LXVIII

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Al final por la insistencia fuimos a Valencia a visitar a mi madre.

Decía que iba a haber unas fiestas preciosas y que quería que fuéramos y no aceptaba un no por respuesta.

Arrastré a Gavi conmigo, aunque bueno, eso de arrastrarle... fue él quien me arrastró a mí.

No sé bien por que, pero le encantaba pasar tiempo con mi madre.

Le daba tranquilidad, supongo.

Eso era algo bueno de mi madre. Te aportaba tranquilidad y confianza.
No te presionaba para que le contases algo, sabía que cuando te sintieras preparado acabarías contándoselo y siempre te animaba a todo.

Sin duda había tenido mucha suerte de tenerla.

Mi madre nos abrió la puerta emocionada y nos estrechó a ambos en un abrazo.

Yo me agobié pero vi a Gavi sonreír mucho.

Se lo pasaba en grande.

Nos sentamos en el salón mientras mi madre hacia ganchillo.

– ¿Qué tal en Barcelona niños?

– Bien mamá, ya sabes, mucho frío.

– Y tanto cariño, es horrible.

– ¿Y tú Gavi? ¿Qué tal los partidos?

– Bastante bien señora.

– ¿Señora? Por dios ni que tuviera 80 años. Trátame de tú, hijo. Y llámame suegra.

Gavi asintió sonriendo y yo los miré a ambos.

Vaya dos patas para un banco.

Mi madre nos dijo que después empezaba el festival, así que nos fuimos a nuestra habitación y tras ducharnos y prepararnos bajamos para ir con ella al centro de la ciudad.

La gente paseaba muy animada.

Me apoyé en una barandilla para mirar el río y sentí a alguien posicionarse detrás de mí.

Sonreí cuando sentí unas manos calentitas agarrar las mías y bajar a mi estómago.

Apoyó su cabeza en mi hombro y miró el cielo y el río.

Entonces me giré y me encontré a mi madre con un hombre que podía tener la misma edad, se les veía cariñosos y aunque sentí un pinchazo, sonreí, me alegraba verla feliz.

Volvi a centrar mi vista en el río y el reflejo que daba de la luna.

Y sentí unos besos en mi cuello.

– Nena...

– Hm...– murmuré.

– Te quiero.

Y después de aquello estallaron fuegos artificiales que iluminaron toda la ciudad de cada color.

Yo miré el cielo como si fuera una niña pequeña.

Y sentí un click de una cámara pero no me giré. Necesitaba inmortalizar este momento.

Mi madre insistió en hacernos a Gavi a mí una foto y la verdad es que quedó bastante bien.

Volví a girarme para ver los fuegos y mi móvil vibró.

Eché una ojeada a las millones de notificaciones de Instagram y me paré sobre una en concreto.

"@pablogavi te ha mencionado en su historia"

Sonreí y miré la historia. Salía yo de espaldas mirando los fuegos artificiales y la canción que sonaba era la de "Aquel Nap Zzzzz"

Me giré y me abracé a Gavi, quien me estrujó en el abrazo.

La gente empezó a venir para hacerse una foto con él y tuvimos que marcharnos.

Entonces mientras yo andaba agarrada y guiada por él alguien a quien no logré ver se abalanzó y me propinó un puñetazo en la cara.

Gavi se giró y empezó a ver sangre que caía de mi nariz y me soltó para ir en busca de quien había sido.

– Gavi... Por favor...

No necesité decirle mucho más porque llegó de nuevo hasta mí y me agarró la carita.

– Vamos a que te vean eso.

Me llevó al hospital más cercano y tras detener un poco el sangrado me dijeron que por suerte no era nada grave pero que si la sangre no paraba de salir deberíamos volver.

Salí del hospital con ambas fosas nasales entaponadas y me puse la capucha de la sudadera que Gavi me había dejado para taparme la cara ante las cámaras.

Empezaron a hacerle preguntas a Gavi y algunos preguntaban si estaba bien.

A lo que yo simplemente levantaba el dedo pulgar.

Mi madre nos esperaba en el coche con su novio.

Gavi y yo nos sentamos en la parte de detrás y conseguimos salir de aquel barullo de cámaras.

Así que me quité la capucha.

No podía respirar y parecía tonta soltando y cogiendo aire por la boca.

Cuando llegamos a casa tras dejar al novio de mi madre, nos acostamos pero simplemente mirando el techo.

– No pienso firmar nada hasta nuevo aviso.– dijo Gavi mirándome mientras hacia caricias a mi cabeza, la cual estaba apoyada en su pecho.

– Cielo, no, estoy bien.

– Joder Leah, siempre estás bien, ¿hasta que no te maten no vas a darte cuenta de que esto es un asunto serio? No deben agredirte porque sí.

Suspiré.

– Hay gente que no tiene la culpa cariño

– Ya. Pero al menos los que sepan que son inocentes harán lo posible por encontrar al culpable para que todo se solucione.

A veces me sentía tan protegida que olvidaba que también me pasaban cosas.

– Así que mañana hablaré con mi manager. Se cancelan las firmas y fotos en la calle hasta nueva orden, al menos de mi parte.

Lo miré haciendo pucheros. Tan solo imaginando a los niños pequeños quedarse sin su foto me entraban ganas de llorar.

Negué repetidas veces con la cabeza.

– Ni de coña, Gavi. No voy a dejarte hacer eso.

– Pues buen trabajo para conseguirlo.

Lo miré y me senté para acercarme a su cuello y empezar a besar mientras bajaba hasta sus clavículas.

Esté cerró los ojos y se mojó los labios.

Sonreí y le di un lametazo en el cuello.

– ¿Te estoy convenciendo?

– No... pero casi.– ronroneó.

Reí y seguí besando su cuello

Este apoyo sus manos en mi espalda y comenzó a subirlas y bajarlas acariciándola.

– ¿Y ahora Pablo?– sonreí.

Él me miró sonriendo y me besó.

Estaba quedándome sin aire, así que lo notó y se separó para pasar uno de mis mechones por detrás de mi oreja y mirarme sonriendo.

– Haces conmigo lo que quieres Leah...

– Mentira.– acaricié su nuca peinándolo.

Él me miró sonriendo.

Yo subí mis manos y las introduje en su pelo para después tirar hacia atrás, haciendo que su cabeza fuese hacia atrás también.

Le di un beso y nos acurrucamos abrazados, quedándonos dormidos.

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Gavi=Calzonazos

Pobrecita, todo le pasa a ella. La envidia hermano 🙂

Nos vemoooos 🫶🏻

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum