Sin Derecho a la Privacidad Parte 17

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Creo que dormí algo cuando siento que entra de nuevo el vampiro y trae una bolsa con cosas

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Creo que dormí algo cuando siento que entra de nuevo el vampiro y trae una bolsa con cosas.

—¡Todavía huelo a ese tipo en tu piel, báñate ahora! —y me tiró la bolsa con cosas.

No lo tomé en cuenta, lo que menos quería era deshacerme del recuerdo de Robert.

Entonces volcó sobre la cama todo el contenido de la bolsa. Que tenía ropa y cosas de baño. Seguía molesto sobre manera.

Me levantó del brazo y casi me cuelga hasta el baño. Ignorarlo al parecer empeoraba las cosas. Por que me daba tales miradas de rabia, que si las miradas pudiesen matar ya no estaría en este mundo.

—No tengo problemas por bañarte yo mismo, de hecho, lo encontraría más entretenido. —me dijo mientras abría el agua, y me lanzaba una miradita morbosa.

—¡Aléjate! — le grité, lo que menos quería era que me tocara ese ser.

Era la experiencia más humillante de mi vida, quitarme toda la ropa sabiendo que él estaba observándome sentado en la cama. En un baño que era por completo transparente y rodeada de cámaras.

Me aguanté para no llorar, no quería que disfrutara más mi humillación y comencé a quitarme la ropa.

Traté de imaginarme que estaba en mi casa, sola, en mi casa pobre pero segura. Antes de mi estúpida decisión de suicidarme.

Lavé mi cabello, y mi cuerpo y busqué una toalla.

Entonces cuando terminé volvió a molestarme.

—¿Cómo te sientes Emily? —me pregunta mirando con una sonrisa malévola. Era evidente que quería vengarse por mi escape y que al parecer se creía mi dueño. Por lo molesto que se veía de mis encuentros con Robert.

—Como si me observara un monstruo. — traté de herirlo si eso fuera posible.

—¿Por qué conmigo eres tan recatada? Te vi muy liberal con tu amor —dijo burlándose

—Él es un ser humano, tu no.

—Está bien, seamos justos, yo te he visto desnuda y te voy a dar la oportunidad de que me veas a mí también. Verás que no soy el monstruo repulsivo que piensas.

Y se quitó la ropa en frente de mí.

Yo tenía mi mirada sobre el suelo no quería verlo.

—¡Levanta la cara y obsérvame! — me ordenó — o te obligaré a que me bañes con tus propias manos. ¡Deseas tocarme o mirarme, elige!

Entonces levanté la cabeza para solo verlo.

En apariencia era un hombre normal. Si fuera humano diría que un poco más mayor que yo.

No veía nada raro en su cuerpo, ni heridas ni cicatrices ni imperfecciones.

Solo era alto, de cuerpo musculoso pero esbelto. Y piel muy blanca.

Se metió al agua y frotaba el jabón por todo su cuerpo y me miraba como provocándome.

Luego salió del baño y se tomó todo su tiempo para secarse en frente de mí. Como si quisiera que conociera su cuerpo centímetro a centímetro.

Luego se vistió sin más, sin decir una sola palabra, solo se marchó.

Sobre la cama había ropa, supuse que debía ponérmela. Conocía exactamente la talla de todo. Como si hubiese medido mi cuerpo.

Y me puse todo. Era un vestido blanco con zapatos color rosa pálido.

De pronto siento que se abre la puerta metálica, pero esta vez no era el vampiro quien venía a buscarme.

Era un jovencito, de piel blanca, ojos celestes muy claros y cabello rizado y rojizo.

— Me llamo Camus, Kilian me ordenó que te llevara a la sala, qué bueno que ya estás vestida. — me dijo con voz amable

— ¿Y quién es kilian? — pregunté

El jovencito lanzó una carcajada y me dijo.

— El que te ha espiado por años y cruzó el país para traerte. — respondió sonriendo.

Así que así se llama pensé. Y mas nerviosa me dejo la confesión del joven, por todas las molestias que este ser se tomaba para tenerme bajo su control.

Subí detrás del joven por las escaleras hasta llegar al primer piso. Era una casa enorme, lujosa, pero de estilo muy lúgubre para mi gusto. Yo prefería los colores vivos que transmitieran calma o sentimientos más alegres. Hasta mi casa pobre con su dueña depresiva mostraba mas vida que esa decoración. Donde predominaban los negros, rojos y grises.

El living era enorme, con sillones en donde podías dormir una siesta de lo más cómoda, la entrada de doble puerta mostraba un amplio y largo pasillo que conectaba varias salas. Vi muchas puertas, a lo lejos estaba el comedor, con una enorme mesa y sillas que me recordaban al estilo victoriano.

Toda la vajilla era de lujo, donde hasta las copas estaban decoradas con muy detallados adornos, los cubiertos, los platos. La falta de dinero no era un tema ahí.

Luego fuimos por el pasillo y entramos al gran comedor.

Kilian estaba a la cabecera de la mesa, y había más gente sentada alrededor.

Todos muy bien vestidos, pero no me esperaba que este ser que decía estar solo estuviese rodeado de tanta gente. Y no tenia idea de quienes eran.

(E)

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now