LXXII

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Estaba cabreada con el planeta.

Andrés había decidido adelantarse una semana y ahí me encontraba.

Sentada en el sofá, bueno, más bien arrugada en el sofá, haciendo maratón de películas.

Gavi estaba en los entrenamientos y debían de haber cambiado los horarios porque durante esta semana estaba llegando tarde a casa.

O eso o me evitaba porque sabía que estaba de mal humor.

Mi teléfono sonó y lo agarré para cogerle la llamada a mi amiga.

– Desaparecidaaa.– gritó desde el otro lado.

– Hola guapa.– dije un poco apagada.

– ¿Qué pasa?

– Estoy en mis días y no me apetece ni pestañear.

– Voy a tu casa, tengo algo que contarte.

Y colgó.

Empecé a mover la pierna nerviosa. No sabía que iba a decirme.

Al rato sonó el timbre y me levanté a regañadientes para abrir.

Mi amiga estaba al otro lado, mirándome muy contenta.

Me tranquilizó verla así de bien y la dejé pasar.

Cuando llegó hasta mi sofá se tumbó y miró la tele.

Me tumbé a su lado y la miré.

Entonces me di cuenta de un pequeño detalle.

Bueno, un GRAN detalle.

Me levanté de golpe y la miré en shock.

Ella se echó a reír al ver mi expresión y se sentó también.

– Te ha costado darte cuenta.– murmuró.

– Dios mío Sira.– dije tapándome la boca.

Era consciente de que llevaba un tiempo sin verla, pero lo que no me esperaba era que en ese tramo de tiempo iba a verla con un barrigón.

Sí, barrigón.

– ¿Puedo?– dije mirándola.

– Pues claro que sí, eres su madrina y tía.

Sonreí con todas mis ganas y llevé una de mis manos hacia su redonda barriga.

– ¿De cuanto estás?

– 3 meses. En nada sabremos el sexo.

– ¿Por qué no me lo has contado antes?

– Porque quería que fuera... ¿un kinder sorpresa?– dijo riendo.

– Joder Sira. ¿Quiénes lo saben?

– Por ahora nuestros padres y tú. Si los chicos ganan el partido de mañana y se llevan el título Ferrán va a hacer una celebración en honor al bebé y podremos estar 10 días de vacaciones comprando las cosas que nos hacen falta.

– ¿Donde está Ferri? ¿En el entrenamiento no?

Ella me miró un poco extrañada.

– Que va. El entrenamiento ha acabado hace 2 horas Leah.

La miré en shock.

– ¿No les han cambiado el horario?

Ella negó y entonces volvió a hablar.

– A ver, es lo que supongo eh. Llevo fuera de mi casa desde las 12 de la mañana, así que no sé si siguen entrenando o en casa.

Estuvimos hablando un poco de la criatura y cuando se hizo de noche dijo que tenía que irse.

Se fue dejándome sola en casa y amargada de nuevo.

Gavi tendría que haber vuelto hace horas así que cabreada, me fui a la cama y aunque me costó, terminé quedándome dormida.

Los chicos jugaban hoy y aunque estaba enfadada con Gavi no iba a perderme el partido por nada del mundo.

Así que me vestí poniéndome guapa para fastidiar a Gavi un rato y me fui en su coche hasta allí.

Cuando llegué al estadio me metí por la zona VIP y fui hasta las gradas donde estaba Sira con la camiseta de Ferrán pero unas tallas más grande.

Le acaricié la panza disimuladamente y vi a los chicos salir a calentar.

Hoy no me había puesto su camiseta y sé que estaba muriéndose por dentro por no verme con ella puesta.

Volvieron a los vestuarios y salieron.

Entonces el partido empezó.

La gente chillaba y cantaba coreando los nombres de los chicos.

Sira también lo hacía y yo solo podía mirarla riendo.

Llegó el primer tanto por parte de Kessié y todo el estadio se puso de pie aplaudiendo.

Yo aplaudí sonriendo y aunque la primera parte había estado bastante reñida habíamos conseguido marcar un gol con el que nos íbamos tranquilos al descanso.

Tras el descanso los chicos salieron y estaban a tope.

La posesión del balón siempre estaba a su favor.

Y entonces Ferrán metió gol y se fue hasta una de las cámaras que había delante nuestra para ponerse el balón bajo la camiseta y señalar a Sira, quien sonreía de oreja a oreja.

Eran monísimos.

Hubo otro gol de Pedri y cuando pitó, los chicos empezaron a saltar.

Yo y Sira bajamos con ellos al césped y estaba hablando con Jordi Alba cuando de repente las luces se apagaron y todo el estadio se calló.

Yo me asusté y entonces una pequeña luz iluminó el centro del campo y vi que estaba sola.

Iba a andar para apartarme y entonces vi a Gavi llegar hasta mí.

– Leah, hace ya dos años que nos conocemos y quiero decirte que estoy enamorado de ti como el primer día, sigo sintiendo esas mariposas como el primer día, sigues siendo mi amuleto de la suerte, también sigues siendo la favorita de mi familia y por eso, en un día tan bonito como hoy quiero decir que...– le vi arrodillarse delante de mí, sacar una cajita de terciopelo y yo me quedé en shock.– ¿Quieres casarte conmigo y ser la mujer de mi vida?–susurró y después abrió la caja.

Todo el público aplaudía y entonces me eché a llorar mientras asentía sin parar.

Se levantó poniéndome el anillo y me cogió en brazos para dar vueltas después.

Tras eso todo el público aplaudía y las luces volvieron a encenderse para después empezar a mirar hacia el cielo, donde se estaban lanzando fuegos artificiales.

Yo miré el cielo.

Y Gavi me bajó para abrazarme por la cintura para verlos juntos.

Miré a Sira, quien me dio una mirada cómplice.

Ella lo sabía. La iba a matar

Tras aquello me quedé contemplando los fuegos artificiales mientras Gavi me acariciaba los brazos y le sentía tocar mi mano con el anillo.

Yo sonreí y me di la vuelta para mirarle.

Entonces pegué mis labios a los suyos y supe dos cosas:
1° Que aunque estaba cabreada con él, se me había ido todo el enfado de golpe.
2° Que había tomado la decisión correcta

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Surpriseeeeee 🥹

Voy a llorar de amor.

Veamos que pasa en el futuro je je

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now