EXTRA 2

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Gavi cumplía sus maravillosos 30 y los chicos le habían organizado una fiesta sorpresa.

Se supone que vendría de entrenar directo a casa, pero no iba a haber nadie.

Aunque era mentira.

Cuando entró en casa moví un poco a Enzo en mis brazos, que hacía burbujitas.

Intenté que no se pusiera a llorar mientras vigilaba a Gala y a Daniel comiendo galletitas escondidos en una esquina.

Tal y como su padre.

Cuando Gavi entró al jardín, las luces se encendieron y todos saltamos para cantarle el cumpleaños feliz.

Él empezó a reírse y nos miró a todos.

– No me lo creo, Gavi ha llegado a los 30 vivo.– bromeó Balde riendo.

Mi marido le pegó en el brazo y entonces se acercó a mí para darme un beso y coger a Enzo.

– ¿Cómo está mi bichillo?– dijo con una sonrisa, a lo que su hijo le mostró una sonrisa enorme con sus dientitos.

Gala vino hasta mí y me miró.

– ¿Mamá, podemos comer bizcocho?

– Claro princesa, ve con tu hermano y que te dé un poco.

La vi correr hacia su hermano mayor.

Era increíble lo mucho que había mejorado su relación en tan solo 2 años.

Gala ahora tenía 6 años y Daniel acababa de cumplir los 8.

Seguían pegándose de vez en cuando, pero no aguantaban más de 10 minutos sin pedirse perdón el uno al otro.

Enzo era el que más guerra daba ahora.

Quería todo el rato estar con su padre.

Aunque era comprensible, yo me sentía igual.

Y su padre allá que iba siempre, a consentirlo.

– ¿Cómo estás cariño?

Sonreí y lo miré.

– Genial. ¿Quién cumple 30 hoy?– dije bromeando.

– Muy graciosa cariño. ¿Ha venido mi madre?– preguntó mirando alrededor.

– Sí. Y sí, va a quedarse con los niños esta noche.

Me miró con esa mirada que me ponía en la intimidad y me eché a reír.

– ¿No te sacias nunca o qué?

– ¿Perdona? Llevo 6 meses a dos velas. Seis. Y porque fue nuestro aniversario, sino creo que no habríamos fo-

Le pellizqué en el brazo y señalé a Enzo con la cabeza.

A esta edad todo lo copiaban y no quería problemas.

Gavi me miró con una sonrisita y tras darme en el culo se fue a hablar con los chicos.

Fui a la mesa a coger un vaso de coca-cola y miré a Daniel.

– Cachorrillo, nada de atiborrarse a chocolate o te dolerá la barriga.– dije mirándole.

Él asintió con la boca llena de bombones y me reí.

Gala llegó hasta su hermano con el balón de su padre y empezaron a jugar junto a Liam.

Sira andaba de acá para allá echándole la bronca a Sarita, que con tan solo 3 años daba una guerra impresionante.

Sira llegó hasta mí y me miró con una sonrisa.

– Para ser hijos del trasto de Gavi han salido más tranquilos que los míos.

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now