Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

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Nunca me había emocionado y estresado tanto por una boda como lo estoy haciendo ahora.

Organizar una ceremonia y una fiesta, la decoración, los invitados, la comida... ¿en sólo dos días? Y claro, como amo tanto a mi hermano no pude evitar decir que sí. Claro Chris, yo ayudo a organizar tu boda. ¿En qué pensaba?

Esperaba a Rachel en mi casa para que viniera a probarse el vestido, había echado a Dominick hace un rato para que se fuera con Patrick y Simon a ver que el salón de fiestas que había conseguido estuviera en orden. Digamos que esos tres están en un tipo de castigo por haber secuestrado a Luisa y Alan, y casi provocarle un infarto al pobre soldado.

Así que ellos tres me están ayudando en todo, las amigas de Rachel se encargan de la iglesia, y nosotros de la fiesta luego de la ceremonia religiosa.

—Buenos días. —me volteé. Mi cuñada entraba a la sala con una sonrisa— Tu escolta me dejó entrar, aunque me trató como si nunca me hubiera visto.

Reí negando.

—Lo siento, sólo se pone medio paranoico cuando alguien entra aquí.

Ryan está muy atento a todo lo que sucede, papá hizo instalar un equipo exagerado de seguridad en la casa, cámaras, alarmas, sensores de movimiento, etc. Se supone que eso lo controle yo, pero dejé todo en manos de Ryan. Él se toma su trabajo muy enserio.

—Ven, ya quiero que lo veas.

Caminamos hasta el pequeño cuarto donde se encontraba su vestido de novia. No es por presumir pero es el vestido de novia más hermoso que se haya visto en este mundo.

Me detuve frente a la puerta y la miré. Se veía emocionada.

—¿Lista?

—Por Dios, Cheryl, abre la puerta ya.

Solté una carcajada al ver su desespero. Abrí la puerta lentamente sin dejar de ver su reacción. Abrió mucho los ojos y estos se llenaron de lágrimas. Se notó cuando contuvo la respiración. Caminó lentamente hasta llegar frente al maniquí que sostenía el vestido.

Me había hablado hace mucho que su sueño era casarse como una princesa, así que su vestido es digno de una, o mejor dicho, de una reina.

—Cheryl... está hermoso. —se giró y me abrazó con fuerza, hice lo mismo— Muchas gracias.

—Lo mejor para mí cuñada.

La ayudé a probárselo para que me dijera si quería añadir algo o por si había que ajustarlo más, pero no. Le quedó perfecto y le encantó.

Luego de volver a soltar unas cuantas lágrimas al verse al espejo, se quitó el vestido y me encargué de volverlo a acomodar en el maniquí. Me pidió que lo guardara hasta el día de la ceremonia.

Nos quedamos juntas a almorzar, mandé por comida mientras organizábamos unas cuantas cosas de la fiesta, lo que quería y lo que no.

—¿Te enteraste que Patrick está organizando una despedida de soltero para Chris?

—Algo así entendí, pero Christopher no quiere hacer nada. —por primera vez mi hermano se va a comportar como una persona decente.

—Sí, lo que es raro en él.  —reímos— Las chicas están organizando una, ¿vas a ir?

—Me gustaría, pero mamá me pidió que me quedara con ella para organizar unas cosas del banquete. —asintió— ¿Cómo estás con el embarazo?

Rachel sonrió, comenzó a contarme lo felices que están Christopher y ella con los mellizos. Se ve tan emocionada con sus bebés, a cada nada se toca el vientre.