sin que interfieran.

Miraba la cara de los indeseables y se los veía más que molestos, seguramente de no poder acercarse. Ya ni había duda que venían a interrumpir el ritual, pero como yo era rebelde en cuerpo y alma con más ganas me entregaría a lo que fuera necesario para consumar la consagración. Solo para que se pudrieran de la rabia.

Toco una campanada del reloj que anunciaba el comienzo de la consagración. Todo estaba preparado para que la consumación se diera justo en el momento del eclipse.

Entonces Vikran me tomó del brazo y Kaia acerco a Kilian.

Leyeron el contrato y nos preguntaron si aceptábamos y dijimos que sí.

—Ahora cada consagrado debe firmar con su sangre el pacto que unirá sus vidas —dijo Kaia en tono solemne.

Mordimos cada uno con Kilian nuestras muñecas y dejamos caer sobre el pergamino de letras doradas unas gotas de nuestra propia sangre.

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now