XVII

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⚠️ Contenido Explícito

Habían pasado unas pocas semanas desde que volvimos a España.

Gavi y yo nos veíamos casi todos los días, aunque no teníamos tiempo para mucho, porque o él debía irse a entrenar o a un partido o yo tenía exámenes.

Aquel día empezó a llover tan fuerte que pensé que acabaría ahogándome dentro de mi propia casa.

Estaba terminando unos apuntes cuando tocaron al timbre. Fruncí el ceño. ¿Quién podría venir a mi casa con la que estaba cayendo?

Abrí la puerta encontrándome con Gavi de frente. Estaba empapado. Su pelo estaba pegado a su frente y tapaban un poco sus ojos debido a lo largo que lo tenía, su ropa estaba pegada a su cuerpo y sus ojos me miraban fijamente.

– ¿Cómo se te ocurre venir con la que está cayendo? ¿Cómo has venido?– dije agarrándolo para que entrara y cerrar la puerta.

– He venido corriendo. Te echaba de menos. Ayer no nos vimos y me moría de ganas de dormir contigo.– dijo girándose hacia mí y mostrándome esa sonrisa tan bonita que tenía siempre que estaba conmigo.

– Estás loco Pablo.– sonreí suave.– Venga, ve a la ducha, tienes algo de ropa tuya aquí, cámbiate y yo pondré lo que traes a lavar y a secar.

Empezó a desnudarse en mi salón y yo no pude apartar la mirada de su cuerpo.

Hacía muchísimo tiempo que no teníamos sexo, es más, fue la primera y la última y verle así y en ese momento no estaba ayudando, así que empecé a coger todo lo que me daba y fui a meterlo todo en la lavadora.

Para cuando había terminado él estaba en mi baño.
Entonces mi estómago empezó a rugir y me acordé de que no había comido nada por lo que empecé a preparar una ensalada y unas fresas con nata.

Estaba echando la nata en el bol de las fresas cuando unas manos agarraron mi cintura y empecé a notar unos besos en mi cuello.

– ¿Fresas con nata eh?

Sonreí y dejé la nata encima de la encimera. Gavi aprovechó para meter un dedo en uno de los boles y luego llevó ese dedo a mi nariz, manchándome.

Yo empecé a reírme, me giré e hice lo mismo manchándole la mandíbula.

Él me miraba con las manos apoyadas en la encimera, a cada lado de mi cintura.
Su pelo estaba mojado pero peinado hacia arriba, como tanto me gustaba. Llevaba una camiseta negra y unos pantalones cortos que había dejado en mi casa alguna vez.

Su mirada me quemaba y penetraba mis ojos con una intensidad que me estaba poniendo mala.

"Piensa en la biblia Leah."

– Resulta que tengo muchísima hambre nena. Y lo que has preparado me está tentando, así que ¿por qué no cenamos?– dijo y cogió la nata

– Pablo Gavi. ¿Vas a empezar por el postre? He hecho ensalada.

– Eso no es mi postre, cariño.– apretó la nata echándome un poco en el cuello y se acercó para lamerla.

Yo cerré los ojos y llevé una de mis manos a su cuello, acariciándoselo.

No debió de quedarse tranquilo con aquello, porque me quitó la camiseta y esparció nata por mis pechos y empezó a hacer magia con su boca.

Yo me agarré a la encimera, clavando las uñas y solté algunos gemidos que eran apenas audibles.

– No te oigo preciosa.– dijo mordiendo uno de mis pezones mientras me miraba.

Gemí muy alto y me tapé la boca en el mismo instante.

– Pensaba.– dijo sonriéndome con ego y bajó sus manos a mis pantalones cortos.– Ahora si me lo permites cariño, voy a obtener mi premio por ganas los últimos partidos.– bajó mis pantalones.

Yo lo miré fijamente, esperando su siguiente movimiento. El cual, no me esperaba y me sorprendió.

Gavi miró mis bragas, algo simples y sin nada de erotismo. No sabía que iba a venir y había preferido estar cómoda.

Entonces agarró cada uno de los extremos de estas y me las arrancó, rompiendo cada lado.
Después bajó por mi cuerpo y después de abrirme de piernas, hundió su lengua en mi intimidad.

Yo eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en uno de los muebles de la cocina. Él mientras seguía lamiendo y succionando allí abajo.

Se apartó un segundo para echar nata y volver a hundir su maravillosa lengua en mi intimidad.

Yo empecé a gemir como una histérica y agarré su pelo y tiré de él a lo que me respondió con un gruñido grave.

Se apartó de mi humedad y se levantó para cruzar nuestras miradas.

– ¿Cuantos goles marcamos el otro día nena?– dijo mirándome.

– Tres.– dije tragando saliva.– ¿Por qué?

– Pues son todas las veces que vas a correrte esta noche.

Después de decir aquello me agarró subiéndome a la encimera y se deshizo de su ropa para alinearse con mi entrada y entrar de golpe.

Yo solté todo el aire que estaba reteniendo y puse mis manos alrededor de su cuello.

– Mierda.– gruñó.

– ¿Pasa algo?

– No llevo condón

– No pasa nada, tomo anticonceptivas.– lo miré.

– ¿Por qué no me lo dijiste la última vez?

– Porque en ese momento no las tomaba.– dije para después reírme.

Entonces se me fue toda la risa de golpe.

Empezó a moverse contra mí a una velocidad inimaginable.

Uno de los cajones retumbaba debido a los golpes que le estábamos dando y la velocidad que llevaba.
Él gemía y soltaba algún que otro taco y yo, yo solo podía gemir su nombre.

Me besó mientras seguía moviéndose y entonces salió.

– Gavi ¿qué cojones pasa?– dije algo molesta.

– Date la vuelta y pon tu culo en pompa.

Lo miré y después hice lo que me había pedido.
Volvió a entrar en mí y empezó a moverse a la misma velocidad de antes.

Yo gemía y me agarraba a la encimera como podía.
De pronto una de sus palmas chocó en mi trasero y un picor empezó a recorrer mi nalga.

"¿Acaba de azotarme?"

– Dios... Que ganas tenía de tener esta vista de tu puto culo así.– dijo mientras se movía detrás de mí y acariciaba mis nalgas con mimo.

Después volvió a azotarme, pero esta vez en la otra nalga. Creo que dejaría marcas por unas horas, pero no podía importarme menos en estos momentos.

Él seguía moviéndose a una velocidad incansable y yo empecé a tensarme y gemí.

– Venga nena. Hazlo, quiero verte hacerlo.

Y con eso, me corrí y gemí su nombre por última vez.

Al escucharme él tampoco pudo aguantarse y acabó corriéndose conmigo.

Cuando acabamos, me ayudó a incorporarme, me dio la vuelta y me miró sonriendo para besarme después.

– Enhorabuena nena, ya solo te quedan dos.– dijo para después agarrarme como un saco de patatas y subir las escaleras en dirección a mi habitación.

"Que pena que no hubiesen marcado más goles"

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Mae mía como está el patio...

Creo que me he pasao jajajajajajaja, pero bueno, no importa.

Mañana me dan vacaciones y eso solo puede significar una cosita... *redoble de tambores*
CAPÍTULOS DOBLES.

Aún así, nos leemos gente preciosa <3

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora