Emily es una joven que está a punto de suicidarse tirándose desde un puente. Cuando un desconocido se acerca, aparentemente solo para verla morir.
Ella lo ignora y para terminar con su sufrimiento salta a las frías aguas, que poco a poco invaden su...
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Intenté mirarme en un espejo que había en la habitación, pero ya no había nada. Fue triste no saber que aspecto tenía ahora. Me preguntaba si me veía como una fiera de esas mismas que a mí me causaban terror. Esperaba que no, y jamás pensé que algún día me sentiría triste de no poder volver a ver mi reflejo.
Pero si pude ver mi pelo. Seguía siendo delgado, suave y con bucles más definidos. Aunque si había crecido mucho, pasaba mis caderas y su color castaño claro ahora tenía tonos de dorado como el oro.
Mi piel era todavía más blanca, y suave al tacto.
Toqué mi cara y al parecer no había ninguna deformidad. Tampoco pude sentir colmillos.
Y me quité el vestido para ver si me encontraba con alguna sorpresa desagradable.
Traté como pude de mirar mi piel hasta donde alcanzaban mis ojos, no vi nada raro. Excepto la forma de mi cuerpo. Mi senos y trasero eran un poco más grandes y mi cintura se hizo más pequeña aún.
Como era de esperarse tomé la forma perfecta para atraer a mis futuras víctimas, para que gustosas se dejaran quitar la vida por mí. Eso más que alegrarme me mortificó.
No sabía qué hacer con Kilian y me recosté, no tenía idea si los vampiros dormían. Pero de todas formas cerré mis ojos. Por todo lo que había pasado ese día solo quería desconectar mi mente un rato.
Creo que estaba durmiendo, y comencé a sentir unos deseos irrefrenables de que me acariciaran. De que tomaran mi cuerpo. Era como estar en un trance que no podía controlar y la sensación se hacía cada vez más fuerte, más tormentosa.
Y por mi mente pasó la idea de besar el cuello de Kilian, de lamer su piel, sentí curiosidad y ansias de saber que se sentiría morderlo, como él lo hizo conmigo.
Estaba estresada por saber que gusto tendría su sangre y la desesperación me hacía temblar. Apreté fuertemente las sábanas con mis manos para controlarme. Mi mente batallaba, "solo es un sueño, no es verdad", me repetía a mí misma.
En medio de todo el alboroto no había tenido la oportunidad de hablar con nadie si acaso experimentaría sueños o cosas extrañas tras mi transformación y estaba confundida.
Abrí mis ojos y lo primero que pensé es que Kilian estaba usando otra vez sus trucos y de verdad me enojé. Lo encontraba el colmo del abuso y bufaba de la rabia.
Me levanté aun sin ropa e instintivamente traté de seguir su olor para saber en qué cuarto estaba. Me dirigía como un toro a cornear a su torero de la ofuscación.
Di con su ubicación con precisión. Abrí de golpe la puerta, con fuerza que hasta se azotó.
Kilian se incorporó en su cama y al verme desnuda, mas que molestarle mi intromisión tan agresiva miraba de arriba abajo mi desnudez. Se quedó en su cama mirándome fascinado, sin decir palabra.
