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Era de noche e íbamos de camino a la mansión Morgan para el cumpleaños de mi hermano. Mientras todos estaban en la central, mamá y yo nos encargamos de organizar una cena. Había hablado con Chris sobre esto una vez más por llamada para asegurarme de que iba y que no me dejaría plantada.

Dijo que iría, que después de todo es el primer cumpleaños juntos luego de años.

Así que Dominick y yo íbamos de camino.

—¿Entonces casi te mata? —reí. Al parecer cuando Christopher lo vio en la central lo primero que hizo fue amenazarlo de muerte por haber pintado a su novia desnuda.

—No es gracioso. —me miró casi molesto.

—Para mí sí. —negó mirando al frente. Me incliné un poco para darle un beso en la mejilla— Ya, no te enojes. —pasé mi dedo para quitarle el labial que dejé marcado— Sabías que se iba a enojar, por suerte no te hizo nada. Sólo te miró mal.

Unos minutos después llegamos a la mansión, nos bajamos del auto y entrelacé mis dedos con los suyos antes de entrar.

—Buenas noches.

Ya mis padres, tío, abuela estaban aquí. Me acerqué a ellos para saludarlos con un beso. Miré el lugar pero mi odioso hermano no se encontraba.

—¿Y el cumpleañero? —pregunté— Si el muy idiota no vino voy a...

—¿A qué? —me volteé sonriendo hacia la escalera— ¿Ya vas a empezar de dramatica?

Christopher bajaba las escaleras junto con Rachel.

—Es que contigo nunca se sabe, querido.

Dominick lo felicita dándole la mano, mi hermano la acepta. Al parecer ya se le fue el enojo. Pasamos a la mesa, la empleada nos comenzó a servir la cena.

—Hacía mucho que no estábamos todos. —Regina tomó su copa de vino— Sino es porque uno está de amargado, —miró a Christopher, que rodó los ojos— la otra está ocupada. —me miró, sólo sonreír mandándole un beso— Pero por fin estamos los Morgan juntos.

—Por los Morgan. —tío Recce alzó la copa— Por seguir siendo la familia más poderosa, odiada y envidiada del mundo. Salud.

—Salud.

La cena transcurrió. Recce no dejaba de contar anécdotas de Chris y mías, causándole risa a todos. Miré a mi novio para que dejara de reírse, pero me ignoró. Christopher estaba que lo aniquilaba con la mirada cada vez que decía alguna de sus travesuras.

También cosas mías, pero no me enojo como Chris.

—¿Van a hacer la tradición? —preguntó mamá al rato. Mi hermano y yo nos miramos al instante con horror.

—Por Dios, no. —Christopher negó.

—¿Qué tradición? —habló Rachel con curiosidad, Chris la miró como si pudiera que no preguntara.

—Christopher y Cheryl iniciaron una tradición a los seis y tres años. —papá habló con una sonrisa. Lo mataré...— Antes de la media noche salían al patio con dos farolillos. A las once cincuenta y nueve Cheryl prendía el suyo y lo dejaba volar felicitando a su hermano, y Christopher hacía lo mismo cuando daban las doce, felicitando a Cheryl por su cumpleaños.

Todos nos miraban con ternura, lo que hizo que Christopher mirara hacia otro lado y yo tapara mi rostro.

—No somos unos niños para hacer eso... —murmuré.

—Muñequita, tengo videos de ustedes haciendo eso cuando tenias 19 y el idiota de tu hermano 22, así que no finjas. —tío Recce nos delato.

—Deberían hacerlo, no se ven hace cinco años. —Dominick habló mirándome.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Kde žijí příběhy. Začni objevovat