Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

10

Respira profundo.

Ya lo hice.

No te estreses.

Ya lo estoy.

No lo mates.

Estoy a nada de hacerlo.

Estás en un auto en movimiento y si chocan y mueres, yo también muero.

Pasé mis manos por mi rostro y conté hasta diez.

—Sólo han pasado quince minutos... y ya me haz insultado tres veces... —me quejé.

—No te insulté. —él, de lo más tranquilo respondió. Seguía mirando el camino.

—Me llamaste irritante, otra vez, odiosa y molesta.

—Sólo te dije la verdad porque no haz parado de quejarte desde que arrancamos.

—¡Dijiste que era molesta! ¿Esperabas acaso que sonriera?

Antes de salir le dije a papá que el capitán Parker me llevaría a casa, pero él negó diciendo que mejor me llevara a la mansión. No le pregunté el porqué, así que ahora habíamos tomado otro camino para llegar a hasta High Garden.

Según Parker estaba murmurando entre dientes varias cosas enojada, y el idiota en vez de, no sé, preguntarme si estaba bien o que era lo que me pasaba, me dijo: Eres demasiado molesta.

—Estoy pensando que tú tienes algo en mi contra. —me crucé de brazos mirando por la ventana— Y no entiendo porqué, yo soy un ser hermoso.

—Eso no te quita lo irritante. —susurró, aunque claramente lo escuché.

Hubo silencio por varios minutos, me quedé viendo el camino imaginándome muchos escenarios en donde mato a Patrick por haber dicho eso.

—Da vuelta a la derecha. —le ordené cuando reconocí una de las calles.

—¿Por qué? Ese no es el camino a tu casa.

—Tú sólo da la vuelta... —me giré a él y sonreí inocentemente— Por favor.

Con confusión se desvió. Siguió manejando hasta que dije que se detuviera, acomodó el auto en un lugar y me bajé. Lo escuché quejarse pero aún así se bajó también.

—¿Qué haces? —me detuve frente al lugar— ¿Un restaurante, en serio?

—Si. —lo miré— Yo tengo hambre, y dijiste que no tenías nada que hacer, así que te puedes ir o puedes acompañarme en una cena.

No había comido nada desde el medio día. Recordé este lugar y bueno, ¿por qué no venir?

—Si no te llevo a la mansión, probablemente tu padre me mate por pensar que te pasó algo.

—No te hará nada. —rodé los ojos y lo tomé de la mano comenzando a caminar a la entrada— Vamos, no quiero cenar sola.

En la entrada había una mesera, le pedí que nos llevara a una mesa, que mientras más apartada mejor porque escuchar a las personas hablar por montón no era lo que quería. Nos guió hasta la que se encontraba disponible y nos pasó los menús.

—¿Qué se supone que estás planeando? —me miraba con el ceño fruncido, los brazos cruzados y eso hacía que la camisa de botones que traía se le pegara a los músculos.

Negué.

—Yo nada. Sólo tenía hambre, recordé este lugar y quise venir. —abrí el menú y me concentré el leer lo que había— Tenias la opción de irte, lamentablemente para ti, ya es tarde. —sonreí.