Asechada Por La Bestia Parte 32

926 85 5
                                    

De pronto me desperté con una respiración fuerte sobre mi cuello y volvió el miedo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

De pronto me desperté con una respiración fuerte sobre mi cuello y volvió el miedo.

La bestia estaba sobre mi tratando al parecer de olfatearme.

Quitó de un tirón la cobija y rasgó el vestido a todo su largo, abriéndolo para ver mi desnudez.

Estuvo un buen rato pasando su nariz por sobre todo mi cuerpo y mi corazón parecía que se me iba a salir.

—¿Qué enfermedad es esa que no deja ningún rastro de olor? —dijo dudando.

—No lo sé, no soy doctora — dije sin poder evitar temblar.

—¡De que sirve que seas bonita si no me puedo divertir contigo! —dijo gruñendo con rabia y parecía que estaba a punto de morderme.

Luego se levantó y se fue.

Cuando estuve sola pude descargar mi llanto. Tenía que buscar una forma de escapar pronto.

Busqué entre las cosas de la habitación para poder ponerme ropa, pero no pude encontrar zapatos de mi medida.

Cuando estaba de día traté de mirar hacia afuera, el bosque se veía tan frondoso, los árboles tan altos, que me era imposible ver incluso hacia dónde podía huir.

Encontré otro vestido que no estaba roto para ponerme.

Y abrí la ventana, pensé que quizás si kilian podía leer mi mente, de alguna forma podría comunicarme con él para indicarle dónde estaba.

Dejé las ventanas abiertas de par en par, cerré mis ojos y concentré toda mi fuerza en llamarlo por su nombre con mi mente.

No dejaba de repetir su nombre.

De pronto fui interrumpida por que la bestia volvió a entrar a la habitación.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó la bestia

— Solo estoy tomando un poco de aire

— ¿Quién te dio permiso para ponerte ese vestido? — dijo enojado

— Me lo puse porque el otro está roto

— ¿Entonces tengo que darte abrigo, comida y ropa y que recibo a cambio? — se acercó hasta mi hablándome al oído — ¿qué me ofreces?

— No te sirvo. Puedes dejar que me vaya a morir a la ciudad donde vivía.

— Prefiero molestar a kilian — dijo la bestia

— Yo no significo nada para él, pierdes tu tiempo. —traté de convencerlo

— Bueno ya que no puedo jugar contigo tendré que limitarme a solo mirarte. Quítate ese vestido. — dijo la bestia

Tuve que sacarme el vestido que me había puesto y entregárselo.

— Ahora ponte a limpiar la casa y haz algo de comer. —dijo la bestia

Estuvo todo el día detrás de mí, observándome tender la cama, barrer el piso, limpiar la cocina y cocinar carne.

Seguía cada uno de mis movimientos, me preocupaba demasiado que en algún momento decidiera dejar de lado el hecho que tenía supuestamente una enfermedad mortal. Y diera rienda suelta a sus deseos.

Cuando estábamos cenando pude observar sus ojos, estaban aún más brillantes, ya casi eran completamente dorados.

Seguramente estaría todo el día imaginándose cosas mientras me veía desnuda y le provocaban sensaciones que se hacían evidentes en su mirada.

Quité los platos vacíos de la mesa y los lavé.

— ¿Puedo ir a dormir? — pregunté

— Ve.

Traté de buscar mantas para envolverme en ellas, en un débil intento de resguardarme.

La bestia entró al dormitorio y se quitó su pantalón y sus botas. Luego se tendió la cama.

— Quítate las mantas — me ordenó

— Tengo mucho frío — le repliqué

— Será solo un momento

Traté de pensar rápidamente de qué manera evitar descubrirme. Pero el perdió la paciencia y me las quitó a tirones.

— Si no puedo tocarte. Quiero ver cómo te tocas sola — dijo la bestia

— Por favor solo quiero dormir —supliqué angustiada

Y volvió agarrar mi cuello mientras apretaba con fuerza, me miraba con furia.

— Si sigues desobedeciéndome voy a pasar mis garras por todo tu cuerpo, entonces tú serás el monstruo — me gritó

No me quedó más remedio que hacer lo que pedía.

Estuve unos minutos tocando mi cuerpo que estaba recostado al lado suyo. Rogaba porque se conformara con solo eso.

De pronto sentí su respiración agitada, y no pude evitar darme vuelta y ver su cara. Sus ojos me acechaban como una fiera. Y supe que era momento de detenerme.

— ¿Por qué te detuviste? — me miró serio — ¡sigue!

Tapé mi cara con mis manos con desesperación. Ya no sabía de qué manera salir librada de esto.

La bestia se puso sobre mí y quitó mis manos de mi cara y me inmovilizó por las muñecas.

Su respiración estaba totalmente agitada, y sus ojos fijos en mí, me amenazó.

Casi no podía respirar por el peso de su cuerpo.

— Voy a averiguar si es verdad que existe esa enfermedad que dices. Sí me entero que me estás mintiendo, te aseguro que te arrepentirás.

Se dio la vuelta dándome la espalda y aunque estaba un poco más alejado de mí, podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo.

Con cada hora que pasara sería más difícil sostener las mentiras. Mi seguridad era como un castillo hecho de cartas, que al mas leve soplo se desplomaría y me iría muy mal.


(E) 

La propuesta del vampiroWhere stories live. Discover now