Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

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Narrador Omnisciente

Un jet estaba aterrizando en la pista del comando de Rusia. Luego de un mes estando lejos, todos regresaron con más armas y con un posible plan para acabar de una vez por todas con Bratt, Gema y Antoni.

Entraron al comando, casa uno para las habitaciones que tenía ahí para bañarse, tendrían una reunión en unos momentos para comenzar a hacer toda la estrategia.

Todos listos y una sala de juntas, Alex Morgan entró interrumpiéndolos, ganándose una mala mirada de su hijo.

-Esto es más importante. -le dijo mirando a todos- Acaban de llamar, Bratt entró a la mansión. -Christopher y Rachel se pusieron de pie- Y nadie sabe en donde están los mellizos.

En ese momento el celular de Parker sonó con una llamada de Ryan.

-¿Qué pasa?

-Ya le dije al ministro, pero prefiero llamarte a ti, no confío en que él haga algo.

-¿Qué pasa? -habló tenso. Todos lo miraron.

-Cheryl estaba en la mansión con Ro, ni ellas ni los mellizos aparecen, corrieron al bosque pero no doy con ellos.

Parker terminó la llamada poniéndose de pie para salir de ahí.

-Parker, ¿qué ocurre? -Simon lo llamó.

-Cheryl y mi hija estaban con ellos.

Al decir eso salió de la oficina para dirigirse hacia la mansión para encontrarse con Ryan.

Mientas tanto, Cheryl junto con su hija y sobrinos se había alejado lo más posible de la mansión, corrían por el bosque sin detenerse.

Owen se comenzó a sentir mal, así que su tía lo tomó para correr un poco más, y luego esconderse detrás de unos árboles. Lo sentó recostado del tronco.

-Mi vida, todo está bien. -abrió la mochila sacando un inhalador, se lo colocó en la boca con cuidado y lo oprimió- ¿Ya está? -el niño asintió respirando hondo.

La mujer se asomó, podía escuchar disparos a lo lejos, no veía a nadie pero tampoco se podía arriesgar. Tenían que seguir.

-Mami, ¿en dónde está papi? -preguntó su hija con miedo.

-Él vendrá por ti, florecita, tranquila.

Escuchó el sollozo de su hija y rápido la abrazó, tomando también la mano de sus sobrinos.

-Escuchen, no podemos detenernos, no ahora. -les intentó decir con calma- Hay personas que nos pueden hacer daño, por eso tenemos que seguir corriendo, ¿pueden hacerlo?

Se puso de pie y siguió su camino, cambiando de dirección para no seguir en línea recta.

Una parte de ella rogaba de que pudieran alejarse lo más posible, conseguir un lugar en donde esconderse, pero la otra le decís que los iban a encontrar. ¿Qué ventajas iba a tener contra soldados entrenados?

Llegó a un punto en el cual no podía seguir, ni ella ni mucho menos los niños.

Se tuvieron que detener, ella los sentó en el suelo mientras estaba de pie, vigilando todo.

-¿Mamá y papá vendrán? -escuchó a Milenka hablar.

-Si, mi amor. Tus padres vendrán, estoy segura.

Se agachó, pasando su mano par sus rostros para tranquilizarlos.

Ese momento no duró mucho, al instante varios hombres armados los rodearon. Los niños se levantaron rápido, Cheryl se colocó frente a ellos para protegerlos, sujetando sus manitas para que no se alejaran.