XLVIII

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Mi mirada volaba de uno a otro esperando a que la bomba explotase y ponerme en medio para hacer de amortiguador.

Will me miró y agarró mi brazo tirando de mí para poder salir de allí.

Gavi fue rápido y agarro el mismo brazo para mirar fijamente a Will.

– Leah nena, tengo que hablar contigo.– dijo Will mirándome.

– Lo que quieras decirle, se lo dices aquí.– dijo Gavi serio.

– Perdona chato ¿nos conocemos?

– No, pero estás a punto. Soy Gavi, novio de Leah.

Will palideció un poco y yo miré a Gavi asombrada de lo que acababa de soltar.

– ¿Tú eres el amigo de mi novia verdad? Ehm...– Gavi empezó a chasquear los dedos mientras pensaba.– ¿Stuart no?

– Will.

– Eso, James.

Will miró a Gavi y sentí como su agarre se apretaba en mi brazo.

Quería quejarme, pero sabía que si me quejaba Gavi iba a propinarle un puñetazo, y no quería peleas.

Gavi se acercó más a nosotros y le vi sacar pecho y hacerse más alto.

– Si no quieres que te mate de un puño ya estás soltándola, Harry.

– Will.– volvió a corregir él.– Y no, no pienso soltarla, tenemos que hablar cosas nuestras, así que, pírate por donde has venido, que estás muy subidito, niñato.

Cerré los ojos sabiendo lo que se venía.

– Este niñato está intentando pasar tiempo con su novia.

– Pues tu novia tengo que decirte que folla de maravilla.

Abrí los ojos de golpe procesando lo que acababa de escuchar, entonces de mi garganta salió un grito al ver a Gavi asestarle un puñetazo en la nariz a Will.

Will cayó al suelo mientras agarraba su nariz y se quejaba.

Aunque no le duró mucho el dolor, porque se levantó y le asestó un puñetazo a Gavi.

Yo volví a chillar.

Gavi iba a abalanzarse contra él, pero me puse en medio, y entonces vi su rostro relajarse y mirarme.

Miró a Will, le tiró pañuelos y escupió a su lado.

– El único que sabe como folla lo tienes justo delante de ti, gilipollas.

Después de esto, Gavi agarró mi brazo y andó conmigo por las calles.

– Gavi, joder, para.– dije tirando de mi brazo y soltarme de su agarre.

Este paró en mitad de la acera y me miró.

Hice una mueca. Tenía una herida en el labio que la verdad es que no paraba de sangrar.

Yo suspiré y agarré su mano y me dirigí a casa.

Cuando llegamos Noa y Sira no estaban.

Llevé a Gavi hasta el baño, lo senté en la tapa del retrete y me di la vuelta para abrir el botiquín y encontrar algo con lo que curarle un poco la herida.

Sentí su mirada hacerme un repaso de arriba a abajo, pero decidí mantener la compostura y cuando cogí lo que necesitaba volví a girarme.

Se levantó para escupir en el lavabo, lo que ocasionó que quedase atrapada entre su cuerpo y el lavabo.

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now