19

1.3K 170 16
                                    

Acaricié mi pecho mientras caminaba por la habitación. Cada vez que siento algo de este modo, algo malo le sucede a mi hermano o a Dominick.

Voy a terminar muriendo de un infarto.

No le he pasado bien, en estos siete días había recibido tres llamadas de Ian y no he estado tranquila desde entonces, no he podido dormir tranquila. Creo que me estoy volviendo más paranoica de lo normal. ¿Pero como no estarlo? Quizás uno de los guardias que rodean la casa trabaja para él y nosotros aquí corremos peligro.

Temo por Rosella y los mellizos. Ian trabaja para Antoni, ¿y si entra a buscarlos a ellos también? Ryan todavía no lo a encontrado.

Las manos me comenzaron a temblar hace dos días, eso va y viene, he sentido que me llega a faltar el aire en ocasiones junto a dolores en el pecho. Siento que voy a terminar volviéndome loca con todo esto.

—Toma, linda. —Cayetana me pasó un té— ¿Quieres que llame a alguien?

—No... Estoy bien.

—Sé que no lo estás, linda. —me senté en la cama pasando las manos por el rostro— Te he visto muy nerviosa estos días.

—Lo estoy, todo esto me tiene nerviosa. —murmuré— Y no sé qué hacer.

—¿Por qué no descansas un poco? Los niños están jugando, yo los mantendré vigilados.

Asentí lentamente apretando las sábanas con mis manos. Cuando salió de la habitación me levanté de prisa y cerré la puerta con seguro fui hasta el ventanal y cerré las cortinas, dejando la habitación a oscuras.

Me recosté de una pared más alejada de la puerta y del ventanal, dejándome caer hasta que llegué al suelo. Fue ahí cuando comencé a llorar sin poder detenerme.

Yo ya no puedo con esto.

Siento que no voy a aguantar más.

Hay veces en las que me pregunto si algo hubiera cambiado si sólo me hubiese quedado en Francia hace cuatro años. Quizás estuviera bien, o quizás muerta... pero no pasando por esto, con el miedo de que dañen a mi hija.

Yo estaba bien... él no me había encontrado en todo un año estando en Francia...

No debí moverme de mi casa...

Enzo estuviera conmigo...

Yo seguiría con mi trabajo...

El celular sonó. No me esforcé en tranquilizarme sabiendo de quién se trataba, otra vez.

—¿Qué es lo que quieres ahora?

Me satisface saber que sigo teniendo efecto en ti, amore.

—Ian, por favor... Ya déjame en paz... te lo ruego... —sollocé.

¿Por qué lo haría? rió— Sabes que nunca te dejaré tranquila, Cheryl. No mientras vivas.

No mientras vivas...

La única forma en la que conseguirás la paz que tanto quieres es cuando des tu último respiro.

No mientras vivas...

—Por favor... ya no más...

Esas palabras me traen tantos recuerdos. Pero de acuerdo, ya no te molestaré más por hoy, nos veremos pronto, Cheryl. terminó.

Llevé mi mano a mi garganta...

No sentía el aire.

Ya no...

Yo no puedo más...

• ────── 🖤 ────── •

Narrador Omnisciente

Todos los niños jugaban en el patio tranquilos, como si nada estuviera pasado a su alrededor. Cheryl se había encargado de que ellos no pensaran en nada malo, y que por unos momentos tuvieran una infancia normal.

Cayetana estaba haciendo de comer, y cuando todo estuvo listo los llamó para que se sentaran en la mesa, era medio día, así que ellos tenían mucha energía y probablemente comieran rápido para seguir jugando. Bueno, Owen se había mantenido un poco aparatado jugando con sus carritos de juguete, pero eso le gustaba mucho.

Lavaron sus manos y se sentaron a comer.

Cayetana subió y tocó la puerta de la habitación de Cheryl, estaba preocupada por ella. No la había visto bien, apenas había salido de su habitación en estos días, y cuando lo hacía era solo para ir a la habitación de los niños en la noche.

—Cheryl, linda preparé el almuerzo.

Tocó y tocó pero nadie contestó.

Pensó que a lo mejor estaba dormida, así que la dejó descansar. Ella en serio lo necesitaba.

La mujer había querido hablar con su padre, con su hermano y con su novio para decirles lo que ocurría con Cheryl, pero ninguno de ellos había contestado.

Bajó para ver que los niños había comido, como estaban hablando entre ellos se tardaban un poco en hacerlo.

—Terminé, nani. —dijo Rosella levantándose de la silla con cuidado— Iré a decirle a mi mami.

—Con calma, Ro, tu madre está durmiendo.

—Oh... pues voy a verla, no haré ruido, lo prometo.

A ella le gustaba avisarle a su madre luego de que comía, como ella no salía mucho de su habitación la mantenía informada de todo lo que hacía.

Subió a la habitación e intentó abrir la puerta, pero no lo logró, estaba con seguro. Volvió a bajar hacia la cocina.

—La puerta está cerrada. —le dijo a Cayetana.

La mujer se preocupó por eso, así que abrió un cajón en donde se encontraban las llaves, les dijo a los niños que se quedaran ahí y subió para ir a abrir la puerta. Rosella fue quien la acompañó.

Uso las llaves y abrió la puerta, miró hacia la cama, pero estaba vacía.

—¡Mami!

El grito de la niña la asustó. Rosella corrió hacia un lado de la habitación. Ay por Dios... Cayetana se apresuró a llegar al cuerpo de la mujer, inconsciente en el suelo.

—Mami, mami despierta. —Rosella la movía comenzando a llorar— ¿Por qué no despierta?

Cayetana rápido la tomó en brazos y la sacó de la habitación. Bajó con ella y le dijo que se quedara en la sala, de acercó a Abby pidiéndole que se quedara junto a ella. Salió de la mansión, vio a un hombre, uno de los que vigilaba la vas y lo llamó pidiéndole ayuda.

Subieron a la habitación otra vez, el hombre tomó a Cheryl del suelo y la puso sobre la cama, tomándole el pulso. Estaba viva, sólo inconsciente.

—Ella necesita a un médico, por favor. —pidió ella preocupada— Y lo necesitaba ya.

El hombre se hizo cargo de eso.

Cayetana se sentó a su lado y acarició su cabello un poco.

—Oh linda... —murmuró— Todo pasará...

• ────── 🖤 ────── •

• Lo que sucedió fue una crisis nerviosa... Ian todavía tiene mucho control con su mente y sabe que decir para dañarla y manipularla.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu