XLIX

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Gavi me besaba con una ferocidad enorme, hasta que escuché la puerta de la casa abrirse.

Entonces, lo empujé mandándolo a la otra esquina, lo que le hizo emitir un gruñido.

Yo me estaba lavando la cara cuando Sira abrió y nos miró a ambos.

Después abrió mucho la boca y miró a Gavi.

– ¿Qué coño te ha pasado en la cara Gavira?

Me sequé y los miré.

Sira me miraba con detenimiento y después volvió a dirigir su mirada a Gavi.

– Le has pegado.– dijo mirándome.– ¿Qué ha hecho?

Empecé a negar con las manos.

– No no no, yo no he sido, lo juro.

– Dice la verdad.– dijo Gavi

– Tú a callar.– ordenó Sira y después volvió a mirarme.

– Se ha peleado

– ¿Con quién?– quiso saber Sira.

En esto Noa entraba por la puerta para coger algo del cajón.

– Se ha peleado con Will.

– ¿QUE QUÉ?– Dijo Noa en shock.

– ¿Will? ¿Quién coño es ese?– dijo Sira.

– Es el rollete de Leah

Le pegué una colleja a Noa por ser tan bocazas. No era mi rollete, ni quería que lo fuera.

Sira me miró en shock.

– No es mi rollete.– dije seria.

Gavi me sonreía mientras Noa y Sira debatían. Quería borrarle la sonrisa de la cara.

Noa y Sira salieron hablando de no sé muy bien que.

Me acerqué a Gavi, quien seguía sonriendo.

– Me da que se le da el sexo mejor que a ti.– le guiñé el ojo viendo como se le borraba la sonrisa y salí del baño.

Leah 1 - Gavi 0

– Gavi, ¿cómo vas a aparecer así en España? Tienes los labios hinchados y una herida, por no hablar de tus nudillos.– señaló Sira.

– Los labios están hinchados por otra cosa distinta.– dijo Gavi y me miró de reojo.

Sabía que estaba mirándome así que no iba a mirarle.

Noa y Sira empezaron a cocinar y me ofrecí a ayudarles, pero me negaron la amabilidad y me dijeron que pusiese la mesa.

Hice caso y puse las cosas en la mesa.

Sentía la mirada de Gavi quemar cada parte de mi cuerpo.

Estaba enfadado, lo sabía, pero me iba a hacer gracia verle aguantarse el enfado.

La cena pasó sin mucho interesante que contar.

Cuando llegué a mi cuarto tras lavarme los dientes Gavi estaba semidesnudo y tumbado boca arriba mientras miraba el móvil.

Cuando entré, apagó el móvil y lo tiró por ahí.

Me senté en la cama y saqué el bote de pastillas y lo abrí.

Gavi fue más rápido y entonces me arrebató el bote.

– ¿Qué cojones es esto Leah?

– Son pastillas para dormir. Las tomo todas las noches desde hace 5 meses.

Él me miró y tiró el bote por ahí.

– Ey, ¿qué coño te pasa?

Agarró mi cara y me besó con deseo y ganas contenidos.

Correspondí su beso mientras me tumbaba en la cama y se ponía encima para seguir besándome.

Bajó los besos por mi cuello y yo cerré los ojos ante el contacto.

Hacía mucho que no me tocaban y el hecho de que Gavi estuviera aquí, en Nueva York dándome besos por el cuerpo iba a acabar con mi poca coherencia e integridad mental.

Subí mis manos y las apoyé en su espalda para acariciarla de arriba a abajo.

Él seguía besando mi cuello y oliéndome.

Lo empujé un poco y lo senté en la cama. Cuando levantó la vista de mi cuerpo tenía las pupilas dilatadas y se mojaba los labios.

Me senté encima y sin decir nada, lo abracé.

Él correspondió mi abrazo y me quitó la camiseta del pijama.

Lo dejé hacer y la tiró por ahí.

Entonces empezó a bajar sus manos por mis costillas y cadera.

– Espero ser el único que ha visto este lunar de aquí nena.– dijo llevando uno de sus dedos hasta el lunar de al lado de una de mis tetas.

– Puede.– dije sonriendo.

Me miró serio.

– Es broma. Está claro que eres el único.

Sonrió y agarró mi nuca para volver a besarme.

La oscuridad de la habitación nos envolvía, solo podía observar su figura y estaba maravillada por ello.

Se tumbó sin apartarme de encima y me estrechó contra él, para arroparnos a ambos después.

Y volví a quedarme dormida al instante, sin necesitar las pastillas.

Narra Gavi

La luz de la ventana empezaba a molestarme, así que agarré un pequeño cojín que había cerca y me lo puse en la cara.

Podría haberme levantado para bajar la persiana, pero tenía a Leah encima y la verdad es que estaba muy cómodo, si la despertaba volvería a poner distancia entre nosotros, y me cabreaba eso que flipas.

Acaricié su espalda desnuda, sintiéndome en casa.

Llevaba 6 meses anhelando tocarla así, verla dormir...

Sé que no ha tenido nada con ningún tío durante estos 6 meses, y eso solo podía hacer dar saltos a mi corazón.

Joder, la había echado tanto de menos que ayer casi me la tiro en el jodido baño.

Miré su cara, tenía los ojos cerrados y sus largas pestañas era lo que más llamaba la atención ahora mismo, tenía el pelo en la cara y se lo aparté con mi mano, su boca estaba abierta y quise besarla.

Así que lo hice.

La besé y ella empezó a moverse mientras soltaba alguna queja en sus sueños.

La miré sonriendo.

Parecía una niña pequeña cuando dormía. Nada la perturbaba y su ceño lucía tranquilo.

Aquel Will me había hecho perder los estribos la otra noche. Nadie iba a ponerle una sola mano encima y mucho menos tratarla como lo había hecho aquel gilipollas.

Se tenía bien merecida la pelea.

Leah se removió y cuando abrió los ojos me miró mientras se sobaba los ojos.

– Buenos días bella durmiente.– sonreí y la miré.

Ella me dio una pequeña sonrisa y después se levantó para ponerse la camiseta, quitándome así las buenas vistas.

La miré mientras se ponía la camiseta y casi me atraganto.

Se había hecho un piercing en el ombligo.

Joder. Joder. Joder. Joder.

Acababa de cagarla.

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Gavi y Leah viven en mi cora 4evah

Nos vemos en el siguienteee ♡︎

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now