LX

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Estaba muerta y Gavi seguía sin decirme a donde íbamos exactamente.

Hace unas 3 horas había dicho que íbamos a montarnos en el coche para ir a un sitio y aún seguía con la intriga de saber a donde.

Él mientras tanto iba conduciendo sin presión ninguna.

Unos minutos después por fin aparcamos y le miré.

– ¿Qué hacemos en un aeropuerto?

– Ya lo sabrás.– dijo sonriendo.

Se bajó del coche y yo imité su acción.

Cuando llegué hasta él llegó un chico alto y rubio que se presentó como Charles.

Empezó a explicarnos como se manejaban los helicópteros y yo pensé en que estaba pasando exactamente porque no entendía nada.

Cuando acabó de explicárnoslo nos dejó en una pequeña cabina para que nos pusiéramos los trajes que colgaban de las perchas de aquella habitación.

Nos cambiamos y fuimos afuera.

Entonces vi un helicóptero esperándonos y miré a Gavi sonriendo.

No puede ser.

Gavi me miró y me dio una sonrisa.

– Leah, vamos.– agarró mi mano y nos montamos.

Me abroché el cinturón y Charles entró por la puerta, se montó, cerró, se abrochó el cinturón y miró hacia atrás en nuestra dirección.

– ¿Estáis listos?

– Sí.– respondimos ambos al unísono.

Entonces Charles apretó un botón y cogió los mandos y empezamos a despegar.

Cerré los ojos un poco asustada.

Y entonces sentí que dábamos la vuelta y solté un chillido.

Gavi agarró mi mano con fuerza para que supiese que no había nada de lo que temer.

Y entonces abrí los ojos y juré que podía ver toda Barcelona desde allí.

Miré por la ventana y entonces volvimos a girar y cogimos velocidad.

Yo sonreí y miré las luces de la ciudad, que ahora que el sol se estaba escondiendo hacía que todo se oscureciese.

Yo estaba encantada en aquel momento.

Charles nos miraba desde el espejo retrovisor y nos sonreía

– Agarraos bien.– dijo Charles y entonces aceleró y empezamos a girar repetidas veces.

Yo chillé la mar de contenta mientras la mano de Gavi se apretaba alrededor de la mía.

Me sentía con una adrenalina por el cuerpo impresionante.


Al cabo del rato aterrizamos en el mismo lugar de antes y cuando bajé, las piernas me temblaban.

Gavi agradeció a Charles y todos los encargados del lugar y nos metimos en el coche.

En cuanto nos montamos me acerqué a su cara y lo besé.

Joder como necesitaba ese beso.

Gavi correspondió y me agarró la cara para profundizar.

Me separé de él y nos miramos sonriendo.

– ¿Qué quieres que hagamos?– dijo él después.

– Cenemos algo y a la cama.

– ¿A la cama? Leah, es temprano, son ahora las 7 de la tarde, mientras llegamos a Barcelona las 10 y cuando terminemos de cenar las 11. ¿Te vas a ir a dormir a las 11?

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviWhere stories live. Discover now