XLII

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Después de aquella aventura de hacer de canguros tuvimos que viajar a Manchester ya que los chicos tenían un partido allí.

Habíamos decidido irnos unos días antes y así hacer turismo.

Sira y yo nos volvimos locas yendo de una tienda a otra. Ella llevaba más de 3 bolsas en la mano, pero yo decidí que no iba a comprarme nada para así ahorrarme una explosión de mi maleta.

En el hotel los chicos no paraban de molestarse unos a otros.
Las bromas no eran de lo más normales.

Sira y Ferrán fueron las primeras víctimas. Balde había llenado un cubo con gelatina y mirntras dormían se lo habían tirado todo encima. Mi amiga y Ferrán estuvieron 2 días para quitarse todo lo pegajoso del cuerpo.

Balde fue el siguiente en caer. Habían metido una mofeta en su cuarto y creo que ya todo el mundo sabe lo mal que olió durante 3 días.

Ansu fue dejado en el balcón durante una noche entera y a la mañana siguiente lo primero que hizo fue meterse en la cama y quedarse dormido al instante.

Todos sufrieron. Menos Gavi y yo. Todos sabían el carácter de Gavi y sabían que no podían meterse con él.

Un punto a favor para mí.

Sira y yo estábamos tomando café cuando me miró seriamente.

– No me baja.

– ¿Hm?– dije bebiendo.

– Estoy teniendo un retraso Leah.

Escupí todo el café y empecé a toser como a una descosida.

– ¿Puedes hacerme un favor?– dijo ella agarrando la taza y mirando el café.

– Lo que necesites cariño.– dije mirándola seriamente.

– ¿Puedes ir a la farmacia a comprarme un test? No quiero alarmar a Ferrán.

– Vale. Iré ahora. Tú vete a tu habitación y espérame allí. Los chicos están entrenando y es el mejor momento.

Sira se fue al hotel y yo me puse unas gafas de sol y la capucha de la sudadera y entré en la farmacia.

Agradecí tener buen nivel de inglés en aquel momento.

– Eh... Excuse me, can you give me a pregnancy test?

La chica me entregó la caja y después de pagar salí.

Llegué al hotel y al entrar en el hall estaban todos allí, incluyendo a Sira.

Escondí la caja como pude y subí a mi habitación después de hacerle un gesto a mi amiga.

Dejé la caja encima de la cama y entonces Gavi entró por la puerta.

Se acercó para darme un beso y después su mirada se trasladó a la caja.

Abrió mucho los ojos y después me miró.

Yo caí en la cuenta de lo que acababa de ver y entonces supe que la había cagado.

– Leah... ¿estás... ¿estás...

Yo lo agarré de los hombros y lo miré.

– No es para mí. Es para Sira, pero no le digas nada a Ferrán, por favor.

Vi a Gavi respirar tranquilo y entonces empezó con el interrogatorio.

Sira vino a mi habitación y cuando vio a Gavi abrió mucho sus ojos.

– Ya lo sabe. Tranquila, no dirá nada.

Sira y yo entramos en el baño y me dí la vuelta para dejarla que se hiciera el test.

Cuando terminó, lo dejamos en el lavabo y ambas nos sentamos en el suelo a esperar los resultados.

– ¿Y si sale positivo?– dijo ella mirándome.

– Si sale positivo deberás hablar con Ferrán y ambos decidir lo que vais a hacer.

– Joder Leah. Soy muy joven.

– No serías la primera novia o mujer de un futbolista que tiene hijos pronto.

Asintió dándome la razón.

– No estoy preparada para ser madre.

– Sinceramente, yo tampoco lo estoy para ser tía y madrina.

Ella me dio en el brazo mientras reía.

– Sira, escúchame, si sale positivo vamos a apoyarte siempre en todo lo que necesites y lo sabes.

– ¿Y si Ferrán me deja?

– ¿Tú le has visto? Está enamorado de ti cielo. No va a irse por esto. Ni por esto ni por nada.

Sé que no estaba calmada ahora mismo, pero quería hacerle sentir cómoda y querida.
Aunque ella pensase que sí, no estaba sola. Nunca lo ha estado, pero a veces las personas más acompañadas son las que más solas se sienten.

Sira y yo nos conocíamos desde hace años y sé que siempre solía guardarse todos los problemas para ella y soltarlo cuando ya estuviese sola.

Tenía muy poca confianza en los demás y eso a veces le pasaba factura porque los problemas se le acumulaban.

Siempre acababa viniendo a mi casa con un sofocón impresionante. Y yo siempre estaba dispuesta a abrirle aquella puerta y escuchar todo lo que quisiese soltar para sentirse mejor.

Normalmente siempre lleva una sonrisa maravillosa en su cara, pero a veces siente que no puede más.

Creo que tenerme a mí y ahora a Ferrán le ha hecho abrirse más y sentirse querida por los que le rodean.

Y tal vez era muy joven para ser madre. Pero sé que iba a ser una gran madre. Siempre pensaba más en los demás que en ella misma y bueno, Ferrán estaba perdidamente enamorado de ella.
Es algo obvio que ese niño iba a crecer en un lugar idóneo.

– ¿Sabes la cara que ha puesto Gavi cuando ha visto el test?– dije riéndome.

– Me lo imagino.– dijo mi amiga mientras se toqueteaba los anillos.

– Creo que se ha puesto hasta pálido.

– Es verdad ¿Y tú? ¿Qué tal?

– Bien. Aunque no tengo en mis planes ser madre ahora mismo, por si te lo preguntas. Tengo 18 años. No sé cuidar de mí misma y sería imposible cuidar de un bebé con la vida que llevamos tanto Gavi como yo.

Ella asintió dándome la razón y me miró.

– El otro día mi primo Enzo estuvo en mi casa y Gavi y él estuvieron jugando al fútbol. Me emocioné solo de pensar que podríamos tener un futuro como aquel. Aunque no voy a excederme en pensar en el futuro. Por ahora, no, no quiero niños.

– Debe ser bonito.– dijo Sira mirando el suelo.

– Y que lo digas.

Miré mi reloj. Ya habían pasado los 10 minutos establecidos para que saliesen los resultados y agarrando la mano de mi mejor amiga, nos levantamos del suelo y nos asomamos al lavabo, viendo por fin el resultado.

No sé quien de las dos apretó la mano más.

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Dejar con la intriga es mi pasión je je.

Os dejo esto por ahí porque hay que darle algo de emoción a la historia.

Besisss <3

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora