Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

Extra [Owen y Cheryl]

Cheryl

Bajé de la camioneta cuando las puertas del jet se abrieron. La sonrisa en mi rostro se agrandó cuando vi a la persona que bajó con una mirada que se le podía notar aunque llevaba lentes oscuros. Caminé hasta donde él abriendo los brazos.

—Príncipe. —lo abracé y besé su mejilla.

—Hola, tía C.

Mi sobrino Owen, ese pequeño niño que amé desde que lo conocí. Sólo que ahora no es un niño, sino un hombre de veinte años. Hombre. Eso dice él, para mí siempre será mi niño.

—Tienes mucho que contarme, cariño.

Dejó un beso en mi mejilla sonriendo. Le ordené a mi chofer que subiera la maleta a la cajuela mientras nosotros subíamos a la camioneta. Owen de quitó los lentes una vez dentro.

Era como ver a mi hermano a su edad.

Me había llamado hace días diciendo que vendría hoy a visitarme, pero lo conozco tan bien para saber que me tiene que contar algo importante.

Llegamos a mi casa en poco tiempo. Mis hijos estaban en la escuela, aunque muy pronto llegarían, a excepción de Rosella. Ella estaba con su padre arreglando varias cosas sobre una galería de arte que abrirán juntos muy pronto.

—Dime. —me senté en el sofá y él en el que estaba frente a mí— ¿Qué es tan importante?

—No es nada importante, sólo discutí con Christopher y Rachel y me fui de casa.

Uy... Christopher y Rachel y no papá y mamá.

—Entonces estás aquí escondiéndote.

—No, escondiéndome no, evitándolos. —suspiró— Tía, es que papá se ha vuelto insoportable, mamá va por los mismos caminos. —rodó los ojo— No tengo humor para soportarlos.

No es la primera vez que mi sobrino termina aquí por una discusión con sus padres.

—¿Qué ocurrió esta vez? Porque hay algo más que me quieres contar y tiene que ver con eso.

Él me miró antes de asentir.

—Me acosté con una mujer. —fruncí el ceño— Que tiene novio, él lo supo, peleamos, yo lo mandé al hospital. —rodé los ojos— Y ahora mis padres se las quieren dar de santos regañándome como si ellos no hubieran hecho exactamente lo mismo.

Pellizqué el puente de mi nariz suspirando y negando.

—¿Qué? ¿Tú también me vas a regañar y te pondrás de su lado? —dijo con mal carácter.

Levanté la mirada.

—A mí no me hablas así. —lo miré seria.

—Lo siento. —murmuró con mala cara.

Me puse de pie a los pocos segundos caminando hasta donde él y sentándome a su lado.

—No voy a regañarte como si fueras un niño pequeño. —le dije— Sólo te diré que el golpe que te dio el novio te lo merecías. —me miró rápido con una ceja levantada— Pero que bueno que no te dejaste. —hice una mueca— La próxima vez búscate una mujer que sea soltera.

—No es mi culpa que se fijen en mi las que tienen novio. —bufó con una sonrisa.

—No te comportes como un idiota. —le di un pequeño golpe en el brazo poniéndome de pie caminando hacia la cocina, me siguió— Mandaré a que te arreglen tu habitación.

Puso los codos sobre la isla de la cocina mientras yo sacaba un pastel de chocolate del refrigerador, un cuchillo, tenedores y dos platos.

—Pensé que estabas intentando algo con Abby. Eso me dijiste. —lo molesté.