Los Enemigos Atacan Parte 29

934 91 0
                                    

— ¿Qué es eso qué pasa? — pregunté asustada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Qué es eso qué pasa? — pregunté asustada

— Intrusos, vístete y quédate aquí — me ordenó Kilian

En cuanto él se puso la ropa subió corriendo por las escaleras.

Traté de ver si podía salir por la puerta. Pero estaba cerrada. No saber que estaba pasando me ponía muy nerviosa.

De seguro debía ser algo muy malo, sí seres tan fuertes como ellos se preocupaban.

De pronto quedé paralizada cuando escuché claramente un tenebroso aullido de lobo.

— ¿Acaso nos están invadiendo lobos? — pensé en voz alta

Pero no creía que fueran como los lobos que yo conocía. Debían ser muy grandes si con la fuerza que tenían los vampiros kilian corrió preocupado.

Caminaba de aquí para allá sin saber qué hacer. ¿Que estaría pasando arriba?

Y para aumentar mi preocupación, comencé a escuchar enormes golpes, todo tipo de estruendos, cómo si una gran pelea se hubiese desatado arriba.

Parecía que hasta la estructura de la casa temblaba, con cada golpe. Y lo más terrible, era no saber, si eran seres o cosas, lo que provocaba el estruendo, el retumbar por el piso y la pared.

Me había vestido tan rápido del susto y caminando para todos lados tratando de contener mis nervios. Que no vi, en qué momento, empezó a bajar por las escaleras, algo que mi mente racional se negaba a creer.

Era un enorme bestia, de aspecto feroz, ojos refulgentes y con forma entre hombre y lobo.

Con cada pisada en los peldaños, parecía que los iba a romper.

Yo estaba petrificada mirando como este ser se acercaba a mi celda, y podía ver como intentaba a través de la pared olfatearme.

Entonces la bestia se dispuso entrar, pero no había un picaporte sino un panel donde se debía digitar una clave. Y comenzó a dar feroces zarpazos, qué poco a poco, estaban quebrando el duro plástico.

No pude evitar comenzar a gritar aterrada. Sencillamente no podía parar de gritar. Era difícil describir la sensación de saber que estaba atrapada sin poder salir de ninguna forma, y lo único que, si podía entrar, era una bestia salvaje que se mostraba por demás agresiva.

Sabía que sí esa bestia lograba entrar, me despedazaría con esas enormes garras. Sin contar con los afilados dientes que me mostraba amenazante.

Luego me puse a mirar desesperada a mi alrededor tratando en vano de ver con qué me podía defender.

Lo único que había en el baño era un espejo y la barra metálica que sujetaba la cortina de la bañera.

Sin pensarlo arranqué la barra y la dejé de forma vertical en el costado de la puerta del baño. Y envolví mi mano con una toalla para romper el espejo.

Busqué rápido un pedazo que me sirviera de cuchillo, y en un extremo en volví una ropa interior que tenía para que me sirviera de agarradero.

Sentí cuando la bestia Investía ferozmente con su cuerpo la parte de la pared que ya estaba fisurada. Y esta cedía poco a poco ante tanto salvajismo. Terminó de separar con sus garras, para formar una abertura, lo suficientemente grande para poder ingresar en mi celda.

Todo mi cuerpo temblaba por el pavor de sentir el peso de esa fiera caminando y haciendo temblar el piso a su paso. Hasta su respiración pareció un volcán que potenciaba su feroz aspecto.

Dado que todo era transparente, no tenía donde esconderme y me quedé parada en la puerta del baño, viendo cómo se acercaba amenazante la bestia y quizás contando mis últimos segundos de vida.

Cuando el monstruo apresuró el paso para abalanzarse sobre mí, mi instinto de supervivencia, hizo que la adrenalina corriera por mi cuerpo y en un gesto rápido, tomé la barra apuntando hacia el animal. Que, al tratar de acercarse a mí, ensartó un costado de su tórax, provocando un aullido de dolor. Sobre la misma estocada, tomé el pedazo de espejo que tenía preparado y con ambas manos lo clavé en el cuerpo de la bestia.

Creo que el miedo, les dio más velocidad a mis piernas, para aprovechar que la bestia arrancaba de su cuerpo los objetos mientras, yo aproveché de salir por la abertura y correr hacia arriba por las escaleras.

Cuando salí al piso de arriba, el sitio estaba destruido, las luces apagadas y no podía ver a nadie de la casa. Era una imagen terrible, ver absolutamente todo destrozado, marcas de enormes garras en las paredes y muebles, sangre, oscuridad y ni la mas remota presencia de Kilian y su gente. Sentí desolación de pensar que estuvieran heridos o peor, que ya no existieran.

Tenía mucho miedo de que estas bestias hubiesen acabado con mis nuevos amigos, aunque eran vampiros, ya no tenía a nadie más.

De pronto siento una respiración demasiado fuerte para ser humana, o incluso de un vampiro, y al girarme para ver quién era, no alcancé a ver nada. Solo sentí un tremendo golpe, que me hizo perder el conocimiento.


(E)

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now