Mi Padre El Monstruo Sádico Parte 27

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Esta vez saldría sola con Kilian a cazar

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Esta vez saldría sola con Kilian a cazar.

Ya no cubriría más ante mí su verdad más oscura. Mataría ante mis ojos.

Me sentía de verdad inquieta. No era fácil verlo arrebatar una vida a una persona bebiendo su sangre. En realidad, haría lo que fuera por no ver.

Fuimos a otro lugar de la ciudad. En las afueras, muy alejado del centro o de los barrios en donde vive la mayoría de la gente.

No me dijo nada acerca de a quien había elegido.

Llegamos de noche a un lugar que parecía un tiradero. Basura acumulada por todos lados. Y en el fondo del terreno que era enorme, había una casucha construida de diversos materiales, como la vivienda de un indigente.

No se veía un alma a muchos metros a la redonda. Y mi corazón estaba expectante de quien sería el pobre desdichado que estaba destinado a ser el alimento de Kilian. En ese lugar que parecía el vertedero de la ciudad.

Kilian abrió la débil y vieja puerta de una patada. Salté del susto por su agresividad, hasta ese momento no entendía porque actuaba así.

Primero entró él, luego me queda mirando y dijo:

—Vamos, entra. Tienes que ver a un viejo conocido. —y sus ojos mostraban ese color de fiera.

Cuando entré y miré alrededor, el lugar era una verdadera pocilga mal oliente, tal era la fetidez del lugar que daba asco hasta respirar. Con botellas tiradas por todos lados, envases de comida ya podrida y ropa sucia que casi no dejaba ver el piso.

Los muebles igual de cubiertos de todo tipo de basura, cuadros rotos, cortinas que jamás habían sido lavadas ya que casi ni se notaba su verdadero color. Era la inmundicia hecha hogar.

Y para mi sorpresa en un desbaratado sillón estaba él, el monstruo de mi infancia, mi padre.

—¿Y ustedes quien mierda son, que se creen para entrar así a mi casa? ¡lárguense perros! —gritó echándonos del lugar enojado, porque al parecer no me reconoció.

—¿Esa es manera de saludar a tu única hija Maximiliano? —le preguntó Kilian con tono burlón.

Él abrió grande los ojos y me examinó de arriba abajo, entonces dijo con voz despectiva. Y gestos en su rostro del más profundo desprecio.

—Si claro, te ves igual que la puta de tu madre.

Y con esa frase se gatillaron en mi mente todos los horribles recuerdos de mi pasado.

Las terribles golpizas que le daba a mi madre, porque si o porque no. Solo era necesario estar ebrio.

Y como nunca nadie nos ayudó, cuando corríamos a media noche en pijama tratando de huir del monstruo.

Jamás se quitó de mi mente la vez que era navidad y mi madre se atrevió a armar un árbol. Entonces llegó él, y se enfureció porque no le pidió permiso para hacerlo.

Yo me escondí debajo de la mesa, tendría unos cinco años.

Él le dio un puñetazo en plena cara a mi madre y la puso sobre la mesa boca abajo, vi cómo le arrancó la ropa interior y esta, cayó al suelo. Entonces le dijo:

—¡Te voy a enseñar a respetarme puta!, a ver si metiéndotela por atrás aprendes a ser más obediente.

Mi madre daba tales gritos de agonía y dolor que yo no pude evitar orinarme encima del miedo.

Jamás dejé de sentir dolor por no haber sido lo suficientemente fuerte para defenderla de ese criminal.

Estaba temblando de solo recordar esos hechos cuando me despertó de la pesadilla Kilian.

—Cálmate Emily, no voy a dejar que te dañe de nuevo. — me dijo y su mirada aterradora se volvió también compasiva.

Él tipo al darse cuenta que estaba temblando me mira con una sonrisa retorcida y sus ojos brillaban de malicia. Era un asqueroso sádico. Un infeliz que se regocijaba en causar dolor y miedo, que no conocía la palabra piedad.

—¿Que deseas que haga Emily? — pregunta Kilian

—Date todo el gusto y no te restrinjas Kilian, hoy si me place ver toda tu ferocidad. —Le dije con ansias de ver que ese maldito sintiera lo que mi madre soportó por años. Yo también podía demostrarle que era capaz de dejar de lado la piedad.

Entonces Kilian se dio gustoso un festín. No le dio el placer de matarlo rápido solo bebiendo su sangre. Sería demasiado fácil.

Arrancó a mordidas partes de sus brazos, piernas, dedos y cara.

El tipo gritaba como loco por el miedo y el dolor. Y yo estaba transformada. Disfrutando su agonía gota a gota, segundo a segundo. Estaba en mi propio tribunal disfrutando de ser testigo, fiscal y juez, para que recibiera su sentencia. La condena mas que merecida por todas sus fechorías.

En un momento se desmayó por el dolor. Y Kilian saco una jeringa de su bolsillo y se la inyectó. Era para despertarlo, para que no se perdiera nada de su castigo.

Abrió de golpe los ojos y comenzó a gritar de nuevo, vi como se había orinado en sus pantalones. Y por el olor, creo que también se defecó. Al parecer el dolor y la agonía solo le eran divertidas si otros la padecían, porque en carne propia no las aguantó, sin mostrar lo cobarde que era.

—Si sientes que debes desahogar tu rabia Emily, este es el momento. No sientas culpa. Solo libérate. —me animó Kilian

Entonces busqué en la pocilga donde hubiera un cuchillo y encontré uno viejo y casi sin filo. En mi mente resonaban los gritos de agonía de mi madre y solo quería que ahora él gritara de la misma manera. Porque no tuvo piedad de ella, y no paró hasta que la empujó a quitarse la vida.

Me acerqué a él y le pedí a Kilian que lo sujetara.

—Sabes, en toda mi vida no he podido quitar de mi mente los gritos que daba mi madre cuando la violabas. Quizás esto sea terapéutico para mí. —le dije al infeliz mirándolo directo a los ojos.

Y procedí a abrir su pantalón y bajarlo junto con su asquerosa ropa interior.

Tomé su despreciable miembro con una mano y con la otra aserraba con toda mi calma para cortar aquel pedazo de carne que tanto daño causó.

El tipo no paraba de aullar de dolor y sentí que en ese momento una parte, no sabía cuál, murió dentro de mí.

Nos quedamos con Kilian observando hasta que la última gota de sangre salió de su cuerpo, luego borré mis huellas del lugar.

Yo que hasta hace pocos momentos pensaba que no era capaz de quitar una vida para alimentarme, lo hice por venganza, por justicia, por la memoria de mi madre. Y entendí que Kilian a su manera, intentaba que de la forma mas rotunda dejara todo mi pasado atrás. Era su forma feroz y vampira de decirme que sepulte el pasado de la forma mas literal que se pudiera concebir.


(E)

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now