V

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Estábamos todas esperando a los chicos fuera y una de ellas, rubia muy guapa, se acercó y me agarró del brazo sonriendo.

Se llamaba Anna Lewandowska, también conocida como la mujer de Lewandowski.

Me contó muchas cosas y me hizo reír con su intento de hablar al 100% español.

Los chicos salieron y Gavi se acercó a mí y puso uno de sus brazos por encima de mis hombros.

Llegamos al coche de Pedri que era el que iba a llevarnos a casa esta vez.

Pusieron canciones y yo iba tarareando mientras les escuchaba hablar de una canción de Quevedo.

– Está muy bien, pero sabes que Punto G está mejor.

– ¿Me estás diciendo que esa es mejor que Sin Señal?

– Pedri, son gustos, no empieces con la charla educativa de Quevedo, por favor.

– No, hagamos algo mejor– Pedri miró por el retrovisor y me miró. – Leah, desempata, prefieres la mía o la de Gavi.

Lo miré a través del espejo y cogí aire pensando.

Ambas eran muy buenas, pero yo lo tenía muy claro.

Piel de cordero sin duda.

Ambos me miraron y empecé a reírme.

– Esta chica me cae bien– declaró Pedri.

La primera parada fue mi casa, así que me despedí de ambos con la mano, salí del coche y justo cuando iba a cerrar la puerta escuché que me llamaban.

Me giré y descubrí que Gavi estaba mirándome.

– ¿Vendrás mañana al partido verdad?

– Claro, a saber que podría pasarme si me niego.

Gavi me sonrió, abrió su bolsa de deporte y me tiró algo suavemente.

Lo cogí estirándolo y pude leer "Gavi, 30"

Espero verte con ella puesta pequeña– sonrió mirándome.

Me sonrojé, asentí y cerré yéndome corriendo hasta la puerta de mi casa.

Aquella noche me dormí pensando en que él estaba aquí, conmigo.

– Jamás creí que vería esto.

Miré a Sira a través del espejo de mi habitación. Había venido a prepararse conmigo y ahora le tocaba esperarme.

– ¿El qué?– me corregí un poco el pintalabios, me giré y cogí el bolso.

– Verte venir a ver otro partido del Barça y encima con una camiseta de uno de los jugadores, espera– sacó su móvil y me hizo una fotografía. – Pienso enseñársela a tu padre.

– Ni de coña, ¿quieres matarlo de un ictus?

Cuando llegamos al Camp Nou estaba igual de lleno que la última vez, entramos gracias a los pases VIP que Ferrán le había dado a Sira esa mañana y nos sentamos en el palco.

No estábamos muy lejos de ellos y pudimos verles salir a calentar.

Sira se dedicó a hacerme fotos ese día para matar de disgustos a mi padre y subió alguna a sus historias.

El Barça jugaba hoy contra el Sevilla y estaba un poco nerviosa.

Habíamos empezado la segunda mitad del partido y Sira no paraba de despotricar a mi lado, nerviosa.

Unos minutos después Jordi Alba hacia el primer tanto del partido, poniéndonos a todas de pie saltando como locas y aplaudiendo.

Con la euphoria en el cuerpo me quedé de pie en el palco para verlo todo más de cerca.

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora