XXVII

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⚠️ Contenido Explícito.

Cuando me desperté a la mañana siguiente un pensamiento rondaba mi cabeza: dolor.

Mi cabeza estaba como un bombo. La luz que entraba por la ventana no ayudaba en nada a la situación y lo único en lo que podía pensar era en tirarme por aquella ventana.

Me levanté y fui a tomarme un ibuprofeno con un zumo de naranja y unas tostadas que Gavi me había preparado antes de irse.

Subí de nuevo a la habitación y me quedé frita.

Me desperté empapada en sudor y me miré la hora.

Gavi llegaría en media hora.

Gracias a Dios mi dolor de cabeza se había disipado, así que preparé arroz y me tomé un vaso de Coca-Cola mientras veía la tele.

Cuando escuché la puerta abrirse vi a Gavi entrar.

Y quise morirme allí mismo.

Estaba guapísimo, acababa de cortarse el pelo un poco, traía puesto un chándal negro y cuando me miró agradecí estar sentada en el sofá, porque de lo contrario, me habría caído al suelo.

Se acercó a mí y me dio un beso, con el que pude oler esa colonia que le caracterizaba.

- ¿Qué tal la resaca princesa?

No entendía que me pasaba. Estaba un poco bastante hormonada hoy y no era algo muy normal.

"¿O quizás sí?"

Miré el calendario en el móvil y caí en la cuenta de que me faltaban 3 días para que la tomatera hiciera su aparición por aquí.

Cuando estaba acercándome a mis días, estaba hormonada las 24 horas.

Me levanté y lo abracé por detrás.

- Bien, gracias por el desayuno esta mañana. La cabeza me mataba.

- No me las des cielo.

- Ahá...

Fue lo único que alcancé a decir mientras deslizaba mi mano sobre su estómago, lo que le hizo estremecerse un momento.

- Leah ¿pasa al-

Llegué hasta abajo y apreté un poco con mi mano.

- Joder

Yo sonreí sabiendo que con eso ya estaba en el bote.

Me puse en frente de él y me agaché, quedando de rodillas.

- Leah, no sé muy bien que mosca te ha picado pero...

Sus palabras se quedaron ahí cuando bajé su ropa y agarré su miembro, empezándolo a mover de arriba a abajo, suavemente.

Soltó un gruñido y miró hacia abajo para cruzar nuestras miradas.

Entonces, la metí en mi boca y empecé a lamer de arriba a abajo.

Sentí como empezaba a ponerse duro y a mí se me escapó una sonrisa.

Él agarró mi pelo e hizo una coleta con este.

Yo subía y bajaba mi cabeza en un vaivén lento, besaba la punta y a veces, intentaba metermela hasta el fondo, lo que provocaba que se me escaparan arcadas.

- Joder Leah. ¿Qué voy a hacer con esa boquita tan sucia?

Sonreí y miré hacia arriba, encontrando su mirada penetrar la mía.

Y entonces, agarró mi pelo fuerte y empezó a mover sus caderas. Rápido. Duro.

Yo cerré los ojos sintiendo como salía y entraba de mi boca.

Él gruñía mientras follaba mi boca.

Entonces me agarró y me llevó en volandas hasta el sofá, abriendo mis piernas.

Se puso entre medio de estas y bajó mi ropa interior.

- Voy a ir rápido preciosa.- dijo y llevó su boca hasta mi intimidad ya completamente húmeda.

Yo agarré su pelo y tiré suavemente mientras gemía y apoyaba la cabeza en el respaldo del sofá.

Él seguía haciendo maravillas ahí abajo, hasta que alejó su boca un poco y escupió.

Creí que jamás iba a ponerme cachonda con un gesto como ese, pero me equivoqué.

Metió dos de sus falanges en mi interior y se mordió el labio.

- Joder nena. Siempre estás así de húmeda, y apenas te he tocado.

Yo le agarré de la cara y estampé mis labios contra los suyos en un beso salvaje, apasionado, agresivo...

Sacó sus manos, las colocó a ambos lados de mis muslos y entonces me penetró.

Yo gemí y le arañé la espalda.

Él empezó a moverse, rápido.

Me agarró del culo levantándome y andó hasta la cocina, estampándome contra la encimera y moviéndose muy rápido.

Entonces le miré y él conectó su mirada con la mía.

- Déjame montarte.

- ¿Quieres ir arriba amazonas? Muy bien. Demuéstrame como te mueves.- dijo yendo de nuevo hacia el sofá y sentándose conmigo encima.

Me incorporé un poco, me agarré al respaldo del sofá y empecé a moverme, no era un ritmo tan rápido como el suyo, pero creo que fue la primera vez que lo escuché gemir tanto.

- Eso es nena, eso es. Muévete un poco más rápido.

Hice lo que me pedía y subí y bajé a un ritmo más rápido.

Mientras me movía me tomé mi tiempo para admirarle.

Se estaba mordiendo el labio, su manzana de Adán se movía debido a la saliva que estaba tratando de tragar, sus ojos estaban cerrados y su ceño algo fruncido, su pelo se pegaba a su frente por el sudor y su cuello estaba sudado.

Y con todo aquello en mente seguí moviéndome tan rápido como mis piernas me permitían.

Las piernas empezaban a dolerme y él lo notó, así que empezó a ayudarme moviendo sus caderas a la par que yo subía y bajaba.

Lo único que se escuchaba eran mis gemidos mezclados con sus gruñidos y sus besos en mi cuello.

Terminamos llegando los dos a la vez y me permití dejarme caer encima suya para descansar.

Él acarició mi espalda de arriba a abajo.

- Menudo recibimiento eh, quiero este recibimiento todos los días.

Yo me reí, sin fuerzas.

- Cállate, porque ahora mismo me duelen las piernas como no te imaginas.

- ¿Estás bien?

- Bueno, no puedo moverme, así que no.- dije riendo.

Entonces él me cogió en brazos y me llevo hasta el baño con él.

Nos acabamos duchando juntos entre cosquillas y risas y cuando nos pusimos el pijama bajamos a comer.

Tras aquello empezamos a hacer zapping y nos empezamos una serie.

Así estuvimos toda la tarde, acurrucados entre mantas, mimos, caricias, besos, algún que otro pique por ambas partes y mucha, pero mucha paz.

Ese era el efecto de Pablo Gavi en mí.

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Lo dicho. Me pido ser la madrina de la boda, y si no, la novia, me da igual.

Nos leemosss <3

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now