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Alex se marchó de la oficina luego de una hora de plática, preguntas, advertencias... Yo me quedé junto con Christopher, me daba alegría poderlo molestar otra vez.

—¿En serio no te molesta que me quede contigo? —pregunté.

—Te dije que no, llamaré para que te arreglen una de las habitaciones. —asentí.

Me acerqué a él para abrazarlo otra vez, lo había hecho muchas veces en esta hora.

—Te quedarás en Londres, ¿no? —levanté una ceja por su pregunta— Hablo de luego que pasen las elecciones.

—Luego de que ganes... —yo sé que él ganará, es el mejor para ese puesto— regresaré a Francia. —rodó los ojos de mal humor— Oye, sólo estoy aquí para apoyarte, ya lo he dicho.

—Ajá.

Se levantó y se fue a sentar a su silla mirando otra vez la computadora ignorándome. Dios, actúa igual que un niño berrinchudo.

—Tú tienes tu vida aquí en Londres, Christopher, yo la tengo en Francia. —rodó los ojos. Se va a quedar con los ojos viscos si sigue haciendo esoPero, te puedo prometer venir más seguido.

—Cómo quieras.

No sé porqué me quiere aquí, hemos estado separados cinco años y nunca me pidió que viniera a vivir a Londres. Y de eso ya es tarde, creé mi vida allá junto con Enzo, mudarme a Londres por completo no está en mis planes.

Quizás termine cambiando de opinión, estaré varios meses por acá, pero sinceramente no tengo ganas de regresar por completo a esta ciudad.

Al menos claro, de que Christopher se dignara en hacerme tía antes de que me llegue la amargura. Con eso sí consideraría quedarme. Sería la tía hermosa, millonaria y joven.

—¿Te puedo preguntar algo, Chrisi? —asintió— De todas las mujeres del mundo, ¿por qué Gema? No sirve para nada.

—La necesito.

Haré que no escuché eso porque me dieron náuseas.

—¿La necesitas? —hice una mueca de asco— ¿En qué sentido, hermanito? Dime que no de forma seria, por favor te lo pido.

—Para la campaña, idiota. —cambió la cara, respiré al escuchar eso— Gema es fácil de manipular y hará lo que le diga sin decir pero, eso es todo.

Ya podía respirar y dormir tranquila, en serio ya estaba comenzando a pensar que en una de sus misiones se había dado un golpe en la cabeza y había quedado más idiota de lo que es.

—¿Y por qué debes casarte? Puedes conseguir el puesto por tus logros en la milicia, no porque te cases con una ridícula que nunca ha servido para nada, solo para llorar.

Recuerdo muy bien como lloraba por cualquier estupidez, era desesperante que estuviera en mi casa. ¿Es que nunca pensaron en dejarla en la basura en donde fue encontrada?

Desde que papá dijo que Christopher tenía que casarse me enojé. Quizás no esté en la milicia ni entienda mucho de este mundo, pero se me hacía algo ridículo que tuviera que casarse. ¿Qué tenía que ver eso con tener el puesto de ministro? Ni que Christopher fuera una princesa que no puede convertirse en reina a menos que se case.

Era ridículo todo esto.

—¿Y no hay nadie mejor? —me di cuenta como pensaba algo, lo que hizo que abriera los ojos muy grandes— Oh por Dios... ¿lo pensaste? ¿¡Entonces sí hay alguien mejor que esa!?

No dijo nada, sólo se me quedó mirando serio, era su cara natural.

—Entonces si hay alguien mejor, ¿por qué no estas con ella? —sonreí con burla— O con él, no juzgo hermanito.

—No seas ridícula. ¿Por qué mejor no te vas a descansar y cuando llegue a casa hablamos de las reglas que debes seguir?

Perdón, ¿escuché mal? ¿Reglas? ¿Pues cuantos años cree que tengo el orangután?

Lo ignoré acercándome a él para dejarle un beso en la mejilla.

—Te adoro. —le dije, fruncí el ceño enojada— Aquí es cuando dices que también me adoras, idiota.

El tonto me dio una media sonrisa antes de tomarme y dar un beso en mi frente haciéndome sonreír.

—Actúas como una niña caprichosa. —negó. Me quedé esperando a su lado— No diré algo que ya sabes, Cheryl.

Iba a contestarle, pero la voz de su secretaria por el comunicador interrumpió.

—Coronel, el capitán Linguini y el capitán Parker piden verlo. —anunció. Christopher ordenó que los dejara pasar.

Tomé a Enzo de su correa, quien todo este tiempo había estado acostado en el piso al lado del sofá, para despedirme de Christopher. Ya hablaríamos mucho mejor en la noche, ahora está bastante ocupado y respeto eso.

La puerta se abrió dejando pasar a dos hombres bastante altos. A Patrick ya lo conocía, siempre estaba con Christopher cuando eran adolescentes. Pero nunca había visto al otro sujeto.

—Te dejo trabajar, iré a ver a mamá. —asintió.

—¿Cheryl? —Patrick se acercó a mí confundido, luego me abrazó cuando me reconoció— ¡Pero mira cuanto haz crecido! Apenas estabas entrando a la adolescencia la última vez que te vi.

—Hola Patrick. —sujeté bien a mi perro cuando gruñó— Quieto.

Miré al otro sujeto en la habitación, me miró de arriba a abajo como si me analizara, yo hice lo mismo con él.

¿Quieres un pañuelo? Se te cae la baba.

Es que sí está sexy, ¿ok?

Lo estás casi desnudando con la mirada y sólo lleva aquí un minuto.

—Cheryl.

Me giré hacia Christopher con rapidez, me miraba con una ceja alzada y tenía los brazos cruzados recostado en la silla. Conocía esa mirada.

Es la de: Ni si quiera lo pienses.

Pero él no lee mi mente, así que no sabe lo que estoy pensando.

Yo creo que sí sabe que acabas de repasar a un capitán por cinco segundos.

—Te amo, te veré en casa. —me despedí y salí rápido de la oficina.

Los escoltas me siguieron en cuanto me vieron salir y regresamos al estacionamiento para subirme a la camioneta.

—¿Qué opinas? —tomé la cabeza de Enzo— ¿Fue buena idea venir? —me gustaba hablarle porque siempre me imaginaba que estaba de mi lado— Yo creo que sí.

Sólo espero que no sea tan malo estar por varios meses aquí...

• ────── 🖤 ────── •

• ¿Qué opinan?

• ¿Qué podría salir mal aquí?

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Where stories live. Discover now