Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

18

Abracé a Dominick con fuerza.

—Ten cuidado, por favor. —me separé un poco de él para mirarlo a los ojos.

—Estaré bien, muñeca.

—Es Antoni, Dominick. —dije nerviosa— ¿Están seguros de que todo saldrá bien?

No contestó, lo que me puso aún más nerviosa. Sólo esperaba que a ninguno de ellos les sucediera algo grave.

—Volveré en unos días. —tomó mi rostro para besarme. Se acuclilló para mirar a Rosella, estaba pegada a mi pierna sollozando, no quería que su padre se fuera— Prinzessin, no llores.

—Pero dijiste que iríamos a dar un paseo, me lo dijiste.

—Y lo haremos, cuando regrese lo haremos, te lo prometo. —besó su mejilla y su frente— ¿Te quedarás tranquila?

Ella asintió pasando sus manos por su rostro.

—Es peligroso... ¿vas a estar aquí, verdad?

—Estaré aquí. Ve a jugar con tus primos. —acarició su mejilla.

Rosella sonrió un poco, me miró y luego se fue arriba. Suspiré volteando a ver a Dominick.

—Le prometiste volver bien, espero que lo cumplas.

—Lo haré. —me acerqué de nuevo a él dejando un casto beso en sus labios— Te amo.

—Yo también te amo. —medio sonreí— Cuídate.

En serio espero que todo esté bien.

Fui a la sala en donde Ryan se encontraba hablado por su celular, me senté frente a él recostándome un poco del brazo del sofá.

Estaba muy serio y creo que hablaba algo sobre Ian, dijo su nombre tres veces.

—¿Está todo bien? —pregunté cuando terminó de hablar.

—Perdieron a Ian de vista, nadie sabe en donde se encuentra. Sólo que varios hombres están con él. —habló frustrado— Esto no está bien...

—¿Crees que sepa que lo están vigilando?

—No lo creo, aún así debo asegúrame.

Pasé mis manos por mi rostro y suspiré.

—Tienes que irte otra vez... —lo miré.

—Lo siento, en serio. —me miró con pesar— Pero sabes que lo hago para que tú y Rosella estén bien.

Lo sé. Sé que sólo lo hace para protegernos pero... no me gusta cuando se va tanto tiempo. Hay veces que no se comunica y me preocupó demasiado.

—Y... voy a sacar a Delia de ahí. —se pasó una mano por la nuca nervioso.

Sonreí.

—De acuerdo. —asentí— Rosella la extraña.

—Y Delia a ella, demasiado. A ti también te extraña.

Se quedó con nosotros para el almuerzo, se despidió de Rosella cuando se tenía que ir. Ella comenzó a llorar al instante, se aferró a su cuello y no quería soltarlo, tuve que tomarla para que Ryan se pudiera ir.

Subí a mi habitación con ella todavía llorando sobre mi hombro y me senté en la cama con ella, acariciando su espalda con calma.

—Florecita, por favor no llores. Tío Ryan estará aquí muy pronto.

—Papá se fue y el tío Ryan también. —siguió llorando— Quiero que estén aquí.

La intenté tranquilizar como pude, sólo lo hizo cuando quedó dormida en mis brazos. La acosté en mi cama limpiándole su carita, me le quedé mirando por unos minutos.