Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

35

—¿Estás segura de esto?

Estábamos frente a la puerta en donde tenía a Ian encerrado, le había pedido a Dominick que me trajera.

—Lo estoy. —asentí nerviosa— Quiero terminar con esto por completo.

Lo miré con una pequeña sonrisa para que no se preocupara. Tomó mi nuca para acercarme y besar mi frente.

—Estaré aquí, cualquier cosa que pase toca la puerta.

Me abrieron la puerta, estaba con bastante seguridad. Respiro hondo antes de dar un paso al frente entrando a la habitación. Cerraron la puerta detrás de mí, dejándome sola con él.

Ryan me había dicho que le tuvieron que hacer una cirugía para que no muriera desangrado ni por la herida que le causé, y de veía mal. Tenía golpes por todo el rostro, pero no recuerdo haberlo golpeado de ese modo.

Ian alzó la mirada para verme. Estaba enojado.

—Hubo un tiempo en el que eras todo para mí. —comencé a hablar— Pensé que había encontrado al hombre con el que algún día me casaría. —bufé— Pero ese pensar sólo duro, ¿cuatro meses?

—Siempre fuiste demasiado fácil de manipular, Cheryl. —murmuró con gracia.

—Debió ser fácil para ti cuanto tu única manera de hacerlo era causándome miedo y golpeándome. —le sonreí— ¿Pero sabes qué? Una pequeña parte de mí ahora está agradecida contigo. —frunció el ceño—No por todo lo que me hiciste, obvio, pero sí porque, si tú no me hubieras tratado de ese modo, nunca hubiera escapado, quizás nunca hubiéramos terminado, por lo tanto no hubiera viajado a Londres y conocido al que sí es el amor de mi vida.

Le di la espalda tomando el arma que tenía guardada.

—Pasé muchos años con miedo, Ian. —seguí hablando— Miedo a que me encontraras y volvieras a hacerme daño, y siempre lo conseguías. —lo volví a mirar— Aunque las cosas no salieron como tú lo planeaste esta vez. Te confiaste demasiado.

Le apunté con el arma, sonrió.

—Ambos sabemos que no tienes las agallas para disparar. —se burló.

—No, la Cheryl que te tenía miedo no las tenía. —le quité el seguro— Y aún lo tengo, un poco, pero no al punto de no poder matarte.

Disparé en su miembro haciendo que gritara.

—Es fue por todas las veces que me violaste, que me hiciste hacer cosas que no quería por la fuerza.

Disparé a cada una de sus manos.

—Eso, por las veces que me golpeaste hasta casi dejarme inconsciente.

Disparé a su abdomen.

—Por lo que le hiciste a Enzo.

Le apunté a la frente.

—Y esto por haberte metido con mi hija, por hacerla sufrir, y por haberte atrevido a tocarla. —apreté la mandíbula— Hasta nunca, Ian.

Disparé.

Lo maté...

El arma cayó al suelo, cerré los ojos con fuerza sonriendo. Toqué la puerta para que me dejaran salir, al hacerlo fui directo a abrazar s Dominick.

—Muñeca, ¿estás llorando? —tomó mi rostro— ¿Qué pasa?

—Yo... Yo lo maté. —sonreí— Siento que al fin luego de ocho años tengo paz.

—Estoy feliz por ti, amor. —me abrazó— Lo lograste.

De mi parte todo acabó, ahora sólo toca comenzar una nueva vida lejos de todo lo que me haga daño.