III

21.4K 644 240
                                    

Al día siguiente me levanté y creo que casi muero del dolor de cabeza que tenía.

Supe que tenía que recurrir a mi truco infalible, así que después de darme una buena ducha de al menos treinta minutos, me bebí un Nesquik calentito y me tomé una pastilla.

Había decidido no hacer nada cuando el timbre de mi casa sonó haciendo que pegara un bote del susto.

Al abrir, Sira entró con una rapidez descomunal y me miró.

– Guapita mía... ¿sabes que te quiero mucho verdad?

– ¿Qué me vas a pedir ahora?– la miré cerrando la puerta.

– Voy a ir de compras al centro comercial con Ferrán.

– ¿Pero?

– Pero va Gavi y me da penita dejarlo solo mientras nosotros hacemos cosas de pareja.

– Ah no no no, ni de coña.

– Venga Leah, ¿qué tienes que perder?

– Orgullo, dignidad... ¿sigo?

– No, no sigas– se acercó y me agarró por los hombros. – Venga, por favor, significaría mucho para mí.

– Vale, vale, pesada, haré de "canguro" –hice el gesto con las manos.

– ¡GRACIAS! te quiero– dijo dándome besos.

Creo que empecé a arrepentirme de haber aceptado aquello, pero ya era tarde para redimirme, así que cuando nos fuimos acercando a la puerta principal y vi a Ferrán y a Gavi, tuve que coger mucho aire y mostrar una de mis mejores sonrisas.

– Hola chicos– mi amiga se agarró al brazo de su chico.

Llevábamos como 5 minutos andando y, Sira que iba agarrada al brazo de Ferrán y dándose besos ni siquiera se daba cuenta de que acabábamos de pasar por aquella parte tres veces.

– Paso de estos dos– miré a Gavi y me fui por otro pasillo.

Gavi me siguió y empezó a reírse.

– Gracias a Dios, pensaba que iba a tener que ponerme a cortarles el rollo– me miró andando a mi lado.

– Están tan acaramelados que me estaba dando hasta asco.

Gavi y yo acabamos entrando en 10 tiendas distintas y comprando cosas.

Al final, resultaba mejor compañía que mi amiga y su novio.

Cuando decidimos que acabábamos de dejarnos medio riñón comprando, fuimos a comer algo.

Tuvimos una pequeña disputa sobre quien pagaba, pero creo que entendí que no se puede competir contra Pablo Martín Páez Gavira, así que acabó pagando él.

Era muy tarde cuando terminamos de comer y como no nos apetecía encontrarnos con aquellos dos, decidimos andar un poco por las calles de Barcelona.

Cuando me di cuenta de lo tarde que era y de que ni siquiera había avisado a Sira de que nos habíamos ido, decidí que debía volver a casa.

– ¿A casa? ¿Sola?– me miró fijamente Gavi.

– No pasa nada, ya lo he hecho varias veces.

– Pues no va a repetirse, La Masía está cerca de aquí, quédate conmigo esta noche y mañana Ansu te llevará de vuelta a casa.

– ¿No puede llevarme ahora?

– Son las tres de la mañana, ese está en el quinto sueño.

– Vale, vamos.

No me hacía especial ilusión quedarme en casa de un chico a dormir, pero la verdad es que estaba muerta de sueño y no me apetecía irme andando sola.

Cuando llegamos a La Masía estaba todo en absoluto silencio por lo que no nos entretuvimos mucho y fuimos a su habitación.

– Bienvenida a mi dulce hogar– rió bajito y abrió la puerta.

Su habitación estaba bastante más ordenada de lo que yo me pensaba.

Estaba absorta mirando alrededor cuando una camiseta y un pantalón entraron en mi campo de visión.

– Cámbiate si quieres

Me fui al baño, me puse su ropa y me miré en el espejo. Era ropa que usaba para ir a entrenar y tenían el escudo del Barça.

"Papá, perdóname, porque he pecado"

Cuando salí él ya estaba en un lado de la cama y se había quedado mirándome al salir.

– Te queda mejor que a mí– me dio una sonrisa.

Me sonrojé un poco y con la cabeza gacha me encaminé hacia el otro lado de la cama, me tumbé, me arropé e inhalé su olor, relajándome al instante.

– ¿Tienes frío?

Tragué saliva pensando en frío, porque si pensaba en caliente, el hecho de estar en una cama, con un chico tan guapo y que me hablaba tan suavemente iba a volverme loca.

– N-no– carraspée– Pero gracias por preocuparte.

Estaba mintiendo, estaba tiritando, pero no sabía decir si era culpa del frío o de quien se encontraba a menos de 2 metros de mí.

– Joder Leah, estás tiritando– se acercó a mí y me abrazó por detrás.

– El otro día me seguiste en Instagram– susurré para crear un ambiente más íntimo.

– Lo hice, sí.

– ¿Por qué?

– Porque me siento en la necesidad de verte, Leah.

No dije nada, no porque no quisiera, sino porque estaba entrando en colapso en cuerpo y alma.

– Esta estúpida idea de ir al centro comercial ha sido mía, porque necesitaba verte y estar a solas contigo. Lo de quedarte aquí a dormir no estaba en mis planes, pero creo que no puedo quejarme.

Me giré quedando cara a cara con él y lo miré a los ojos, eran de un marrón sencillo, pero a mí me resultaban preciosos.

– ¿Sabes lo mucho que estoy disfrutando sabiendo que siendo del Real Madrid, estás aquí, en mi cama, y con esa equipación puesta?

Creo que si no se callaba iba a cometer muchas locuras, y era demasiado pronto para cometerlas.

– Gavi...

– Leah, la vida está siendo cruel contigo, pero conmigo también, está poniendo la manzana para que la mordamos y no quiero, necesito morderla.

Cogí aire, pero no me dio tiempo a soltarlo, porque Gavi se lanzó sobre mis labios a una velocidad atosigante.

El beso empezó suave y me permití pasar mis manos por su nuca y su cuello, lo que le hizo aumentar la intensidad de aquel beso.

La cosa estaba empezando a salirse de lo previsto y el aire empezaba a faltarnos, por lo que tuvimos que separarnos.

Al separarse de mí, me sonrió y me arropó.

Creo que mi mente colapsó en ese momento, y mi cuerpo le siguió, así que tras acurrucarse contra mí, me quedé completamente dormida.

- - - - - - - - - - - - -

Ahí hay más tensión que en una caja de electricidad, madre de Dios.

Os veo en el siguiente capitulo y veremos que pasa después de este maravilloso momento <3

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now