LXVII

11.1K 320 23
                                    

Gavi iba todos los días a ver a los chicos entrenar y yo mientras intentaba ponerme al día con algunas cosas que tenía pendientes.

Mi madre había estado llamándome estos días pero habia estado pendiente de Gavi, de contratos por firmar y siento que no daba abasto.

Tocaron a la puerta y cuando abrí me encontré a alguien con un repartidor con un ramo de flores en la mano.

Sonreí, firmé y entonces observé la carta que había en el ramo.

"Para una chica preciosa"

Dejé el ramo en la mesa en un jarrón y entonces me propuse preparar una cenita romántica.

Así que preparé la mesa con unas velas y para ser buena hice una ensalada y algo de carne a la plancha.

Gavi llegó un rato más tarde y cuando observó el panorama me miró sorprendido.

Iba guapísimo.

Llevaba unos vaqueros negros y una camiseta blanca con una gorra puesta del revés.

Me acerqué y le abracé.

Correspondió mi abrazo y tras eso, nos sentamos a cenar.

Gavi estuvo contándome que le habían hecho pruebas y que se incorporaría al próximo entrenamiento del jueves.

Me habló de que Balde estaba buscando una casa cerca de La Masía y que estaba intentando convencer a Ansu para que vivieran juntos.

Me reí imaginándome a esos dos viviendo juntos.

Me contó que Pedri y su hermano habían ido a San Francisco junto con Eric para ver un partido de baloncesto, cosa que ya sabía porque había visto las fotos.

Yo le conté que había estado hablando con mi madre y quería que fuésemos a verle.

Había estado limpiando un poco en casa y que había estado desechando contratos que no quería.

Eso es lo que solíamos hacer siempre.

Me encantaba que nos sentásemos a hablar de todo lo que habíamos hecho durante el día aunque no fuera importante.

Y entonces me acordé del ramo y mi cabeza se encendió.

– Hay un ramo en la mesa

– Es bonito.– dijo mirándolo.– ¿Para quién es?

– Para mí

Gavi entonces me miró serio y bebió agua.

– ¿Quién te lo ha traído?

– No lo sé, la tarjeta es anónima.

– ¿Tarjeta?– se levantó y fue hasta el ramo para coger la tarjeta, abrirla y empezar a leer.

Yo lo miré desde donde estaba.

– ¿Quién cojones es? Porque ese tío va a comer suelo.

– Gavi tranquilo, puede que sea de alguna marca o alguna persona que me tiene aprecio.

– Y una mierda.

– Pablo.

– Leah

Suspiré y me levanté para abrazarle.

Él me correspondió con la mandíbula apretada.

Lo miré y reí bajito.

– No seas bobo cielo, es un simple ramo, no una pedida de matrimonio.

– El único que puede regalarte ramos soy yo. Es más, voy a regalarte ramos todos los días.

Reí.

Acababa de picarse contra alguien que ni siquiera sabíamos que era.

Era un competitivo nato.

– Gavi ¿puedes hacerme un masaje?

Asintió y nos fuimos a la cama, donde Luna dormía plácidamente.

Nos tumbamos y me quité la camiseta tumbándome boca abajo.

Él se sentó en mi culo y empezó a masajear mi espalda con mimo.

Adoraba lo bien que se le daba hacer masajes.

Masajeó en círculos.

– ¿Qué tal tus padres?

– Bien, ya sabes, como siempre.– contestó mientras masajeaba.

Yo reí y me relajé.

– Por cierto, los chicos quieren que vayamos de vacaciones a Santorini.

– ¿Tú quieres ir?

– ¿Ir a Santorini para dormir en casas encima del agua, tomar el sol y verte en bikini todo el día? Absolutamente sí.

Reí y masajeó mi espalda suave.

– Quiero viajar hasta el fin del mundo contigo Leah, que nos casemos y poder decir que ya eres mi mujer, que tengamos 2,4,8... 200 críos y que todos, ¿me escuchas? Todos, se parezcan a ti.

Sonreí como una tonta y sentí que me giraba dejándome cara a cara con él.

Después juntó nuestros labios y nos fundimos en un beso cargado de amor.

Después se tumbó encima de mí y yo acaricié su espalda de arriba a abajo.

– ¿Te acuerdas de cómo nos conocimos?– pregunté sonriendo.

– Claro. Aquel día que te vi pensé que si había entrado en el cielo, porque acababa de ver un ángel pasar.

Sonreí.

– Si me odiabas.– dije riendo.– Te miré y me apartaste la mirada.

– Porque me puse nervioso ¿vale?

– Yo te vi y pensé que eras un engreído.

– Y lo soy.– rió.

Negué con la cabeza.

– Eres increíble Pablo. Todos te odian pero no han tenido la oportunidad de conocerte como lo hago yo. Fuera del campo eres ese Gavi atento, cariñoso, sensible, amable, aniñado y créeme que me encanta.

Él me sonrió y me abrazó muy fuerte.

– ¿Y el primer beso?

– Oh dios.– dijo.

– ¿Qué pasa?

– La primera vez que nos besamos supe que ya había perdido. Me sentí en el cielo y encima tenerte en mi cama... fue uno de los mejores momentos de mi vida.

– Yo recuerdo que después me dio vergüenza. No sabía como íbamos a estar después de aquello.

Gavi sin duda había llegado a mi vida como un torbellino para removerlo todo y alterar mi vida.

Sinceramente creo que nunca había sentido todo lo que sentía por él.

Nunca podría explicarlo con palabras porque no encontraba las correctas.

Me sentía afortunada de tenerle tanto como novio como amigo.

Sabía que había millones más en el mundo, pero ninguno, a ninguno le iban a brillar tanto los ojos como a él cuando me mira, ninguno iba a cuidarme tanto como él ha hecho, ninguno iba a sonreírme como él me sonríe, ninguno iba a hacerme rabiar tanto como él, ninguno iba a dedicarme todos sus goles, ninguno me haría el amor como él, ninguno iba a besarme igual, no me tocarían igual, no me mimarían igual y ninguno iba a amarme igual.

Había muchos, sí, pero ninguno era él y eso era lo que marcaba la diferencia.

Lo miré sabiendo que ya se había quedado dormido.

Su rostro lucía sereno, tranquilo y lleno de paz.

Ojalá y siempre pudiera verle al dormir y verle despertar a mi lado.

Sin duda sería el mejor regalo de toda mi vida.

- - - - - -

Me puse ñoña, pero bueno, que se amen mil años más 🥹

Nos vemos en el siguiente 🥺🫶🏻

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora