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Tenía un leve mal presentimiento hace tiempo sobre la razón por la que querían que viajara a Italia para hacer una segunda boutique, y al hablar con el abogado que Alex me mandó, ese mal presentimiento aumentó.

—Estos documentos no me parecen correctos, señorita Morgan. —había dicho— Si me permite, me los llevaré para saber con detalle la situación antes de que usted los firme.

No sé si eso debería asustarme. Porque hay cosas que no me cuadran.

Quizás sólo me estoy estresando mucho por nada.

Clavé uno de mis diseños terminados y corregidos en la pequeña pizarra en la pared. Ya tenía treinta listos.

Tomé mi teléfono y le mandé una foto a mi mamá de los diseños, siempre era la primera en verlos en cuanto los terminaba.

Fui a la cocina por algo de comer. Me había levantado muy temprano para encerrarme en el estudio y no había salido hasta ahora. Enzo caminaba a mi lado.

Pasaron varios minutos y mamá seguía sin responder, ni si quiera había leído el mensaje que le envié hace horas preguntándole si quería que hoy en la noche llevara algo, pues habíamos quedado de cenar juntas. Decidí llamarla, a lo mejor seguía durmiendo, aunque es más de medio día.

Nada.

Eso era raro.

Quizás está ocupada.

Debía ser eso.

—¡Enzo! —llevé la mano a mi pecho asustada cuando mi perro ladró. Si había algo que Enzo odiaba eran las aves, y justo le había ladrado a un que estaba en la terraza asustándome.

Me acerqué a él y acaricié detrás de su oreja. Cerré las cortinas para que no volviera a asustarme así.

Un toque en mi puerta llamó mi atención. Dejé a Enzo en la sala y abrí un poco la puerta sabiendo que era Ryan.

—¿Pasa algo? —lo dejé pasar.

—Lamento molestarla, señorita. —un ladrido lo hizo voltear— También lamento molestarte a ti, Enzo. —rodé los ojos— El ministro quiere que la lleve urgentemente al comando.

Enarqué una ceja confundida.

—¿Te dijo la razón? —caminé rápido a mi habitación para cambiarme dejándolo en la sala.

—¡No, señorita! —gritó para que lo escuchara— Me preguntó si usted se encontraba bien, le dije que sí y me dio órdenes de llevarla a la central, desconozco la razón.

Rápido cambié mi ropa de casa por una de salir, tomé mi bolso metiendo mi teléfono en él y la correa de mi perro.

—Vamos.

Llegamos rápido a la central. Bajé de la camioneta y a paso apresurado caminé por los pasillos hasta la oficina de mi padre. Ya sabía muy bien cómo llegar.

Podía ver que los soldados iban de aquí para allá, como si algo grave hubiera sucedido.

Me preocupé.

La secretaria de papá me dejó pasar sin preguntar nada, creo que ya sabía que vendría. Toqué la puerta antes de abrirla, miré confundida a mi padre al notarlo tenso y estresado.

—Papá... ¿querías verme?

Me miró y suspiró aliviado, acercándose a mí para luego abrazarme con fuerza. Le correspondí el abrazo sin saber el porqué de este.

—¿Estás bien? —tomó mi rostro y me observó bien, como si buscara algún daño en mí.

—Eeh... sí. ¿Qué sucede? Ryan me dijo que me querías aquí con urgencia.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Where stories live. Discover now