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Sonreí al asomarme por la ventana del jet, habíamos llegado a Londres. Luego de haber estado unos cinco largos años lejos de la ciudad en donde nací, al fin había regresado.

Pasé mi mano por detrás de las orejas de Enzo, mi Doberman, que se encontraba recostado en el asiento a mi lado con su cabeza en mis piernas. La quitó cuando vio que me iba a levantar, sentándose derecho en el asiento para permitirme colocarle su correa.

Abrieron las puertas para bajar. Dos hombres en uniforme estaban esperándonos al final de las escaleras. Hice que mi perro bajara primero pasándole su correa a uno de los hombres, el otro me ayudó a bajar con cuidado de no resbalar.

—Señorita Morgan. —el hombre saludó cuando toqué el suelo— Su padre mandó por usted y pidió que la lleváramos a la central.

Asentí dándole las gracias. Caminamos hasta la camioneta que nos llevaría, hice que Enzo  subiera antes que yo para que se acomodara en los asientos. Subí feliz luego y me senté esperando a que arrancáramos. Los hombres ordenaron a que nuestras maletas fueran en las demás camionetas que se encontraban en la pista.

La decisión de regresar la tomé cuando mi padre me llamó para decirme que Christopher, mi hermano mayor, estaba postulado para ser el próximo ministro. Dijo que la familia debía estar reunida para eso, y obvio tenía que apoyar a mi hermano en esto.

Y también fue porque papá dijo que Christopher tenía o iba casarse. Así que impedir esa boda era mi misión principal.

No podía creer que luego de lo de Sabrina, Christopher pensara en casarse otra vez. Y con Gema.

Ella vivió con nosotros un tiempo, pero yo no era de tratarla mucho, no me agradaba. Siempre estaba pegada a Christopher y eso a mí me molestaba. Decía que ella era su hermana, ¡frente a mí! Eso me enojaba más.

Una vez le lancé un libro en la cabeza para que se callara.

Luego ella se fue y pude seguir mi vida feliz siendo la única niña pegada a mi hermanito.

Pero ahora ella está aquí, otra vez, y se va a casar con Christopher. Pero será sobre mi cadaver, esa no merece tener el apellido Morgan.

Tu hermano debe casarse y Gema es perfecta para eso. —me habían dicho papá en esa llamada.

Perfecta la última colección de vestidos que hice. No sé qué era lo que me enojaba más, si papá queriendo casar a Christopher como si estuviéramos en 1876, o Christopher considerándolo.

Por suerte su hermana favorita llega para hacerlo entrar en razón.

Sonreí cuando nos detuvimos en la central. Los hombres se bajaron primero y uno me abrió la puerta, pasándome su mano para bajar. Tomé a Enzo y junto con él, me guiaron por los pasillos del edificio.

Enzo caminaba frente a mí vigilando todo. Christopher me lo regaló, y antes de entregármelo lo había mandado a entrenar para que me protegiera, y eso era lo que hacía, buscar cualquier cosa que representara un peligro para mí y atacar.

Todos me miraban, y eso me gustaba. Seguramente no saben quién soy o no me recuerdan. Aunque dudo que alguien que no era cercano a la familia se acuerde de mí, no era de venir mucho por estos lugares, y si lo hacía me encerraba en la oficina de mi padre a dibujar diferentes estilos de ropa.

Nos detuvimos frente a una puerta. Ministro A. Morgan.

Les dije a los hombres que me acompañaban que se podían ir, y toqué la puerta. Al escuchar un Adelante entré.

Papá tenía la mirada en varios papeles y no la levantó hasta que hablé.

—Esta oficina sigue igual de horrible que siempre. —me miró, y por un momento se quedó muy quieto, pero luego se puso de pie y sonrió— Creo que ya es hora de remodelar.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Where stories live. Discover now