Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|

34 |Final De Lujuria|

—Todo saldrá bien, vas a ver. —tomé la mano de mi cuñada— Recuerda que no puedes alterarte.

Cuando todos pensamos que las cosas estarían bien, se volvieron a complicar.

Estábamos en Gehena, lugar de nacimiento de una... supongo que amiga de Christopher. Hace unos días mi hermano trajo a Rachel a estas tierras, Antoni la envenenó y uno de los mellizos tiene el veneno también.

—Tengo miedo de que algo le suceda a mis bebés. —acarició su vientre.

—Esos niños son igual de fuertes que tú y que Christopher, estarán bien. —me acomodé a su lado abrazándola— Y tú también.

Mi hermano me pidió que me quedara con ella mientras él se encontraba fuera, no confiaba en más nadie para que ella estuviera tranquila, pues me dijo que sus padres no eran sinónimo de tranquilidad. Aunque como quiera vendrán a ver a su hija.

—Dime, ¿ya han decidido los nombres? —cambié de tema, haciéndola sonreír— Por favor  dime que ninguno se llama Christopher.

—Bueno... —rió suave al ver mi cara— El mellizo más pequeño se llamará Owen. Yo lo decidí, pero tú hermano quiere que se llame Christopher Owen.

Christopher Owen Morgan James...

No suena mal.

—¿Y el otro como se llamará?

—Es una sorpresa... —la miré confundida— Serás la primera en saberlo, tranquila, pero Chris no quiere que lo sepas hasta que nazcan.

—Pero...

-No, no lo sabrás. —sonrió. Rodé los ojos.

—De acuerdo... No queda tanto tampoco. —puse mi mano en su vientre y en seguida sentí una patada. Sonreí— La tía Cheryl ya quiere conocerlos.

La dejé descansar luego de un rato junto con su perro, Hodor. Caminé hasta la habitación en donde dormía y me lancé a la cama.

Mañana regresaba a Londres, darían los resultados para saber quien obtuvo el puesto de ministro y debo estar ahí junto con Chris.

He hablado con Dominick esta mañana y parece que mi hermano está como loco, muchas personas están molestos con él pero es Christopher, le vale lo que piensen o digan.

Tocan a mi puerta cuando termino de ponerme ropa luego de bañarme, la abro encontrando a mi padre frente a mí.

—Papá, ¿qué haces aquí? —pensé que iba a estar con Christopher.

—¿Puedo pasar?

Me hice a un lado y pasó, caminando por mi habitación. Pasó sus manos por su rostro como si estuviera estresado.

—Sé que estás enojada. —me miró— Lo que querías que pasara no se hizo, lo sé. Tienes derecho a estar furiosa conmigo, lo acepto. Pero tienes que entender qué hay reglas que se deben seguir y por muy ministro que sea no puedo hacer lo que siempre me da la gana.

—Lo sé.  —me crucé de brazos— Y ya no estoy enojada como antes, sé que en la central hay reglas y todo eso... Pero me enoja que Ian no pague por lo que hizo, papá.

Se acercó a mí y tomó mi rostro.

—Lo hará. No te puedo prometer que de la forma en la que tú esperas, pero lo hará. —me abrazó, pasé mis manos por su espalda para abrazarlo— Quisiera guardarte en un lugar donde nadie te haga daño, princesa.

—La única persona que me puede hacer daño está encerrada, papi. —lo miré sin separarme de su abrazo— Y por si acaso, te tengo a ti, a Chris y Dominick, que...