El día había llegado.
Y yo estaba que iba a darme algo.
Sira se paseaba de un lado a otro con Liam en brazos y ayudándome.
La maquilladora y la peluquera iban a merecer un sueldo extra por aguantarme.
Tras un rato conseguí ponerme el vestido y mi madre me ayudó a colocar el velo.
Cuando me vi en el espejo casi lloro por quinta vez consecutiva.
Sira me miró sonriendo y miró a Liam.
– ¿A qué está guapa cielo?
Yo sonreí y la miré.
– Gracias por todo Sira.
– Gracias a ti, por haberme seguido las locuras siempre.
Nos abrazamos y entonces siguieron colocándome el vestido.
Era un vestido largo, que iba ceñido al cuerpo y el velo era bastante largo.
Intuía que iba a acabar pisándolo en más de una ocasión.
Pero iba a merecer la pena.
Y tanto que iba a merecerla.
Narra Gavi
No paraba de dar vueltas por toda la habitación mientras Ferrán me movía de un lado a otro agarrándome por los hombros.
Entró Pedri por la puerta y se acercó.
– ¿Qué tal?
– Mal Pedri, mal, estoy cagado.
– ¿Por qué?
– ¿Y si me deja plantado en el altar? ¿O se da cuenta de que no soy el amor de su vida? ¿O le pasa algo de camino?
Pedri me agarró por los hombros.
– Hermano, tranquilo ¿vale? Está clarísimo que te ama y que no va a dejarte plantado en el altar. Y ahora venga, colócate la pajarita y ponte la chaqueta que nos vamos.
Le hice caso y después nos subimos en su coche que estaba decorado con flores en los manillares de las puertas.
Llegué a la Iglesia y fui hasta el altar aprovechando para saludar a mi madre, mi padre y mi hermana.
– ¿Habéis hablado con ella?– pregunté desesperado.
– He ido a verla hace un rato.– comentó mi hermana.
– ¿Y?– proseguí.
– Tendrás que esperar para verla.– dijo sonriendo.
Iba a matarla.
Lo tenía claro.
Los minutos próximos estuve hablando con ellos y cuando cerraron la puerta supe que ya estaba aquí, así que me coloqué en mi sitio, nervioso.
Tardaron aproximadamente unos 5 minutos en volver a abrir la puerta.
Y entonces la vi.
Pedri agarraba su mano haciendo de padrino y yo casi me caigo de rodillas al verla.
Parecía una jodida princesa.
Que parecía. Lo era. Era una puta princesa.
Llegó hasta mí y no pude evitar que se me escapase una sonrisa tonta.
Ella también me sonrió y entonces se giró para mirar al cura.
Narra Leah
Que guapo.
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?