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Nos quedamos en la piscina hasta que llegó la tarde y nos trajeron la cena a la habitación. Acomodaron todo en la mesa mientras nos bañábamos para quitarnos el agua de la piscina y nos arreglábamos. Yo con un vestido corto de tirantes y él con un pantalón negro con camisa blanca de botones que se le pegaba a los músculos.

Nos sentamos a comer y a hablar con la vista nocturna de Londres. Luego de un rato nos sentamos en el sofá cerca de la piscina.

—Entonces... ¿cumples un día después que tu hermano?

—Sip. Christopher cumple el diecisiete de noviembre y yo el dieciocho. —dije recostada en su pecho— No es nada bonito.

—¿Por qué?

—Puedo dar el ejemplo de si queríamos viajar, siempre nos teníamos que poner de acuerdo a donde ir. Si yo quería ir a Irlanda, él quería Dubai, si yo quería Bora Bora, él decía "Mejor Suiza" —bufé— Era un problema porque papá siempre decía que solo un lugar para ambas fechas.

Rió.

—No es gracioso, una vez nos dejamos de hablar por meses porque por una pelea papá no nos llevó a ningún lado, nos castigó.

—Pobrecita. —volvió a reír ganándose un golpe de mi parte en el brazo.

Me alejé de él para ponerme de pie, pero no me dejó. Me tomó de la cintura y me volvió a sentar, esta vez sobre él. Tomó mi mentón para besarme, dejé que lo hiciera.

Nos separamos un momento para mirarnos. Lo volví a besar con deseo, sintiendo como sus manos me acomodaban sobre él quedando mis piernas cada una a un lado de su cuerpo, primero las acariciaba luego apretaba con fuerza mis muslos.

Bajó sus besos por mi mandíbula hasta mi cuello, quedándose ahí mientras se ponía de pie con mis piernas en su cintura y caminaba hacia la habitación. Movió la puerta, cuando la cerró me bajó y me dio la vuelta, pegándome en el cristal.

Sentía su respiración en mi cuello, sus manos bajaron de mi cintura a mis piernas, subiendo otra vez haciendo que la falda del vestido subiera enrollándose en mi cadera. Habló en mi oído.

—¿Cuanto te gusta este vestido, muñeca? —pasó por mi abdomen subiendo hasta mis pechos— ¿Lo volverás a usar?

Negué.

—Nunca uso el mismo vestido dos veces... —me estremecí cuando dejó un beso en mi hombro.

Perfekt. —me calienta cuando hablaba en alemán.

Solté un jadeo al sentir como sus manos tomaban el borde de mi vestido y jalaban de él, rompiéndolo y llevándolo al suelo.

Se pegó más a mí. Sólo traía unas bragas, mis pechos quedaron aplastados contra el frío cristal. Escuché cómo Dominick se quitaba el cinturón, llevó mis manos hacia mi espalda y las juntó.

—Lo voy a preguntar por última vez, muñeca. —murmuró dejando un beso detrás de mi oreja— ¿Segura que quieres seguir con esto?

Giré un poco mi cabeza para mirarlo. Sus ojos estaban oscuros y se notaba que se estaba intentando controlar.

—Lo estoy.

Sonrió mientras amarraba mis manos con fuerza en mi espalda. Me volteó para quedar frente a él, se lanzó a besarme con hambre y ganas. Sus manos no dejaban de tocarme, llegó hasta mis nalgas y las apretó con fuerza haciéndome gemir sobre su boca.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora