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Desperté al sentir como Dominick acariciaba mi espalda lentamente haciéndome sonreír.

No quería abrir los ojos, ni moverme de donde estaba. Me sentía cansada y, como no, quizás lo máximo que dormí fueron tres horas en toda la noche.

—Muñeca. —sentí como dejó un beso en mi mejilla— Despierta.

Me removí pegándome más a él. Sabía que debía ya levantarme antes de que Rosella lo hiciera, pero estaba muy cómoda aquí.

—¿Qué hora es? —murmuré.

—Creo que las siete.

Suspiré abriendo los ojos lentamente, encontrándome con su mirada. Pasé mis brazos por detrás de su cuello sonriendo, acariciando su nuca dándome cuenta de las marcas rojas que traía en su cuello.

Ni si quiera me quiero mirar en el espejo, ya puedo darme una idea de cómo tengo cada parte de mi cuerpo.

Me acomodé sobre su cuerpo, sentándome sobre él. Extrañaba despertar así.

—¿Vas a quedarte aquí hoy? —pregunté.

-Sólo hasta medio día. —asentí. Supongo que no lo veré mucho estos días.

A mi malhumorada hija no le agradará mucho saber eso.

—No pongas esa cara. —pasó su mano por mi mejilla y las apretó, haciendo que le diera un suave golpe en la mano— Vendré todas las noches.

—Creo que a tu hija no le agradará mucho eso. —le advertí— Pero tendremos que acostumbrarnos.

Ryan sigue lejos, a Chris es poco que lo veo, y ahora no será mucho el tiempo que esté con Dominick. Pero si las cosas se quieren arreglar, estos son los sacrificios que se deben hacer.

Nos fuimos a bañar juntos cuando la alarma de mi celular sonó, media hora antes de que mi hija despertara sola o que yo la despertara. Al salir, antes de vestirme me miré en el espejo.

Bueno, se nota que se recuperaron tres años de sexo en una sola noche.

Aparte de que todavía me duelen los brazos, mis nalgas y las piernas me tiemblan, tengo chupetones y mordidas en mi cuello, mis pechos, abdomen y marcas de sus manos en mis piernas y trasero.

Sonreí.

Sus brazos me rodearon haciendo que mi cabeza se recostara de su hombro.

—Te amo. —murmuró en oído, dando un beso en mi cuello— Te amo.

—También te amo, demasiado.

Volteé dando un corto beso en sus labios. Nos vestimos para salir de la habitación.

—¿Quieres despertarla? —le dije cuado estuvimos frente a la habitación de Rosella— Yo iré a despertar a los mellizos y a Abby.

Asintió sonriendo.

Lo dejé para ir a la primera habitación, era la de Owen. Abrí las cortinas, revisé que su equipo estuviera bien antes de despertarlo. Me senté a su lado acariciando su rostro, comenzó a hacer muecas molesto, que se fueron en el momento en el que abrió los ojos y me vio.

—Buenos días, príncipe.

—Tía Cheryl. —susurró.

Besé su frente ayudándolo a sentarse en la cama. Cayetana entró, dijo que se encargaría de él, así que fui a despertar a las niñas.

Milenka es un poco difícil de sacar de la cama, pero logré hacer que abriera los ojos, cepillara sus dientes y la ayudé a vestirse. Abby ya se encontraba cepillando sus dientes cuando entré, le pedí que bajara para desayunar cuando terminara.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Where stories live. Discover now