Emily es una joven que está a punto de suicidarse tirándose desde un puente. Cuando un desconocido se acerca, aparentemente solo para verla morir.
Ella lo ignora y para terminar con su sufrimiento salta a las frías aguas, que poco a poco invaden su...
Sí bien ya teníamos a los cien integrantes del grupo. Kilian sabía que este ejército era demasiado pequeño. Llevábamos mucho tiempo de desventaja para poder alcanzar el número y la logística necesaria para entrenar un grupo igual de grande que el de Kun.
Era más que necesario reunirse con otros clanes y tratar de formar alianzas, mientras los reclutas seguían entrenando.
Los vampiros perversos solo reclutaban humanos despiadados y asesinos igual que ellos. Todavía no podríamos intentar rescatar a los humanos secuestrados. Porque de esa forma, ellos sabrían inmediatamente que los estábamos espiando.
Todos sentíamos la angustia de saber que tenían a tanta gente sufriendo, pero deberíamos poner el corazón duro un poco tiempo más, hasta que los nuevos reclutas fueran lo suficientemente fuertes para intentar siquiera planear rescates.
Tampoco podíamos informar anónimamente a la policía, porque sencillamente no nos creerían. Y si les enviáramos los datos que habíamos obtenido, al tratar de enfrentarlos, solo lograríamos más víctimas, ya que la plata es lo único que podía matar a un vampiro al perforar su corazón.
Nuestra misma lucha por ser anónimos, nos jugaban en contra para que creyeran, que realmente existían vampiros perversos secuestrando personas. Era una tremenda sensación de impotencia que soportábamos al ver las noticias.
Cada vez que veíamos los familiares de las personas desaparecidas manifestándose y llorando con angustia, por encontrar a sus seres queridos, sin saber dónde estaban, sin saber si aún seguían con vida. Y sabíamos que era solo el principio ahora eran cientos, luego millones si no detenían su crecimiento y por consiguiente la necesidad de más alimento, ósea sangre.
Entonces Kilian se contactó con el rey de las tierras del norte para llamar a una reunión urgente.
Tenía la esperanza de que, si otros clanes se unían, podríamos más pronto, coordinar un ataque, para disminuir el número de integrantes del ejército enemigo.
En las noticias ya se hacía ver el descontento de los mortales, quienes, en algunas ciudades, hacían manifestaciones exigiendo a las autoridades que encontraran a sus familiares desaparecidos.
Nosotros teníamos información que ocultaba la policía y los gobiernos, esta información no la mostraban al público seguramente para no crear caos. Pudimos ver algunos correos, en dónde la policía estaba preocupada, deduciendo, que no se trataba de asesinos seriales que secuestraban o mataban en solitario. Si no que ya estaban concluyendo, que serían grupos organizados. Pero ni siquiera imaginaban, que los responsables eran seres sobrenaturales y difíciles de combatir.
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Los más antiguos eran los reyes de las tierras del norte, Elyr y Prax, que tenían su clan en Canadá, al noroeste de la ciudad de Quebec. Les gustaba el clima frío y lo poco poblado del sector. Estaban ahí desde antes de que siquiera existiera el país como tal.
