Una Noche De Fiesta Parte 25

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Cuando desperté Kilian al parecer estaba contento de este hecho

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Cuando desperté Kilian al parecer estaba contento de este hecho. De que me había dormido en sus brazos. Y me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

—Los muchachos han preparado una velada especial, cambiémonos. — dijo alegre y se apresuró a estar listo para la noche.

Como siempre se quitó toda la ropa sin más y se metió a la ducha. Esta vez no me obligó a mirarlo, pero en un momento sentí curiosidad y él al darse cuenta que lo miraba de reojo, pasaba el jabón por su cuerpo con alevosía para provocarme.

Y dejé de mirar, cuando me sentí descubierta.

Luego salió y era mi turno. Se quedó tendido en la cama esperando para ver. Al parecer le entretenía mucho espiarme.

Esta vez no me importó tanto que me viera, después de todo, acabó con la vida de ese cerdo que me torturó por meses.

Y me bañé con toda naturalidad como si estuviera en mi casa.

Me estaba secando cuando entró Camus y nos trajo ropa. El joven ni se inmutó con nuestra desnudes, más bien dijo que nos apuráramos porque la noche iba a estar divertida.

Cuando llegamos al salón, todos estaban bien vestidos. Yo llevaba un lindo vestido rojo.

Neferet y Daila cantando y Yannick al piano. Era todo un espectáculo verlos y escucharlos. Sus voces tan hermosas, su ropa glamorosa, hasta sus movimientos que apoyaban la intensidad de las notas, eran tan profesionales; seguramente por los muchísimos años de prácticas.

Me sentía como en el más elegante de los conciertos de música clásica.

Luego se incorporó Mitsu, tocando el violín como una prodigio. Esa joven oriental era la encarnación de lo que se logra con la disciplina. Cada nota de su instrumento, aun sin ser una experta crítica, se escuchaba perfectamente ejecutada y no solo eso. No era solo la técnica, la emoción que evocaban los acordes de por si era todo un espectáculo. Que hasta lograba que la mente se transportara a ese tiempo, a esa época, en que el autor de la obra estuvo sacando de su mente las notas para plasmarlas en un papel, y lanzarlas al mundo.

Cuando hubo una pausa en la música, Kaia se tomó el escenario. Y comenzó a recitar poemas e historias que hablaban de la historia de su especie. Tenía una forma tan especial de relatar, que era fácil sumergir la mente en sus historias. Y entender su forma de vida.

No tenia idea, pero los vampiros tenían sus propios cuentos, fábulas, personajes heroicos y valientes, romances dignos de competir con una obra de William Shakespeare. Pero claro, no podían ser conocidos por nosotros, porque la misma publicación de su arte arruinaría su anonimato.

Terminó con un poema de amor muy hermoso. Que hablaba de dos enamorados que pertenecían a dos mundos diferentes. Y entendí que por medio de esas bellas palabras me instaba a darle una oportunidad a Kilian. Que ser su compañera no era algo descabellado. Que, aunque biológicamente éramos completamente distintos, la forma de sentir era la misma.

Y en mi mente resonaban las palabras de Kilian, "solo somos otra forma de vida".

Mas tarde se lucieron Brais y Nain, con un baile que ellos habían inventado mezcla de gales y árabe, que se veía muy atractivo y estético. Se movían con sus pasos de una manera muy sensual. Y sus movimientos, acompañado de sus atuendos, sin contar lo atractivo que se veía de por si Brais, hacían que su baile sea algo difícil de ignorar.

Y yo me quedaba viendo tan concentrada, que en un momento Kilian no se aguantó, y apretó mi brazo levemente en señal de que tenía celos. Y traté de no prestarles tanta atención.

Camus el más joven a mi parecer, se lució con un acto de magia digno de un espectáculo de televisión. Por su aspecto juvenil y bello, mas los trucos ingeniosos para divertir, en el mundo del que venía seguro tendría mucho futuro. Y de seguro muchas fanáticas.

Vikran dijo que solo tenía talento para luchar contra los enemigos.

Me preguntaron si quería participar en algo y accedí. Y ya que sabia tocar el piano, me dispuse a recordar a mi madre, tocar en su memoria, ya que era una noche especial, con seres tan impensables de conocer para mí. Era el momento perfecto de honrar lo único bueno de mi pasado como lo habían hecho ellos, a mamá. La mujer valiente que soportó mucho, una reina que no tuvo trono.

Tenía en mi mente una melodía que me enseñó ella misma, melancólica, como lo fue su vida. Pero de armonías hermosas, como lo fue su rostro.

Me senté al piano y toqué con toda la añoranza de mi corazón la sonata "Claro de luna".

En cada presión que ejercía sobre las teclas del piano, las notas daban cuenta de los años que vivimos juntas. Compartimos muchos sentimientos amargos y las injusticias de la vida; pero los poquísimos momentos que tuvimos de paz, jugábamos a ser reina y princesa, de un reino que en realidad no existía, que solo duraba un momento, que solo se sostenía en el aire, como las notas de aquella hermosa obra.

Quedaron muy complacidos con mi participación.

Luego tocaron un vals. Y Kilian me invitó a bailar.

—Nunca he bailado esto y la verdad soy un poco torpe — le dije

—Solo mira mis ojos y deja que te guie — me dijo Kilian.

La música sonaba y se formaron otras parejas.

Y yo me dejaba guiar por él.

Su mirada era hipnotizante, al punto que parecía que mis pies casi no tocaban el suelo. El baile se sentía como estar en un sueño, donde te mueves flotando, girando en mágicos movimientos, tan delicados y hasta románticos. Me preguntaba si estaba usando algún truco de su mente, ya que hasta ese momento no había sentido algo así cuando estaba junto a él.

Fue una noche realmente agradable. Los miraba a todos y me di cuenta que su mundo no era solo de muerte y sangre. Había arte, belleza, unión y lealtad entre ellos. Cosas que jamás vi en mi vida supuestamente normal.


(E)

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now