LIII

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La barbacoa de aquel día pasó sin problemas.

Estaba retocando un poco mi pintalabios para salir con un amigo.

Sí, amigo.

Uno de mis amigos de la infancia había sido llamado para el primer equipo en el Real Madrid y yo no podía estar más orgullosa de él, así que en cuanto me había enterado le había obligado a salir y tomar algo.

Los chicos del Real Madrid estaban en Barcelona para disputar El Clásico del día siguiente.

Mario y yo íbamos a salir a pasear y a que me contara un poco, Gavi se había ido a casa de Ansu un rato.

Cuando llegué al bar que solíamos venir antes lo vi sentado.

Me acerqué y le tapé los ojos desde atrás.

Él soltó una risita y me apartó las manos sonriendo.

Me senté a su lado y lo miré sonriendo.

– ¿Has pedido?

– ¿Adivino?

– A ver.– dije sonriendo.

– Un gym tonic bien cargadito con una rodajita de limón y... ah, ya sé, unas hojitas de hierbabuena.

– Te quiero.– dije aplaudiendo.

Cuando nos trajeron el pedido le di un sorbo con la pajita.

– Así que saliendo con un culé ¿eh?– dijo juzgándome en broma.

– Mario, no empecemos, no estaba en mis planes.– reí cogiendo una servilleta.

– ¿Puedo pedirte algo?

– Adelante cielo, dime.– dije mirándole.

– ¿Puedes llevar esto en el partido de esta noche?– dijo dándome una camiseta con su dorsal y el escudo del Real Madrid.

Cogí la camiseta sonriendo y entrando de repente en estado de nostalgia.

Hace no mucho solía llevarlas en todos los partidos.

Ahora los colores eran distintos.

– Claro que puedo llevarla Mario, eres mi amigo, siempre apoyo a mis amigos.– sonreí y la doblé con cuidado metiéndola en mi super bolso.

Él se terminó su coca-cola y yo mi copa, me despedí de él con un abrazo enorme y le dije que luego le veía.

Cuando llegué a casa Gavi estaba metiéndose en la boca un poco de tortilla de patatas y me miró fijamente.

– ¿Dónde estabas?– dijo después de tragar.

Dejé las llaves y el bolso en la entrada y me acerqué para besar su mejilla abultada por la comida.

– He salido a tomar algo con un viejo amigo.

Él asintió y se metió otro trozo de tortilla en la boca.

– ¿Qué amigo?– dijo mientras masticaba.

– Cuando era pequeña iba a clase conmigo, y como a veces Sira no venía pues él hablaba mucho conmigo. Nos conocemos desde hace muchos años. Antes solía acompañarme a ver al Madrid.

Él solo comía y asentía mientras yo hablaba.

Cuando terminó de comer, se levantó y se acercó a mí.

– Estoy nervioso

– Nervioso ¿por qué? Siempre lo hacéis genial.– sonreí.

– ¿Me das un beso de buena suerte?

Sonreí y pegué mis labios a los suyos.

Ahora siempre que estaba nervioso me pedía un beso de buena suerte para sentirse con fuerza y yo, se lo daba encantada.

No habíamos vuelto a hablar de que éramos, porque creo que no hacía falta explicarlo.

Después del beso subió para ducharse y salir en dirección al estadio porque tenían que estar unas 2 horas antes para prepararse.

Cuando se fue, comí un poco de la tortilla que me había dejado y subí a ducharme.

Estaba poniéndome los pantalones cuando recordé lo que me había dicho Mario, entonces bajé, saqué la camiseta del bolso, la planché un poco y me la puse.

Siendo sincera me veía de lo más raro ahora.

Me atusé el pelo un poco, cosa que no fue tarea fácil y salí en dirección al estadio.

Cuando llegué estaba todo a rebosar, así que aparqué el coche y subí hasta la zona VIP.

Entré por la puerta para encontrarme con una sonrisa de mi amiga Sira, la cual, al verme con aquella camiseta del equipo blanco le desapareció la sonrisa.

– ¿Qué es esa bazofia?

– Eh. Un respeto, es el debut de uno de mis viejos amigos y le hacía ilusión que la llevase.

– Gavi va a matarte.

– Ya.

Los chicos salieron a calentar y estuve mirando el móvil, intentando no encontrarme con la mirada de mi novio unos metros más allá.

Sira dice que estaba mirándome con el ceño fruncido y que tenía cara de que estaba a punto de tener una taquicardia.

Mario salió a calentar y entonces me levanté un poco y lo saludé con la mano, gesto que no le pasó desapercibido a mi chico, que miró, bueno, más bien, fusiló a Mario con la mirada.

El encuentro empezó y el Barça tomó la posesión del balón desde el primer momento.

Hubo un pequeño lapsus y Mario cogió el balón para correr hasta la portería.

Gavi llegó en carrera hasta él y se tiró al suelo para cortar el ataque, provocando una falta.

Mario se levantó sin hacerle mucho caso.

Gavi estaba descompuesto y yo estaba que me daba algo.

Un pase a Gavi le hice empezar a correr con el balón en su posesión, Mario llegó hasta él y cortó el balón pisando a Gavi, a lo que Gavi se tiró al césped mientras se quejaba.

Entonces Mario se agachó un poco para decirle algo y Gavi se levantó hecho una furia para encararse con el jugador del equipo blanco, pero fue detenido por los jugadores.

Raphinha marcó un gol que hizo que todo el estadio se pusiese de pie y celebrase.

Sira no paraba de saltar y mirarme.

– Hoy te has ido al equipo perdedor amiga mía.

Creo que habló demasiado pronto, porque el Madrid marcó dos goles y el encuentro acabó a favor para el equipo blanco, uno de esos goles, de Mario.

Los chicos se iban a vestuarios, pero antes de eso, vi a Mario acercarse hasta las gradas y lanzarme su sudadera para guiñarme el ojo después.

Gavi estaba allí de pie mirando todo y entró al túnel de vestuarios riendo sarcásticamente.

Cuando salieron todos de vestuarios yo estuve hablando con Mario un rato y después salí al aparcamiento y me monté en el coche.

Miré mi camiseta y sonreí.

"Vaya la que me espera"

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Uhhhhhhhhh... Leah ha despertado a la bestia que se encontraba dormida.

Miedo me da.

Nos vemoooos en el siguientee 🫶🏻

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora