15

1.6K 195 3
                                    

Nos movieron de lugar. Papá vino por nosotros diciendo que estaríamos lejos de ahí para estar más seguros. Los mellizos estaban con nosotros.

Papá ya me había dicho que estaban sacando a Chris de donde lo tenían, lo que me aliviaba. También mi madre estaba a nada de estar aquí.

—Mami, ¿en dónde está mi papi? —preguntó por quinta vez mi hija.

Ella entendía que él salía a ser cosas de trabajo, pero solo por uno o dos días. No lo ha visto en una semana y estaba comenzando a desesperarse.

—Cariño, está ocupado, ya te lo he dicho. —acaricié su cabello.

Se alejó un poco de mí cruzando sus bracitos enojada.

—El tonto también trabajaba siempre y nunca me hacía caso... —murmuró— Es lo mismo.

La miré preocupada. No quiero que comience a comparar, no con Ian.

—Florecita. —me arrodillé frente a ella— No digas eso, tu padre te ama demasiado y quiere estar aquí contigo, pero las cosas están un poco complicadas. —tomé su pequeño rostro con ambas manos— Por favor, no pienses esas cosas.

—Pero yo no quiero que esté lejos otra vez, quiero que esté aquí, con nosotras, mami.

—Lo sé florecita. —la tomé en brazos abrazándola— Lo sé. Verás que papá estará pronto aquí.

Escondió su rostro en mi cuello y con ella caminé hasta la habitación donde estaban los niños. Todos estaban agotados, así que ya habían quedado dormidos, aunque despertarían en un rato.

Escuché ruidos, así que dejé a Ro con los demás para asomarme por la puerta. Habían soldados entrando, lo que me pareció muy raro. Cerré la puerta detrás de mí.

Los soldados me vieron, algunos se quedaron paralizados.

—¿Se...Señorita Morgan?

Fruncí el ceño, parecía que habían visto un fantasma.

—¿Qué es lo que quieren? —me pegué a la puerta— ¿Qué hacen aquí?

Uno de ellos se acercó, intentó tomarme del brazo pero no lo permití.

—No me toques. —miré a los demás— ¿Qué intentan hacer?

—Yo... —uno de ellos tartamudeó— Lo lamento señorita, pero son órdenes del ministro, debemos llevarnos a los niños.

Volví a colocarme bien delante de la puerta, impidiendo que logren abrirla.

—No. —negué— Son niños pequeños, no voy a dejar que se los lleven.

—Señorita...

—¡Dije que no!

Un disparo mandó a abajo a uno de los soldados que intentó volver a acercarse. Papá estaba ahí, se acercó a nosotros con otro grupo de personas. Los soldados les apuntaron pero estos fueron heridos al instante.

Respiré hondo.

Ya me estoy cansando de esto, ya me estoy cansando de que mi hija esté corriendo peligro en cada lugar en el que está.

Abrí la puerta, los niños habían despertado por los disparos. Les tomé la mano a todos como pude y escoltada por mi padre los saqué de ahí antes de que vinieran más soldados a hacernos daño.

Son niños pequeños, no merecen pasar por esto.

—¿A donde iremos? —le pregunté a papá cuando ordenó subirnos a unas camionetas.

—A un lugar seguro.

—¿En serio? —subí a los niños y me giré a papá— ¿Otro lugar seguro? ¿Seguro según quien? —me estaba contando a doler la cabeza— Porque eso me han dicho durante los últimos cuatro años y sinceramente ya me estoy cansando de que cada vez que voy a un lugar "seguro" termino atacada o secuestrada.

Me pasé las manos por el pecho y el reprobé, respirando más profundo y rápido.

Yo no nací para soportar estas cosas, siento que voy a desmayarme en cualquier momento.

Subí al auto sintiendo un dolor en el pecho y en la cabeza.

No presté atención al camino, cuando al mucho rato se detuvo, pude ver que se trataba de la central de Rusia, la reconocía un poco.

Bajé de la camioneta dejando a los niños dentro por un momento, habían diferentes personas aquí, pero no las reconocía.

—¡Cheryl! —vi a mi madre a lo lejos, estaba llorando.

—¡Mamá!

Se acercó a mí con rapidez, yo hice lo mismo, llegando hasta donde ella para abrazarla. Acarició mi cabello y me llenó de besos el rostro.

—Mi preciosa bebé. —besó mi mejilla— Mi dulce niña, estás bien. —me observó sin dejar de llorar.

—Estoy tan feliz de verte, mamá. —la abracé con fuerza.

Tomó mi rostro sonriendo.

—Estas tan hermosa, mi vida. —acarició mi mejilla.

Papá se acercó a nosotras, tomando la mano de mamá.

Miré por encima de su hombro, Christopher estaba ahí dando órdenes, le sonreí a mamá, ella asintió para que fuera hacia allá.

Rachel me vio, le señalé la camioneta en donde estaban los niños y rápido se apresuró hacia donde ellos. Christopher dio media vuelta con el ceño fruncido.

—Algún día me matarás de un susto. —le dije antes de besar su mejilla— En serio, ya basta de estupideces contigo. —murmuré.

—No prometo nada. —susurró dándome una muy pequeña sonrisa antes de irse a hablar con los demás hombres.

—¿Estás bien? —Dominick llegó frente a mí tomando mi rostro.

—Estaría mejor si me llevaran a otro lugar. —le dije dándole un beso— Y hablo en serio, no me estoy sintiendo bien.

—Estas un poco caliente, muñeca. —habló bajó tocando mi frente— Vámonos.

Buscó a Ro con la mirada, ella iba bajando de la camioneta. Al vernos salió corriendo hacia donde su padre, estirando sus bracitos.

—¡Papi! —Dominick la alzó y besó su mejilla dándole una sonrisa.

Tomó mi mano para irnos. Durante el camino terminé quedándome dormida sobre su hombro.

• ────── 🖤 ────── •

•Cheryl😔 Chiquita lo siento por hacerte pasar por todo esto.

Cheryl Morgan |Fanfic Pecados Placenteros|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora