– Daniel, deja de empujar a tu hermana de una vez.– dije separándolos.
– Mamá, es que no para de reírse de mí.
Miré a Gala, que andaba con unos lápices en las manos.
– Gala, eso no está bien.– espeté mirando a mi hija.
Ella simplemente puso cara de asco y dio media vuelta para volver a su habitación.
Daniel hizo lo mismo y ambos me dejaron sola en la habitación.
Tener hijos era bonito, hasta que cumplían 4 y 5 años y se volvían unos torbellinos, y si a eso le sumábamos que mi barriga era un bombo ahora mismo no ayudaba.
Me senté despacio en el sofá y me acaricié la tripa que sobresalía de mi camiseta.
La puerta de casa sonó indicándome que Gavi ya estaba en casa.
Me levanté para ir a recibirle, pero dos linces aparecieron corriendo por el pasillo para lanzarse a los brazos de su padre.
– Mira papá, estoy dibujando un perro.– dijo Gala enseñándole un cuaderno que llevaba en las manos.
– Que perro más bonito.– dijo Gavi sonriendo.
– Es feo.– dijo Daniel.
– Feo tú.– espetó Gala y le dio con el cuaderno en la cabeza a su hermano:
– ¡GALA!– grité mirándola.
Esta me miró y después miró a su hermano.
– Pedón.
Gavi la miró.
– Gala, no vuelvas a pegarle a tu hermano.
Esta asintió y después Gavi la bajó al suelo para que volviera a su habitación.
Dani lo miró sonriendo.
– Papá, hoy hemos echado un partido en el cole y he marcado 3 goles.
– Eso es genial colega, choca esos cinco.
Ambos se chocaron y después Dani se fue a su habitación.
Entonces Gavi fijó sus ojos en mí y se acercó sonriendo.
– ¿Dónde está mi princesa?
Sonreí cuando le sentí abrazarme y darme un beso.
– ¿Todo bien?– murmuró mirándome.– No tienes buena cara cielo.
Asentí y le sentí bajar las manos a mi panza.
– Como está el renacuajo.– dijo y después se agachó a besarme la tripa.
Sonreí como una tonta al verle.
– Voy a hacerte un pequeño favorcito.– dijo mirándome sonriendo.
Lo miré y le sentí ponerse de espaldas a mí y entonces agarró mi tripa de ya 5 meses para subírmela y agarrarla.
Casi gimo del gusto.
Había visto eso en TikTok un día y le había dado por hacérmelo, y la verdad es que estaba encantada.
– Tu hija se está volviendo igual de pilla que tú.– dije sonriendo aún con los ojos cerrados.
Le escuché reír y después sentí unos besos en mi nuca.
– Estás preciosa.– susurró en mi oído.
– Cariño, creo que necesitas gafas.
Se río y me giró.
– Lo digo en serio, preciosa.
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?