Noche De Cacería Parte 23

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Sentí escalofríos de saber que su salida se trataba de ir a casar, de buscar gente con la que alimentarse

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Sentí escalofríos de saber que su salida se trataba de ir a casar, de buscar gente con la que alimentarse. No quería ser parte de eso.

—Prefiero quedarme Kilian —le pedí asustada

—Levántate debemos irnos — me ordenó serio

—Por favor prefiero quedarme — le supliqué

—La muerte también forma parte de la vida Emily. ¿Acaso no muere gente por enfermedades y accidentes todos los días? ¿Acaso no tienen asesinos en tu mundo? ¿Y delincuentes que venden drogas que te matan lentamente? ¿Y suicidas como tú que saltan de puentes?

—¡Basta! —no quería seguir escuchando más

—Recuerda, no existe lugar en el mundo donde no te encuentre. Ahórrame el trabajo de seguirte otra vez. Si vuelves a dejar que otro hombre te toque lo mataré frente a tus ojos. Y será tu culpa.

Me tomó del brazo y me obligó a subir por las escaleras.

Mi corazón latía con fuerza, con miedo de ver esa realidad que hasta ahora desconocía y que consideraba terrorífica.

Los vampiros se dividieron en grupos.

Nosotros iríamos con Camus y Neferet. Nos subimos a un auto cualquiera, de color nada llamativo. Y kilian condujo hasta uno de los barrios más peligrosos de la ciudad.

Nos estacionamos en un callejón oscuro.

Entonces Camus y Neferet bajaron del auto y comenzaron a caminar por esas calles como si fuesen una pareja de jóvenes cualquiera.

A los pocos minutos, en esas calles oscuras, un grupo de tipos los intercepta.

Comienzan a revisar los bolsillos de Camus y la cartera de Neferet. Sacándole todo lo valioso que traían.

Pero no se conformaron con eso. Empezaron a golpear a Camus, arrinconándolo contra una pared.

Camus fingió caer desmayado. Y se quedó en el suelo sin moverse. Era obvio que un vampiro no puede ser reducido tan fácilmente.

Y los tipos empezaron a manosear a Neferet. Querían desnudarla y abusar de ella ahí mismo. Y le decían toda clase de obscenidades mientras la tenían acorralada.

Las pocas personas que estaban en sus ventanas las cerraron, corrieron sus cortinas y apagaron sus luces. Como si ya estuvieran acostumbradas a esa barbarie y les diera lo mismo lo que pasara afuera.

Cuando los dos vampiros se dieron cuenta que no había más testigos, corrieron en dirección al callejón donde estábamos nosotros.

Los delincuentes venían detrás, eran cuatro.

Cuando Neferet y Camus llegaron hasta donde estábamos nosotros, los delincuentes le dieron alcance.

— ¿Qué es lo que planean hacer con estos dos jóvenes? — les pregunta kilian con rostro evidentemente molesto.

— ¡A ti qué te importa imbécil, lárgate de aquí!, pero déjanos a tu hembra, hoy estamos de fiesta. — dijo uno de los delincuentes y tanto su forma de hablar como su aspecto eran repulsivos, pero mas su forma de actuar.

Los cuatro sacaron armas, y quedé paralizada de solo pensar que comenzarían a disparar.

Pero en realidad los tipos no tuvieron tiempo de nada. Los movimientos de los tres vampiros eran tan rápidos. Qué en un parpadear de ojos. Quedaron sin sus armas y estrellados contra la pared de concreto. Sin poder moverse. Seguramente debido a varios huesos rotos. Y ahora ya no hablaban tan seguros y amenazantes, mas bien se limitaban a gemir del dolor.

Kilian dejó las presas para Camus y Neferet. Quienes bebían gustosos la sangre de los maleantes. Al tiempo que sentía que hicieron justicia a su manera.

Después les dio la orden de que metieran los cuerpos en el auto y los hicieran desaparecer.

Me desconcertó al ver que él no se alimentó. Quizás no quería hacerlo delante mío.

Cuando el auto se fue, Kilian me aprisionó lentamente contra la pared. Sus ojos me miraban con deseo, con su pulgar presionó levemente mi labio inferior, como queriendo incitarme.

Y se acercó para besarme. Esta vez yo solo me quedé inmóvil. Sabía que de nada me valía negarme. Recordé como me abrazó con fuerza cuando se sintió rechazado y no quería volver a pasar por lo mismo.

—Vamos, quiero que al menos intentes corresponderme Emily... — me dijo ansioso y apretó mi cintura, dejando mi cuerpo aprisionado con el suyo a la vez que su boca estaba esperando a milímetros de la mía.

Tomé con ambas manos su pelo, era suave al tacto, pero sus labios, aunque bellos eran fríos. Me costaba la idea de corresponder el beso con naturalidad, por más que me esforzara.

—Bueno, al menos lo intentaste. —murmuró Kilian decepcionado.

Luego me llevó de la mano por esas mismas calles peligrosas.

No me parecía buena idea.

—¿Dónde vamos Kilian? — Pregunté preocupada

—Ya verás.


(E)

La propuesta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora