XLVII

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Encontrarme a Sira y a Gavi en el salón de mi casa no era algo que esperase sinceramente.

Intenté mantener la compostura y me senté al lado de Noa teniendo en frente a Gavi, quien me miraba fijamente.

Era bastante de noche y ya habíamos cenado, así que empecé a bostezar falsamente para poder irme a dormir y que ellos se fuesen.

No era por ser grosera, pero no estaba cómoda en esos momentos.

– Bueno chicos, es de noche, ¿vais a quedaros a dormir?

Miré a Noa y la fusilé con la mirada.

Era imposible que pudiesen quedarse a dormir, ya que solo había dos habitaciones.

– No queremos molestaros.– dijo Sira tan amable como siempre.

– Que va. Mira, duermes tú conmigo y Gavi con Leah.

A mí se me fue todo el color de la cara y me levanté para ir a la cocina.

Llené un vaso de agua y me fui a poner el pijama.

Cuando entré en mi habitación Gavi estaba tumbado en mi cama, sin camiseta.

Yo entré y me senté en la cama dándole la espalda, me solté el pelo y me tumbé a su lado aún dándole la espalda.

Todo estaba en silencio y era una de las noches que más a oscuras me encontraba.

– Leah.– dijo susurrando.

Cogí aire y me aclaré la garganta para después hablar.

– Que.

– ¿Qué tal la facultad?

– Bien. Estoy en los exámenes finales, así que no me queda mucho.

– ¿Qué vas a hacer después de la facultad?

– No lo sé. Quizás me quede aquí o puede que me vaya a Cantabria con mi madre. ¿Y tú qué tal?

– Bien. Hemos ganado La Liga, así que tenemos 15 días de vacaciones.

– Me alegro.– solté aire.

Esto estaba siendo de lo más raro.

– ¿Y con Noa?

– Es buena chica. Me cae genial.

– ¿Y Will?

"¿Qué cojones?"

Me giré para mirarle por primera vez en toda la noche.

– ¿En serio Pablo?

– Lo siento. Es que pensaba que tenías algo con ese chico y-

– ¿Crees que podría estar saliendo con alguien 6 meses después de estar contigo?– dije sentándome en la cama.– Él lleva 4 meses tirándome la caña.

Lo vi apretar la mandíbula y lo miré.

– Leah, mírame.

Lo miré a esos ojos castaños que tanto había echado de menos. Seguían teniendo el mismo brillo al mirarme y eso lo único que hacía era volverme el corazón loco.

– ¿Ha hecho al-

Negué rápido y me tumbé mirándole.

– Me ha besado. Pero nada más q-

– Lo mato. Me lo cargo.

– Ey ey Pablo, tranquilo, ¿vale?

Él cogió aire profundamente y entonces empezó a acercarse más a mí.

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now